La película El agente topo obtuvo el premio del público en el Festival de San Sebastián; se colocó entre las mejores películas extranjeras del año en National Board of Review; estuvo en la sección oficial documentales internacionales del Festival de Sundance. Además fue nominada a mejor documental en los premios Independent Spirit; a mejor película latinoamericana en los premios Forqué; y a mejor película iberoamericana en los premios Goya. Todo esto no se esperaba la directora de la cinta, la chilena Maite Alberdi.

“Sabíamos que íbamos a poder distribuirla en algunos países más que esas otras, pero no me esperaba tan buena recepción, ni que la temática sirviera de concienciación, porque cuando acabamos la película era bastante atemporal”, señaló la documentalista chilena en una entrevista con EFE.

El filme chileno que presenta a un espía anciano; una mirada amable y empática a la soledad en la vejez

La película, de 90 minutos, sigue la investigación de un detective privado de ochenta años al que contratan para que se infiltre en una residencia de ancianos de Chile y averigüe si la madre de un cliente es maltratada por los cuidadores.

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“En este año extraño, ‘El topo’ ha hecho algo maravilloso. Lo que ha pasado es distinto a lo que esperábamos, desde luego, y no tiene que ver con nuestra idea inicial, pero de repente, nos ha regalado oportunidades de audiencias que yo jamás habría pensado. Muchos niños vieron la película con sus papás en streaming y se quedan asombrados de ver tantas personas mayores juntas”, señala.

Sorprendida y feliz, la cineasta se enorgullece de haber hecho visibles los ancianos a los más pequeños: “Se dan cuenta de que los mayores están tan aislados que ya no son parte de su visualidad cotidiana”.

“Y -añade-, si no hubiera sido por la pandemia, ese tipo de público jamás lo hubiéramos tenido porque un papá jamás habría entrado con un niño o con un adolescente a un cine a ver El agente topo, pero en la casa, como película familiar, la ven juntos”.

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Cine negro

La directora define su documental como “cine negro que se va transformando en documental antropológico y de observación de las personas mayores, digamos -dice Alberdi con una sonrisa- que es un thriller documental”.

”Todo lo que ha pasado con esta película ha sido excepcional”, señala la directora, quien valora el “espaldarazo” de su país a su documental”, apoyándolo y entendiéndolo como película, sabiendo que puede generar las mismas emociones que cualquier otro tipo de cine”. ”A mí me moviliza, me emociona, y siento esa responsabilidad también”, apunta.

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Es “una validación como higiene para la industria, para que no nos estén preguntando a los documentalistas que cuándo hacemos una ficción, como si uno se fuera a consagrar el día que hace una ficción. En realidad -advierte- no va a pasar esto”.

Su forma de contar, admite, contiene momentos cómicos, porque un documental “puede ser un drama o una comedia, en realidad uno vive con estas emociones y contrastes, puedo estar en un duelo, pero a la vez reír, y no hay una manera de contar. Es esa sutileza y esas contradicciones son las que trato de rescatar”.

Desde su maestría, reconoce que elegir el tema es complicado, pero lo más difícil es “encontrar los personajes, los exactos que te ayuden a encarnar ese tema y que los representen bien. Eso es lo que toma más tiempo porque hay que hacer miles y miles de entrevistas”.

Escena de la película 'El agente topo'. (Tomada de www.pics.filmaffinity.com)

Reconoce que como tema de una película le gustaría que algún político le dejara “seguirlo por años”, aunque duda de que “alguno se preste para eso”, comenta.

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De momento va adelante con su nuevo documental que aborda las relaciones de una pareja en la que a uno de ellos le detectan un alzhéimer precoz.

Crítica sobre El agente topo

Desde la crítica, El agente topo ha recibido, en su mayoría, buenas críticas. “La combinación del formato dramático y documental es desconcertante (...) Pero la gente está conmovedora y la recompensa es compasiva, humana y satisfactoria”, señala Glenn Kenny, de New York Times.

“La película de espías más reconfortante que se haya hecho nunca, una rara combinación de géneros que solo funciona tan bien porque te coge por sorpresa”, dice Eric Kohn de IndieWire.

“Parchea su metraje con imágenes de animales callejeros y coladas etéreas antes de reorganizarse para dar un sincero mensaje sobre el poder de la comunidad”, comenta Amy Nicholson, de Variety.

“No me he podido hacer amigo de este filme porque sus artificios cursis y sin sentido debilitan a sus ideas genuinas”, señala Peter Bradshaw, The Guardian. (I)