La costarricense Domingo y la niebla es la única película iberoamericana en las dos principales secciones del Festival de Cannes, y la primera del país centroamericano en ser seleccionada para Un Certain Regard. Su director, Ariel Escalante, se siente orgulloso y feliz por la oportunidad, como contó en exclusiva a El Universo.

Su selección en Cannes es histórica para el cine tico, ¿cómo lo lleva?

Sí, es la primera vez que estamos en Cannes con una película costarricense. Significa muchas cosas. La comunidad de cineastas en mi país y en Centroamérica está muy unida. Es gente que la está luchando y, de verdad, cuando una película pega, la pegamos todos. Me gusta la idea de estar aquí, por todos los ‘amigues’ y reflexionando: una vez que se abre un portal, ¿que va a pasar después?

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¿Hay inspiraciones reales en el personaje de su película o es todo ficticio?

No. Tiene mucho de la realidad, de cosas que he observado. Me mudé a esta comunidad, Cascajal de Coronado, por seis meses. No solo para conocerla bien. La elegí antes de tener el guion. Quería que formara parte del mismo y ahí conocí a mucha gente que vive como Domingo, mi personaje.

¿Hay más personas así en esa comunidad?

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Así es. Por eso le dedique esta película a Sergio Rojas y a Jerry Rivera, dos líderes indígenas que fueron asesinados entre el 2019 y el 2020. Involucrados en un conflicto de predios, estaban recuperando tierras indígenas tomadas por la burguesía. Sus asesinatos quedaron impunes. Entonces la idea de retratar la historia de Domingo era un poco eso, construir un héroe de la resistencia y por otro lado este antihéroe viejo, solo, macho, tóxico, etc... Me gusta la idea de hacer algo más activo con la audiencia. Quiero que la gente hable sobre la película, que le guste. Siento que esto de las contradicciones nos ayuda mucho a esto.

Domingo (protagonizado por el actor Carlos Ureña) es un hombre viudo y curtido por los golpes de la vida en 'Domingo y la niebla'.

La película puede ser interpretada desde diferentes puntos de vista. Podemos analizarla desde el lado político, ecológico, feminista o humano. ¿Puede explicarnos cuál es el suyo?

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Explicar no, porque justo para eso están allí. Me gusta la idea de hablar de muchos temas a la vez y dejar muchas cosas libres a la interpretación porque así una película se convierte en miles más, conforme dialogas con cada persona. Si hablamos abiertamente desde el punto de vista político, puedo decir que los tiempos son convulsos. La pandemia, por ejemplo, ha venido a exponer este tema de los ricos haciéndose más ricos y los pobres, pagando los muertos. Hay que empezar a sacar conclusiones y tomar medidas al respecto.

¿Qué lugar tiene la masculinidad en este historia?

Quería hablar mucho de la masculinidad frágil, partir de un lugar más personal. En lugar de hablar de teoría de género, quería compartir un poquito mi experiencia. Por supuesto la magia, lo sobrenatural, me divirtió un montón. La película nació porque quería hacer un film sobre niebla moviéndose, porque es divertido. También hay mucho del lenguaje que me interesa, al mezclar todas estas cosas, hacerlas chocar, meterles fantasía, y también incluir un poquito de western. La idea era sobrecargarla un poquito para ver que sale de tanta estimulación.

¿Se considera seguidor del realismo mágico latinoamericano?

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El realismo mágico es una corriente preciosa. De hecho, la escuela de Cine en Cuba, donde estudié, fue fundada por Gabriel García Márquez, por lo que tengo un vínculo muy profundo con eso. Pero también estoy listo para que lo superemos un poco. Siento que es de una época en particular, siento que ha pasado mucho tiempo y que estamos listos para dialogar con el realismo mágico latinoamericano. Pero no necesariamente debemos sentirnos parte de este club, porque queremos hacer el nuestro propio.

La imagen del filme tiene un ritmo algo lento. Pero usted no cesa de introducir estímulos y elementos visuales paulatinamente, con un discurso que apunta a muchas cosas…

Me cuestiono mucho sobre el cine actual, sobre el que alcanza mayor cantidad de audiencia, y si ese ritmo es orgánico o no. Y si viene de lo que la gente quiere ver o si viene de las necesidades que impulsan el mercado. Por eso me gusta reclamar mi soberanía respecto a ese lenguaje, porque no estoy haciendo un cine tan empujado por lo industrial y lo comercial. El cine que hacemos la mayoría de los que estamos acá se resigna a un papel periférico, que me parece fatal. El mundo necesita contrapunto. No tengo nada en contra de YouTube. Lo veo en mi celular, al igual que toda esta manera de consumir audiovisual que hay actualmente. Si quiero cuestionarlo, uso mi cine, no porque nos está empujando algo a través de un mercado. Prefiero hacer una película donde me tome el tiempo para observar algo porque es hermoso. Como puedes estar en contra de eso, es como cuando vas caminando te encuentras una rosa y te detienes a olerla. No son estímulos meramente intelectuales. Tampoco me interesa estar con un cirulo en particular. Me gustaría hablar con la mayor cantidad de gente posible, pero lo que no quiero es complacer. Mi cine, lo que estoy haciendo, creo que tendrá mejor uso, y será más provechoso para cuestionar que para complacer una necesidad. No como lo que están haciendo allá en el Norte con muchos millones de dólares.

Hablando de elementos y capas, Domingo y la niebla tiene su parte mística. ¿Crees en la vida después de la muerte?

No lo sé. Eso es lo interesante, no me he definido, nunca lo he creído. Pero de repente llego a una edad y digo, ¿pero por qué no? No me gusta crear desde la certeza, me gusta crear desde la duda. Y ante todo, quiero vivir en un subcontinente que convierte los muertos en fantasmas sin que nos genere ningún problema, y con esas expectativas y esas creencias sí quiero jugar. Y aunque la película no se ha visto aún en mi país, cada vez que voy a Cajascal con mi familia o mis amigos y hablo de esto, descubro siempre una historia. Es algo tan recurrente, que es muy lindo e interesante. Entonces me emociona ese diálogo cuando se da.

A la niebla, Domingo la reconoce como su mujer. Pero puede ser más que eso: su conciencia, sus remordimientos. Sobresalen dos personajes femeninos: la hija que está en carne viva y la mujer que es niebla ¿cómo logran ambas dialogar?

La película habla de un mundo de hombres privilegiados, sin herramientas emocionales para lidiar con las cosas que les están pasando. Y quería tener estos personajes femeninos, siendo poseedoras de la razón, gente con más fortaleza. A la esposa de Domingo, nunca la vemos. Pero sí se habla de ella y sabes cómo era. Me gusta la relación de Domingo con su hija, rota. Domingo es una persona que siente más que culpa, siente un pesar que quisiera enmendar, pero con su hija Silvia hay muy poca oportunidad. La disculpa no es suficiente y con esas consecuencias tiene que lidiar. Lo malo es que se da cuenta muy tarde de todo eso.