Netflix cuenta en su plataforma con una de las películas que logró buenas críticas en su estreno, allá por 2012, y que no debe pasar por alto aunque no sea tendencia en lo más visto en Ecuador. Pero, ¿por qué verla? La producción británica Anna Karenina es la más reciente adaptación de la afamada novela de León Tolstói sobre la alta sociedad rusa de finales del siglo XIX; está dirigida por Joe Wright.

El filme, que obtuvo el Óscar al mejor vestuario, es una adaptación teatralizada de la novela y una de las varias versiones cinematográficas (la primera fue con Greta Garbo, dirigida por Clarence Brown en 1935, y en 1948 con Vivien Leigh, bajo la dirección de Julien Duvivier). El reparto lo encabezan Keira Knightley, Jude Law, Kelly Macdonald, Matthew Macfadyen, Emily Watson, Aaron Taylor-Johnson, entre otros.

La historia de Anna Karenina trascendió en el tiempo porque explora la capacidad del corazón humano para amar. Está contextualizada en la ostentosa sociedad de la Rusia imperial, más exactamente en 1874, en momentos en que Karenina (Keira Knightley) lleva una vida envidiada por sus similares: es esposa de Karenin (Jude Law), un alto funcionario, y juntos han procreado un hijo y su posición social es codiciada en San Petersburgo. Anna debe emprender un viaje a Moscú, porque su hermano le ha pedido ayuda para salvar su matrimonio.

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En el tren, Anna conoce a una condesa y luego al elegante oficial Vronsky (Aaron Taylor-Johnson). Este encuentro marcará por siempre la vida de ambos, puesto que emprenderán una apasionada historia de amor con consecuencias, porque ella decide cuestionar su aparente felicidad. “Descubrí que la sociedad rusa de la década de 1870 realmente estaba experimentando una especie de crisis de identidad. No estaban muy seguros de dónde ubicarse, ya fueran orientales u occidentales, y optaron por apropiarse de un modo de vida francés. Todos hablaban francés, vestían la última moda parisina, los salones de baile que frecuentaban incluso estaban completamente reflejados para poder observarse a sí mismos, así que realmente vivían su vida como si estuvieran en un escenario”, dijo en su momento el cineasta inglés responsable también de El solista (2009).

Wright es conocido por sus aciertos en el momento de adaptar dramas de época al cine —ejemplos de ellos son Orgullo y prejuicio, Expiación: más allá de la pasión— y con su Anna Karenina da un giro total con respecto a las producciones que le antecedieron. Una “decisión audaz” decían los productores, ya que el filme está impregnado de un enfoque teatralizado, una versión más artística, ya que ambienta casi toda la novela en un teatro. Lo que logró Wright fue una producción depurada y una acertada dirección escénica, tanto en la música y el vestuario como en la dirección artística y la fotografía.

Keira Knightley, Jude Law, Kelly Macdonald, Matthew Macfadyen, Emily Watson, Aaron Taylor-Johnson protagonizan 'Anna Karenina'.

Da la impresión de que el decorado teatral sirve para figurar la falsa naturalidad de la vida social y los espacios al aire libre para dar lugar a las acciones libres de trabas. “En términos de sociedad, el teatro se sintió como una metáfora apropiada. Pero también en términos de la historia de Anna... De lo que trata el libro para mí es de encontrar una forma de vida auténtica, y los roles que jugamos, y los roles que a veces ya no son apropiados”, comentó el director en el sitio www.npr.org.

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Tolstói revela en su novela la hipocresía de una sociedad que se escandalizaba por el adulterio de una mujer, pero también ante la certeza de que ella sufre por sentirse incapaz de atreverse al amor, a la pasión. Es como si Tolstói hubiera humanizado el adulterio o lo hubiera excusado de cualquier consecuencia. “Anna no es una especie de heroína. De hecho, probablemente sea una antiheroína. Creo que Tolstói se propuso escribir un personaje al que consideraría culpable y moralmente corrupto. Pero, mientras escribía el libro, es como si Anna se levantó de la página frente a él y él comenzó a enamorarse de ella. Tolstói probablemente tuvo una relación bastante ambivalente con Anna. Y eso para mí es la fascinación perdurable de la novela. Que ella es un personaje que es, a veces, cruel y, sin embargo, a veces, ella también - ella es no es una hipócrita, y cree en algo hermoso. Por eso, Anna es terrible y maravillosa, y creo que por eso la amo”, dijo Wright al mismo sitio.

Joe Wright, director de 'Anna Karenina' Foto: Shutterstock

Las infidelidades del hermano de Anna disparan las alarmas sobre por qué él sí puede engañar a su esposa y Anna no (de hecho, la novela empieza con ese adulterio y a la vez muestra, de manera destacada, la infelicidad femenina). “La hipocresía es fundamental para la historia, y eso fue de gran interés para mí; pero realmente estaba interesado en esta pieza más de conjunto. Todos estos personajes están tratando de averiguar a quién amar, y la situación de Anna es parte del lienzo. Pero no creo que sea una mártir para amar”, dijo Wright.

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A lo largo de la novela de Tolstói, el adulterio surge como fuerza motriz. Aunque este ciertamente tiene consecuencias morales y religiosas en la novela, las principales causas y efectos de los actos de infidelidad se exploran en términos de problemas sociales. Los sentimientos de asfixia social impulsan a Anna a tener una aventura, y los personajes toman decisiones en función de cómo perciben que sus elecciones se desarrollarán en la sociedad.

La situación de Anna es su aventura con el conde Vronsky. Su marido es un anciano aburrido y la ignora en gran medida. Esto no justifica sus acciones, pero se enamora de un hombre más joven, guapo y divertido. La aventura de ambos revitaliza la existencia de Anna. Pero lo que se viene los conducirá a la desgracia. Ella está condenada si lo hace y condenada si no lo hace.

El filme de Wright subraya el espectáculo y la teatralidad de la alta sociedad de esa época, en la que las normas y las hipocresías de la vida pública son visibles.

Jude Law y y Keira Knightley en 'Anna Karenina'.


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