Después de seis meses, Harpo ha vuelto a ir al cine. La experiencia ha sido motivada más por la curiosidad que por las películas en cartelera. Como ya todos sabemos, los grandes estrenos están aplazados hasta que la situación se normalice. La película elegida fue producto más de la comodidad del horario que por sus propias cualidades: El juego del asesino (Night Hunter, 2018), protagonizada por Henry Cavill. De ella hablaremos luego, empezaremos por las medidas de bioseguridad que están tomando las salas de cine.

Las entradas se pueden comprar en la taquilla, pero es mucho más cómodo comprarlas online o a través de la aplicación del celular. Esto ya era posible antes de la pandemia, pero ahora, más que comodidad, es una precaución adicional. Al entrar le tomarán la temperatura, tendrá que pisar la alfombra de desinfección de calzado y le pondrán gel en las manos. En el bar se hace una fila para ordenar y otra para retirar. Se puede pagar en efectivo, aunque mejor es hacerlo con tarjeta para tener menos contacto. Usted mismo se encargará de introducir la tarjeta en el lector y de retirarla una vez terminada la transacción. Cada pedido viene con una toallita húmeda desinfectante. El uso de mascarilla es obligatorio en todo momento, excepto cuando esté comiendo. El suelo está señalizado y algunos asientos han sido deshabilitados para mantener distancia. Se ve que se lo están tomando en serio. Obviamente para que todo esto funcione es necesaria la colaboración del público. Por lo menos en el día y hora en el que yo asistí así sucedió.

¿Y la película? Nada del otro mundo, entretenida aunque un poco tonta. Una cinta de suspenso y acción más del montón. Es lo que hay por ahora mientras esperamos el regreso de los grandes estrenos. (O)

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