El Museo de la Comida Asquerosa en Malmö, Suecia, que ha tenido muestras con testículos de toros y quesos infestados de gusanos, presentó ayer una exposición temporal de bebidas desagradables.

El director del museo Andreas Ahrens dijo que quiere impulsar a la gente a examinar su relación con el alcohol al mostrar los extremos a los que ha llegado la gente para lograr bebidas que alteren la mente.

La gente está muy desesperada por embriagarse en el mundo”, dijo Ahrens. “Así que cuando nos encontramos en una situación en la que no hay alcohol, nos ponemos bastante inventivos y hemos estado haciendo esto por milenios”.

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La mayoría de las bebidas en la exposición se consumen realmente en alguna parte del mundo, pero para aquellos que no están familiarizados con el sabor podrían parecer repugnantes.

Entre ellas hay licores herbales amargos como el Gammel Dansk, que se toma en Dinamarca, así como el Fernet-Branca, un amaro italiano. “Mucho de lo que tomamos es un gusto adquirido”, dijo Ahrens.

El museo en la ciudad sueca de Malmö se abrió hace dos años con la idea de repugnar y entretener, pero también llevar a la reflexión sobre cómo nuestras nociones sobre lo que es delicioso, o asqueroso, son determinadas culturalmente.

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Entre las decenas de artículos de comida que se suelen mostrar en el museo hay pene de toro, batidos de rana de Perú, vino hecho con ratones bebé que es consumido en China y Corea y el “surstromming” de Suecia, arenques apestosos, pútridos y fermentados.

Muchas de las bebidas fermentadas que se exponen ahora igual harán que se revuelva el estómago. Una de ellas es una antigua bebida coreana creada para ser usada como medicina con heces de niño fermentadas y arroz.

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Ahrens señaló un tarro con un líquido lechoso, creado con la ayuda de una donación producida por su hija menor. Explicó que el “vino de popó” era parte de la medicina tradicional surcoreana para ayudar a sanar fracturas y heridas, pero no es algo que se consuma en Corea en la actualidad.

Otras bebidas en la muestra incluyen la chicha de muko, una bebida peruana de maíz que se fermenta masticándolo y escupiéndolo, una ginebra de Uganda hecha con plátano fermentado y vino hecho con una naranja muy madura y fermentada en un retrete de prisión.

La muestra cuenta lo que ocurrió en la Unión Soviética cuando el gobierno cerró las tiendas de alcohol para reducir la embriaguez: La gente comenzó a tomar perfume y barniz, lo que llevó a la muerte de muchos.

Otro líquido en la exposición es una cerveza de Islandia hecha con testículos de ballena que es ahumada en estiércol de borrego.

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“Algunas de estas cosas son tan normales en algunas sociedades. ¿Deberían ser tan normales?”, dijo Ahrens. “Por qué no escuchamos a nuestro cerebro y decimos ‘si sabe de esta manera quizá no deberíamos beberlo’”.

En la entrada del museo en el centro de la ciudad hay un pizarrón que indica cada vez que alguien ha vomitado durante una visita. Ahrens corrige el número a “2 días desde la última vomitada”. (I)