Escribí por primera –y única– vez sobre Eddy’s hace casi cuatro años. En esa época era una marca de la que se comenzaba a hablar, sobre todo entre los jóvenes, y había abierto su segundo restaurante. En dicha columna hablé sobre su hamburguesa Big Eddy y sobre una costilla, ponderando su gran relación precio-calidad, haciendo una pequeña crítica al servicio y a ciertos pequeños detalles.

Años después de aquella columna, la empresa ha crecido tremendamente, con dos locales en Urdesa, Aventura Plaza, Samborondón y Malecón. Su nuevo local en Víctor Emilio Estrada y Laureles tiene dos pisos, alojando a casi 200 personas, con un formato distinto al de los anteriores.

Tiene mesas de billar, dos barras en planta alta y baja, con un escenario para presentación. Hoy en día es uno de los restaurantes más exitosos de Guayaquil y una de las marcas con mayor crecimiento en reconocimiento del consumidor.

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Los pequeños errores de servicio de los que escribí no se notan más. Su operación se ha profesionalizado, su decoración, estética y detalles se han pulido, y sin duda sus costillas han mejorado más. Eddy’s no fue el primero con ese tipo de menú en la ciudad. Gigantes mundiales de la industria como Tonny Roma’s y otros entraron primero al mercado.

Sin embargo, Eddy’s es quien lidera hoy la categoría en Guayaquil. Difícil entender el secreto de su éxito. No fue el pionero, sus locales no tenían mayor inversión que sus competidores, y su ubicación tampoco era mejor. Dos son los porqués a los que atribuyo su crecimiento y éxito: es a mi juicio la mejor relación precio-calidad de dicha categoría en la ciudad. Eddy’s entendió algo no usual en Guayaquil, que se puede hacer negocio con márgenes de dos cifras y no de tres, sin esquilmar al cliente.

Hasta sus cervezas y sangría están por debajo del mercado un 40 %. Luego, sus restaurantes mejoran continuamente en infraestructura y servicio. No puedo juzgar sus alitas, puesto que es un plato que, confieso, detesto en cualquier lado. De Eddy’s recomiendo sus costillas St. Louis, realmente deliciosas. Es el ejemplo de una marca que ha hecho las cosas bien. (O)