El príncipe Enrique y Meghan Markle ahora viven en The Chateau, una mansión ubicada en la exclusiva localidad californiana de Montecito (Santa Bárbara), cerca de donde viven celebridades como Oprah Winfrey y Ellen DeGeneres.

La vivienda les costó unos 14 millones de dólares y está equipada con nueve habitaciones y 16 baños. Pero la historia del terreno en donde está levantada la mansión de los duques de Sussex es un poco inquietante. La zona fue una extensa finca cuyo dueño era Stanley McCormick, un adicto al sexo y esquizofrénico.

Stanley -que había heredado la fortuna de su padre, Cyrus McCormick, el inventor de una segadora mecánica que revolucionó la agricultura en el siglo XIX- tuvo que luchar contra la esquizofrenia durante años. El hombre fue confinado al segundo piso de su mansión en Riven Rock Estate por cuatro décadas.

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Además sufría de una obsesión sexual paralizante, mostraba episodios de violencia y era considerado una gran amenaza para mujeres, al punto de que médicos y enfermeros varones tenían que sujetarlo cuando su esposa Katherine, sus hermanas o cualquier otra mujer se encontraban en la habitación.

Según la novela Riven Rock, publicada por TC Boyle en 1998, debido a su condición Stanley tenía que dormir con un arnés de cuero que mantenía sus manos junto a sus tobillos toda la noche, de esta manera no podía tocar sus órganos sexuales, detalla Daily Mail. Con el tiempo desarrolló conductas fetichistas.

La familia McCormick contrató a Gilbert Van Tassel Hamilton, un destacado científico del comportamiento, con la esperanza de encontrar una cura para los problemas de Stanley. El doctor incluso estableció un laboratorio de primates en Riven Rock para realizar sus estudios, aunque finalmente sus esfuerzos no lograron producir ninguna ayuda para los episodios regulares de demencia y violencia del millonario.

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Stanley nunca pudo superar sus padecimientos, pero sus familiares hicieron lo posible para que se sienta bien dentro de su casa. Esta fue equipada con todos los lujos: obras de arte, jardines con plantas exóticas, huertos, campo de golf y hasta un teatro. Sin embargo su salud mental se fue deteriorando, a tal punto que su madre solo lo podía ver a lo lejos, con la ayuda de unos binoculares; Katherine, su esposa, se mudó a Boston debido a que no podía asimilar la grave situación médica que pasaba su esposo.

El millonario murió de neumonía en 1947, dejando a Katherine como su única beneficiaria. Ella heredó aproximadamente $ 40 millones (unos $ 500 millones en la actualidad) y centró su tiempo en la filantropía para los problemas de salud reproductiva; falleció a los 92 años, en 1967.

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En años posteriores los psiquiatras determinaron que la esquizofrenia que padecía Stanley McCormick era provocada por un desequilibrio químico. (I)