En dos horas de concierto Alejandro Sanz 'derritió' a los miles de fanáticos que llegaron a verlo al estadio municipal de Cuenca. Su última visita a la ciudad fue el 15 de febrero de 1998 como parte del Tour Más, pero 22 años después cantó con la misma energía en la serie de conciertos denominados #LaGira.

Para calentar el ambiente que llenó el estadio -a pesar del temor de la propagación del coronavirus- y aumentar la expectativa, el músico subió una fotografía en su cuenta de Instagram luciendo un sombrero de paja toquilla. Con solo escribir “Mi felicidad previa por veros eriza pieles. Gracias #Cuenca” alcanzó más 84 800 Me gusta y 1868 comentarios en menos de 12 horas.

Como para minimizar la lluvia y hasta que las localidades se completen, la producción pidió al solista cuencano Pacho Marchán que interpretara cuatro temas de su autoría: Estaciones, A la mujer más linda que llegó, Disfraz y No se sienta sola.

Publicidad

Una hora después, el gran escenario que contenía nueve pantallas ledes se apagó y la música empezó a sonar. Un relajado Sanz interpretó Hoy que no estás y comenzó el delirio. La gran mayoría de temas eran coreados a todo pulmón, especialmente los más añejos, mientras que los más recientes fueron aprovechados para bailar.

El estadio lucía lleno, la actual situación respecto al coronavirus no fue impedimento para que fanáticos de varios lugares del país se dieran cita al lugar. Foto de Johnny Guambaña.

En el tercer tema saludó a todos sus fanáticos, hombres y mujeres, a quienes les dijo que aunque habían pasado dos décadas desde su última visita “nunca es tarde y la dicha es buena. Espero que la pasen bien, hagan lo que quieran”.

Al inicio de la cuarta canción empezaron a desfilar los invitados especiales. El primero fue Daniel Betancourth y al igual que su concierto en Quito interpretó a su lado No tengo nada.

Publicidad

Pero mientras el espectáculo seguía, Betancourth bajó a la cancha para seguir disfrutando de la música. Aunque intentó pasar inadvertido usando una gorra y una capucha, sus seguidoras lo reconocieron y le pidieron fotos. En ese instante aseguró que cantar con Alejandro Sanz era una sensación indescriptible que le hizo “volver a tener 15 años” y recordar por qué se hizo músico y empezó a escribir canciones.

Siguiendo el mismo set list de dos días atrás en Quito, Sanz repitió los temas de El disco. Una de las sorpresas de la noche llegó con el tema trece cuando cantó Y morirme contigo, de su compatriota Joaquín Sabina.

Publicidad

Y así, entre adrenalina y gargantas desgastadas llegaron las 22:37 cuando Sanz se despidió la primera vez. Pero ante la exigencia de la gente regresó a decirles: “Se me olvidó cantar un par de canciones”, y empezó con un mix de sus clásicos temas como Y si fuera ella, Amiga mía y Mi soledad y yo.

Por segunda ocasión las luces se apagaron y volvió al pasado para cantar una versión acústica y calmada de Viviendo de prisa, publicada en 1991 en su álbum debut como solista. En esa misma línea le siguió Lo ves y como no podía despedirse con un tema suave retornó con Corazón partío. Mientras Sanz con más años, canas y experiencia cantaba este tema, el videoclip original lo pasaban en las pantallas.

La despedida también fue virtual y desde su cuenta de Instagram posteó un vídeo de esa noche con el mensaje “Sois mis ganas de volver una y otra vez”. (E)