María Fernanda Ampuero, 43 años. Escritora. La autora de los libros Lo que aprendí en la peluquería, Permiso de residencia, crónicas de la migración ecuatoriana a España, Colección de crónicas sobre los espacios y Pelea de gallos es la nueva directora-gerenta del Plan Nacional del Libro y la Lectura, organismo del Ministerio de Cultura y Patrimonio. Los libros escritos por María Fernanda se relacionan con temas de la mujer, los migrantes y su reciente obra, Pelea de gallos, con la ficción. Se confiesa más que apasionada por la lectura y tiene gran optimismo en que esa pasión podrá trasladarse a los ecuatorianos de todas las edades, para lo que debe superar una gran dificultad: el alto costo que tienen los libros en nuestro país.

¿En qué condiciones recibe el Plan Nacional del Libro y la Lectura?

Lo estoy recibiendo, apenas. He vuelto al país después de 16 años. Eso ya es una revolución en mi cabeza. Llevo muchísimos años siendo freelance (trabajo sin dependencia). Yo empecé mi carrera en Diario EL UNIVERSO. Veo una libreta de este Diario y me da nostalgia. Es la primera vez que tengo un trabajo de oficina y una responsabilidad de esta magnitud. Yo siempre he sido escritora, ¿Y qué recibo?: una fecha de una feria del libro que es en noviembre...

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Fecha que está cerquita...

Ya mañana, prácticamente; recibo mucha gente nueva, comenzando por el ministro.

¿Hay química con el ministro?

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Mucha. Yo no lo conocía en persona. Obviamente, sabía quién era. Una cosa que a mí me convenció desde siempre y antes de pensar que volvería al país para trabajar fue la gente nueva, la limpieza. Me identifico mucho con él (ministro); somos de la misma generación, somos casi de la misma edad. También me identifico con él por habernos hecho a nosotros mismos en un país que es muy difícil ser artista.

¿Los libros son parte de su vida?

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No son parte de mi vida, son mi vida. Yo no sería la persona que soy sin los libros.

Para hacer realidad el plan, hacen falta fondos, ¿cómo está eso?

Hay mucha voluntad de Juan Fernando para que el libro sea una de nuestras prioridades, no solamente dando dinero. A veces se piensa que solamente dando fondos se mueven las cosas. Quitando aranceles y quitando trabas también se mueven. Yo veo que hay una enorme voluntad para que el mercado editorial tenga facilidades. No puede ser que el libro ecuatoriano sea tan caro; no puede ser que la importación del libro sea tan demencialmente cara. El proceso desde cuando una editorial saca un libro hasta cuando el libro está en circulación se encarece infinitamente.

¿Y se puede hacer algo?

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Vamos a ver. Una cosa que he aprendido de Juan Fernando en tan poquitos días es que no hay imposibles a pesar de que el Estado puede ser inamovible. Y yo creo que sí es posible: ya se hizo lo del arancel cero para la actividad cultural. Y se está gestionando la economía naranja para el sector cultural. Es injusto que como creadores nunca hayamos sido considerados como trabajadores; no tenemos seguridad social; no puede ser que estemos desamparados por el Estado.

¿A qué sector se dirigirá el Plan de Libro y la Lectura?

Tengo claro que el libro es un negocio. Estoy al frente de un plan que abraza a gente que vive de esto; yo no puedo descuidar esa parte; el mercado editorial es un negocio hermosísimo, pero si no se venden los libros, hay mucha gente que no come. Yo sé que una de mis prioridades tiene que ser apoyar a la industria editorial ecuatoriana, que ha estado bastante abandonada y aun así hay montones de editoriales independientes. Este campo tiene tres patitas: las editoriales, los lectores y los creadores.

¿Y la baja lectoría que se registra en el país?

Alguien que como yo, que ha amado y ama los libros y que ha sido como un ratón de biblioteca, esté en esta función es un mensaje fuerte (...). El libro ha sido para mí el salvador de mi vida, la compañía de mi vida y lo que me ha permitido ser quien soy. Con los libros nunca me he sentido sola. Ese entusiasmo que le tengo por el libro, que no es nada fingido, procuraré trasladar a los demás. Se va a contagiar ese amor profundo que tengo por el libro.

De este plan, ¿qué va a dejar de herencia?

Yo quisiera que el ministro (de Cultura y Patrimonio) pudiera trabajar en la ley del libro; quisiera que por ley las bibliotecas del país tengan un presupuesto intocable y permanente para la compra anual de libros. No puede ser que trabajemos en el fomento de la lectura y no compremos libros. Vamos a hacer unas campañas hermosas para leer libros de editoriales independientes, leer libros ecuatorianos, que la escritura sea una cosa sexi, para que la gente pueda llevar un libro con orgullo y no el reloj ni el celular. (I)

 

Cómo puede ser que en un país cuyo sueldo básico es de $ 394, una persona tenga que gastar $ 25 en un libro. Y peor cuando esa persona tiene un hogar con niños, jóvenes y adultos”.