Los fanáticos de las produccio nes de Pedro Almodóvar ya no tienen que esperar más para poder ver la reciente cinta del director español. Dolor y gloria se exhibe a partir de hoy en las diferentes salas de cine del Ecuador.

Dolor y gloria es la película más íntima de Pedro Almodóvar en cuarenta años de carrera, centrada en un realizador melancólico interpretado por Antonio Banderas.

Aunque prometió que jamás publicaría su autobiografía, Almódovar ha admitido estar “emocionalmente desnudo” en esta película, su vigésimo primera, en la que aborda de una forma sobria, casi púdica, el amor, el dolor y la reconciliación.

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“Necesitaba hacerla. Ha sido una especie de bálsamo, estaba preocupado por las mismas razones que el protagonista. No estaba seguro de poder hacer físicamente la próxima película y tengo miedo de no sentir la misma pasión que he sentido hasta ahora por contar historias. El hecho de haber hecho la película significa que he superado esa incertidumbre momentáneamente”, dijo el director el mes pasado en el Festival de Cannes.

Un niño que se descubre homosexual en un medio rural y católico, dos hombres maduros que se besan tiernamente... Su mundo íntimo se encuentra condensado en el largometraje, que pasa por el escáner las emociones y los lamentos de una vida, pero sin los excesos de un melodrama.

A sus 69 años, Almodóvar se brinda nuevamente el placer de filmar los andares y las miradas de su actriz fetiche, Penélope Cruz, a quien confía un rol prominente, la de joven madre que se pliega ante los problemas, pero se ilumina cantando en el lavadero.

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Además, la actriz española Julieta Serrano, que también aparece en la primera cinta del manchego Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), representa a la madre ya mayor. Esa que hace repetir las instrucciones para su entierro. Esa que insiste, en vano, “no quiero que pongas nada de mí en tus películas”. (E)