Alemania autorizó este viernes la llegada a sus ciudades de los patinetes eléctricos, tal como hace la mayoría de sus vecinos, tras un encendido debate que aviva la batalla por compartir las calles entre peatones, automovilistas y ciclistas.

"Rara vez una nueva tecnología suscita a la vez semejante entusiasmo y tanto rechazo" resumía el lunes pasado Achim Berg, presidente de la federación Bitkom de empresas digitales.

La cámara alta del parlamento alemán adoptó hoy un decreto presentado a principios de abril por el ministro de transportes, el conservador Andreas Scheuer, para integrar en el código de tráfico a los "vehículos de propulsión eléctrica sin asiento".

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Esta presentación ante representantes de los 16 Estados-regiones del país no fue una mera formalidad y obligó al ministerio a revisar su proyecto inicial, debido a objeciones de cargos locales, sindicatos policiales o aseguradoras.

No se admitirá en las aceras a los monopatines que circulen hasta a 12 km/h, mientras que los que vayan a velocidad de hasta 20 km/h deberán usar las calzadas. No se ha querido seguir el ejemplo de París, donde los patinetes hacen eslalon entre los peatones.

La reglamentación obliga a estos patinetes a circular en vías para bicicletas o en las calzadas, y se prohíbe su uso para los menores de 14 años.

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Desde hace meses, la primera economía europea, con su geografía llana y muy urbanizada, y su red de pistas para bicicletas, era el destino ideal para las empresas del sector.

Así, la start-up berlinesa Tier o la sueca Voi ya han establecido contactos con las autoridades locales y los administradores del transporte urbano para presentar sus ofertas. Esperan ganarles de mano a las estadounidenses Lime y Bird, líderes de este sector en pleno desarrollo. (I)