Invitada a exponer en el techo del Museo Metropolitano de Nueva York, la artista alemana-polaca Alicja Kwade pone en juego los rascacielos del horizonte con las esferas de su instalación, arrastrando al visitante a un vértigo de relatividad.

Conocida por sus esculturas e instalaciones emblemáticas, la artista que ganó notoriedad en la Bienal de Venecia en 2017 es la séptima invitada desde 2013 a la terraza con vistas al Central Park.

En el techo del Met, Kwade desplegó una serie de marcos metálicos gigantes donde esparció nueve esferas masivas, una de las cuales pesa 1,6 toneladas. Las piedras tienen diferentes orígenes, de la India a Noruega, pasando por Brasil.

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Como en todas las obras de Alicja Kwade, el mensaje de la instalación "ParaPivot", visible a partir del martes y hasta el 27 de octubre, es múltiple y las interpretaciones son variadas.

La artista buscó ante todo adentrarse en el horizonte de Manhattan y su bosque de edificios.

"Cuando uno mira desde ciertos lugares, diríamos que la esfera está ubicada sobre los rascacielos, como si fuera un pedestal", dijo Kwade, y explicó que las torres son, al final, "simplemente pedestales de capitalismo puro".

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"Nueva York y su línea de horizonte son la imagen más caricatural de una ciudad, de lo que las personas imaginan como la más bella realización cuando uno quiere alcanzar el éxito", afirmó.

También buscó poner en relación ese deseo de construir, de dominar el mundo que nos rodea, con esos marcos metálicos, el espacio y sus planetas, simbolizados por las esferas.

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Imagina que el visitante se sentirá "pequeño y grande al mismo tiempo", con la sensación por un lado de "estar en medio del universo, jugar a ser dios", y por otro de hallarse "en una esfera que gira, y sentirse un poco pequeño".

Esta invitación a interrogarse, a relativizar de manera permanente, es una constante en el trabajo de la artista de 40 años.

"Siempre admiré la obra de Alicja por su capacidad (...) de ser extremadamente precisa, casi severa, pero al mismo tiempo, desconcertante", explicó en la presentación de la instalación el director del Met, Max Hollein.

"Puede ser difícil de aprehender", reconoció, "pero está llena de estímulos que suscitan fascinación". (I)

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