Cristhian Manzo divide su tiempo libre entre el gimnasio, jugar Pokémon GO con su smartphone o ver videos en YouTube en su inseparable laptop. Pronto iniciará su último semestre de la carrera de Diseño Gráfico en la Espol y cuando se gradúe sus objetivos son tomarse un año sabático para viajar o estudiar Gastronomía. Y no, no es un milenial, este joven nacido en 1996 integra un nuevo grupo, el de la generación Z o centeniales.

Estos jovencitos están decididos a construirse una vida alejada de los códigos y de las aspiraciones de sus mayores. Su vida diaria transcurre en varias pantallas y están acostumbrados a tener mucha información a la mano. Su vocabulario está lleno de acrónimos y de anglicismos. Más de la mitad de los centeniales considera que la auténtica vida social transcurre en las redes sociales, donde el 84% tiene una cuenta registrada, según una encuesta de la agencia estadounidense JWT. Por eso, para ellos es más sencillo chatear que hablar.

Pueden pasar más de tres horas diarias ante sus pantallas, según un análisis del gabinete norteamericano de estudios Sparks and Honey. Padecen FOMO (Fear of missing out), el miedo a perderse algo, y odian la idea de no estar conectados.

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Pero lo quieran o no, esta generación también se alista para incursionar en el mundo laboral. Por ello Stefanny Veloz, de 19 años, eligió Administración de Empresas en la Universidad Católica de Santo Domingo. “Es la que tiene más puertas en cuanto a lo laboral”, indica la joven, aunque agrega que su primera opción era estudiar en el extranjero, pero no contó con los recursos suficientes para solventar esa aspiración.

Carlos Fernández, de 22 años, se graduó hace poco de licenciado en Comunicación Social. Él aspira a conseguir un trabajo “en el que la cantidad de trabajo que realice sea proporcional al sueldo que obtenga”.

Este centenial indica que sus redes preferidas son Twitter, para el ámbito noticioso, e Instagram, por el lado del entretenimiento y de sus amistades. En cambio, evita Facebook” porque (allí) todo el mundo quiere saber todo de todos”.

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Miulyn Naranjo, también de 22 años y estudiante de leyes en la Universidad Laica Vicente Rocafuerte, no descarta vivir en el extranjero, si se le presentan mejores oportunidades. “Aunque pienso que Guayaquil es muy apto para dar un buen estilo de vida”, indica.

Todos estos centeniales se mostraron muy interesados en el tema ambiental, una de las características de su generación. (I)