Desde Brasil, Colombia y Uruguay, jóvenes diseñadores latinoamericanos llevan a Londres una muestra internacional organizada durante la Fashion Week, creaciones de moda en las que el arte se entremezcla con las reflexiones políticas y personales.

Desde que debutó el 2018 con su propia marca en Montevideo, Clara Aguayo trabaja con telas vintage “rescatadas” de la antaño floreciente industria textil uruguaya.

“Hace 30 años en Uruguay se hacían lanas para Armani, para trajes de sastrería, pero ahora esa industria está en una agonía total porque no puede competir con el mercado chino”, explica la diseñadora, de 27 años.

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Logra procurarse así tejidos de gran calidad a bajo precio, que después estampa a mano con tinta corrosiva o pinta con soplete.

"Busco la elevación de unos materiales que han sido rechazados, agregándoles valor a través de prints, de bordados", explica.

Con una política de cero desperdicio, corta sus patrones como si se tratara de un puzle, aprovechando cada centímetro, o construye sus prendas mediante pliegues como un origami.

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Diseños de Clara Aguayo. Foto: AFP.

Su primera colección en solitario, de la que en Londres muestra una pequeña parte, se inspira en los paisajes marítimos de su país, en su belleza melancólica y sin pretensiones.

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Con amplios pantalones en organza, vestidos drapeados de velur y voluminosos abrigos de tencel, sus sobrios modelos femeninos se exponen sobre maniquíes que emiten sonidos distorsionados del mar.

"La naturaleza puede ser a veces conmovedora pero otras veces totalmente opresiva, como el viento que golpea constantemente contra la costa", explica Aguayo, reconociendo que este oscuro trabajo nació como respuesta a un momento de profunda ansiedad personal.

El conjunto es un montaje artístico que traspasa las fronteras de la moda. Una vía que, admite, le parece seguir explorando, posiblemente en Europa.

Género e identidad

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La colorida propuesta del brasileño David Lee, de 27 años, se sitúa en un lugar diametralmente opuesto.

En su pequeño taller de Fortaleza crea una moda masculina que explota la idea de intimidad y confort, combinando la sastrería de cómodos pantalones en sarga de algodón con abrigos oversized hechos de crochet en rojos, azules y amarillos vibrantes.

“El crochet es tradicional en mi localidad y además pertenece a un universo que no es común en el hombre”, indica Lee, que en esta, su sexta colección, buscó “deconstruir la idea de masculinidad” entretejiendo conceptos como la fuerza y la fragilidad.

También la colombiana Laura Laurens, cuya marca trabajó en el pasado con minorías como los excombatientes o las víctimas del conflicto armado, parte de conceptos de género en una colección para la que colaboró con dos mujeres transgénero de la comunidad indígena Emberá.

“Es una población muy vulnerable en Colombia, que está en los bordes” de la sociedad, afirma esta diseñadora de 36 años, asegurando que siempre le “ha interesado cuestionar los límites, diluir un sistema dual basado en hombre-mujer, bueno-malo, indígena-blanco”.

Utiliza las composiciones florales hechas por las Emberá con minúsculas chaquiras de colores para embellecer sencillas telas militares en algodón, que utiliza para confeccionar chaquetas que se combinan con finos pantalones o blusas con motivos de animales o vegetales.

Laurens trabaja con las mujeres en su entorno de la selva, en el resguardo Karmata Rúa, situado en el suroeste antioqueño, antes de terminar sus creaciones en su taller de Bogotá. Su marca tiene desde 2013 una antena comercial en París, desde donde ha exportado una decena de colecciones.

Pero nada comparado con esto, reconoce. Aquello es más comercial mientras que aquí "se está mostrando algo que la gente no ve normalmente, un proceso creativo".

Organizada por el British Fashion Council y el London College of Fashion con motivo de la Fashion Week Otoño-Invierno 2019-20, esta muestra de moda reúne hasta el 24 de febrero a 16 diseñadores de orígenes tan dispares como Vietnam, Kenia o Italia.

Fueron elegidos entre decenas de talentos emergentes por su calidad y originalidad en el marco de un proyecto que incluye formación empresarial para ayudarles a internacionalizar sus marcas.

"Funciona como una validación de tu trabajo", afirma Lee, que ya vende en todo Brasil pero espera, a partir de aquí, poder expandirse a un mercado internacional. (I)