En una tarde de noviembre, Hans-Jürgen Topf caminaba tras bambalinas en la Mercedes-Benz Arena, donde decenas de personas descargaban el equipo para el último concierto de la gira Experience+Innocence de U2. Después de saludar y abrazar con entusiasmo a varios miembros del equipo, Topf, de 62 años, llegó a una sala llena de lavadoras y secadoras encendidas. “Esta es mi vida”, dijo. “Los artistas viven su vida y yo vivo mi vida de lavandería”.

Topf es el especialista en lavandería para giras más reconocido en el mundo. Ha viajado con muchas de las celebridades más grandes de la música, entre ellas Madonna, Pink y Beyoncé. Conforme las giras se han vuelto más grandes y más profesionalizadas, la logística que involucran es cada vez más abrumadora. Experience+Innocence, de U2, duró unos siete meses y recorrió dos continentes, para lo cual se requirió del trabajo de aproximadamente 150 personas. Todas ellas necesitaban alimentos, dónde quedarse y, sí, ropa limpia.

Para eso está “Der Topf”, como le gusta hacerse llamar. Su empresa, Rock ’n’ Roll Laundry, proporciona equipo y personal de lavandería para las producciones de las giras. Aunque Topf no estuvo en la gira de U2 por una lesión en la espalda, fue a Berlín a recoger las máquinas que le rentó al personal (por lo general ahora se queda en su natal Alemania, debido a su lesión, pero las giras previas lo han llevado a países de Sudamérica o a Australia).

Publicidad

Idea pionera

“Mi buena reputación ya es conocida”, dijo Topf. En el mundo de la música antes “nadie abordaba el tema de la lavandería, nadie quería aprender a hacerlo”, añadió: “Hasta que desarrollé un sistema para solucionarlo”.

Achim Topf limpia las zapatillas deportivas de los integrantes de la banda Die Fantastischen Vier, en Berlín.

“Es un pionero”, dijo por teléfono Jake Berry, director de producción en la gira de U2. Berry explicó que aún hace veinte años la mayor parte de la ropa durante una gira debía lavarse rápidamente en alguna de las paradas; para lo cual se recurría a cualquier lavandería local de autoservicio. Esa ropa, comentó, regresaba mojada o terminaba mezclada “con las pantaletas de alguna chica”.

El desafío más grande de lavar la ropa en una gira, explicó Topf, son la cantidad (puede variar de manera impredecible) y la necesidad de trabajar sin un lugar fijo. A menudo debe hacer su trabajo donde sea que pueda encontrar agua corriente; una vez incluso tuvo que hacerlo en pequeñas celdas improvisadas adonde llevaban a los fanáticos problemáticos en un recinto sudafricano. “Conozco los baños de todos los estadios alemanes de fútbol”, dijo.

Publicidad

Cuando está de gira, a menudo dedica entre tres y cuatro horas todas las tardes a planchar la ropa de los artistas, la parte que menos le gusta de su trabajo; al mismo tiempo lava la ropa de todo el equipo. (I)