El desempeño académico y la actitud del alumno hacia el proceso de aprendizaje viene determinada, muchas veces, por los cambios y fenómenos que delinean su identidad fuera de las aulas de clases. Conocer esas realidades resulta vital para que la escuela encuentre los mejores herramientas y procesos para reconectarse con sus estudiantes.

MSc. Martín Hopenhayn, educador internacional invitado a la celebración de los 25 años de la Universidad Casa Grande, profundizó, en aquellas manifestaciones sociales y culturales que marcan hoy a la juventud en su conferencia magistral titulada "Desafíos que plantean las transformaciones socio culturales y de la subjetividad juvenil", ofrecida la tarde del viernes 23 de noviembre.

“Se viven vidas discontinuas”, afirmó. “Esto se evidencia en que los consumos simbólicos y materiales tienen un valor de uso de rápida obsolescencia. Aquello que nos hace sentido, tiene un efecto significativo, resonante y útil que está configurado para durar poco, para que seamos relanzados al mercado en búsqueda de nuevas sensaciones y experiencias”.

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Esta inmediatez contrasta y tensa la relación de los jóvenes con un sistema educativo que se han construido sobre la base de estabilidad, de profundización en una misma línea y una progresividad sostenida que luego les permita ingresar al mercado laboral y a una movilidad social ascendente.

Hopenhayn cree que hoy se vive una ponderación del individualismo, de la gestión del yo y un mandato de productividad y de felicidad personal. “Si no eres feliz, no puedes ni aparecer en Facebook, es una autodemanda constante que se vuelve agotadora”, aseveró. Las experiencias deben ser cada más intensas y ofrecer un placer inmediato. El corto plazo se ha vuelto el único plazo que existe para muchos, comentó.

Entonces, la universidad que recibe a jóvenes con esas características, se enfrenta a un desafío. “No es fácil porque, por definición, educar es diferir el placer en aras del futuro”.

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El educador resaltó también las contradicciones que enfrenta la juventud, al ser idealizada y estigmatizada por la misma sociedad. “Tienen más educación, pero al llegar al mercado laboral son los que padecen mayor desempleo y sus títulos se devalúan ahora más rápido. Esto les produce tensión”. (I)