Esperamos por ella junto a los camerinos, mientras en el piso superior retumbaban los pasos de las ocho actrices que escenificaron en el Teatro Sánchez Aguilar los personajes de la obra Las arpías, dirigida por Benny Ibarra.

Escuchamos sus voces, vimos sus idas y venidas para cambios de vestuarios, oímos las risas de los espectadores y los interminables aplausos, nuestra señal para empezar esta entrevista. En medio de la espera la larga fila de las ruffonáticas (como se autodenominan sus fans) y las selfies, captamos a una Victoria Ruffo cercana a sus seguidoras, conocedora de sus nombres, paciente ante los efusivos abrazos y atenta a las palabras de admiración de las mujeres que se dieron cita para llevarle un sinnúmero de obsequios.

Estar frente a esta actriz mexicana es inevitablemente trasladarse a la época en la que sentada en la sala de la casa, junto a una madre, abuela o tía, la figura central de Ruffo que aparecía en la pantalla chica era víctima de un cruel destino, que mantenía a todos afligidos por su desdicha. Ruffo, una de las reinas de las telenovelas mexicanas, y quien vuelve a Ecuador luego de 20 años de ausencia, habló con este Diario en medio de su única presentación en el país, al que prometió volver.

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En 15 de sus 19 telenovelas la hemos visto ser la víctima de la historia, ¿cuándo se convertirá en la villana del cuento?
Pues, mira si no me dan chance en televisión porque no me lo dan, a lo mejor en teatro.

¿Por qué no se ha dado ese cambio?
Quién sabe, están como muy casados también con una imagen y a mí no me disgusta. Me gusta ser la heroína, y que mis personajes lleven algún mensaje de superación a las mujeres, eso es importante también para mí. Entonces hacer una villana, pues, obviamente a las villanas siempre les va mal, entonces no hay un mensaje de nada más de que no hay que hacer villanadas por ahí porque te va mal, pero ya vendrán. Ahorita lo que me interesa es seguir haciendo teatro, hay proyectos de televisión, pero es sorpresa para el año que entra.

Con plataformas como Netflix que ha tomado en cuenta al género telenovela, como ocurrió con La casa de las flores, ¿ha recibido propuestas para sumarse a estas producciones?
Fíjate que no. No me han hablado. Me interesaría, me interesa mucho entrar por primera vez a las series, yo no he hecho series.

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Actriz, madre, esposa e hija, ¿cómo logra estar presente en cada faceta?
Pues eso es muy difícil de contestar, porque la verdad trato de estar en cada una de esas facetas. De cumplir lo mejor que puedo, a lo mejor estoy fallando en alguna, eso habría que preguntárselo a mis hijos, a mi marido, a mi mamá, pero, pues, trato de cumplir con todo. Sí me he sentido ausente con mi madre, con mis hermanas, con mis amigos, digo obviamente le dedico tiempo a mis hijos, a mi marido y a mi carrera.

La obra tiene a destacadas actrices en un escenario, ¿cómo es el ambiente tras bastidores? ¿Hay rivalidades?
Nos llevamos bien. Yo las conozco a todas, he trabajado con ellas en televisión, hemos compartido sets de televisión y cada una tiene su personalidad. Aquí no hay competencia. Los personajes en esta historia son individuales, ni trabajo a función de Jacqueline (Andere) ni de Maribel (Guardia), ni de nadie. Yo trabajo como Gabriela (su personaje) y cada una de ellas es un personaje. Entonces no hay competencia, somos únicas.

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Las amazonas, La malquerida, Corona de lágrimas, Simplemente María, La madrastra son producciones que ha inmortalizado en pantalla. ¿Qué papel le falta por interpretar?
Para mí lo más importante es que la historia sea buena, que esté bien escrita, que esté bien adaptada. La verdad yo hago de lo que me pongan a hacer, que me guste, que me llame la atención, que lleve un mensaje de algo, eso es lo que busco en un personaje.

En algún momento ha pensado retirarse de los escenarios y dedicarse solo a su vida familiar?
Es muy difícil hacer eso porque tengo 42 años trabajando. Es mi vida, es lo que más me gusta, no he pensado retirarme. (E)