Es difícil juzgar una cocina que no se conoce, por no tener parámetros de comparación. Siendo totalmente ignorante en todo lo que respecta a la gastronomía de Corea, uno de los muchísimos países que no he visitado pese a resultar tan interesante, fui a probar un restaurante con pocos meses de operación, Momo, en la avenida Francisco de Orellana, frente a la puerta principal de entrada del centro comercial San Marino.

Para entender un poco más esta cocina recurrí al internet y a personas que han podido estar en Corea. Así, como es previsible, supe que tiene mucha influencia china, y las carnes, el arroz y los vegetales son básicos. Se utilizan estos últimos muchas veces marinados y fermentados, y se les llama kimchi, estando presentes casi siempre rábano, pepinillos y pimientos.

La cocina coreana utiliza también muchas guarniciones.

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Momo es un restaurante con una carta muy variada, con muchos tipos de carnes, sopas, vegetales y ensaladas, sin poder faltar el típico ramen.

Comenzamos con un plato llamado Yang Yum Chiken. Trozos de pollo con maní quebrado, con salsa picante. Siguió el Pyogeyang Guk. Es una sopa a base de columna de cerdo. Debe haber sufrido una cocción muy lenta y prolongada, puesto que la carne se podía separar del hueso muy fácilmente, literalmente se deshilachaba, con textura muy tierna. Y la concentración del sabor del caldo, muy fuerte. Fue interesante, combinado con vegetales, tenía un sabor muy profundo y penetrante.

Luego otra sopa. Ori Tang, de pato picante con vegetales y muchas especias. Creo que fue errado probarla después de la ya mencionada, pues es mucho más ligera y su sabor pasó un poco desapercibido, sin causarnos ninguna impresión. Los vegetales cortados en trozos tan grandes fueron difíciles de comer.

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Pasamos al plato que más me gustó. Youlmu Gukso, que la carta lo describe como un kimchi de Youlmu y fideo frío en salsa de ají. Con huevo duro, espinada, otros vegetales y fideo de arroz, es servido en una base de sopa fría, poco picante pero especiada.

Los coreanos mezclan mucho, y muy bien, los sabores ácidos, con los salados y los amargos, ayudados por los procesos de fermentación que le dan a los vegetales. Esta sopa tuvo sabores muy interesantes que valen la pena degustar y descubrir nuevamente.

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Luego vino el último plato, Deyl galbi. Son costillas de cerdo, más que marinadas, maridadas con una salsa muy parecida a la hoisin china. Sin duda tenía ajo, soya, azúcar morena, algo de tomate. Perfecta con la carne, que se debía desprender del hueso para ser enrollada en lechuga, y elaborar un wrap junto con otros vegetales

Si bien las costillas las prefiero más jugosas, la salsa para acompañarlas fue fantástica. Con recuerdos en el retrogusto al pato Pekín, nos resultó una delicia.

Hay muchos otros platos con tofu, arroces varios, fideos de distintos tipos y carnes variadas. Momo me gustó y me resultó interesante. (O)