Te acercas lentamente,
con ese olor a miseria y podredumbre.
Puedo sentir tu frialdad en mi cuerpo.
No existes más, pero tu nombre se repite en mi cabeza,
retumba en mis oídos como truenos en noche de tormenta.
Juliana Ramírez

Ecuador ha sido la cuna de algunos escritores que han escogido a la poesía para transmitir sentimientos, sensaciones o realidades. En los libros de literatura pueden encontrarse a una Dolores Veintimilla, un Medardo Ángel Silva o un César Dávila Andrade, que luego de años tuvieron el reconocimiento nacional, pero mientras tanto sus plumas escribieron sin parar.

Sus voces se mantuvieron en la incógnita, pero gritaban en cada línea; algo así sucede con los poetas nóveles que no persiguen una fama pero sí buscan captar lectores que se sientan identificados con sus palabras.

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Juliana Ramírez

“No lo hago para que me alaben o halaguen o me premien o me inviten a festivales, lo hago porque me gusta”, confiesa Juliana Ramírez una poeta de Piñas, cantón de El Oro. En las ediciones del Colectivo Mandrágora Cartonera han sido plasmados sus versos, dejando al descubierto su estilo un tanto oscuro. Cuenta que escribe desde sus vivencias personales pero que también se apoya de su propia imaginación.

La poesía irreverente de Alejandra Pizarnik y Edgar Allan Poe está entre sus referencias pero también lo clásico y convencional de Mario Benedetti.

Destaca el trabajo que hacen las cartoneras al publicar los escritos de autores no consagrados. “Viviendo lejos de las ciudades claves en nuestro país, es un gran esfuerzo el que hacemos conjuntamente, para publicar nuestras cartoneras que al principio eran autofinanciadas”, añade Ramírez quien también es locutora de una radio local.

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Lisbeth Samaniego

Por otro lado la poesía erótica invade cada una de las líneas escritas por Lisbeth Samaniego de 23 años.

Ella es estudiante de psicología clínica y cuenta que escribe poesía para plasmar momentos de su vida y así revivirlos cada que los lea.

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Recuérdenme en cada letra
como la satisfacción que se recibe
de un sorbo de vino,
Vívanme en cada línea
que les dejo mi piel en verso
Lisbeth Samaniego

Su interés por este género nació a los 17 años por una experiencia personal con su hermano que tiene Síndrome de Down. “Desde pequeños hemos dormido juntos (...) una noche mi mano estaba sobre su pecho y sentí sus latidos, para mí fue algo demasiado hermoso, y pensé que no debería quedar solo en mi memoria, sino que debía ser escrito”.

Con sus poemas busca que las personas lleguen a sentir en su propia piel lo que está escrito. “Al escuchar que sí lo han hecho, que he logrado conseguirlo, me llena de alegría y me impulsa a seguir escribiendo”, expresa.

Roberto Novoa recitando uno de sus poemas en el evento 'El Último jueves'.

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Roberto Novoa

Los poetas nacionales al igual que los escritores en general acuden a festivales para promover su trabajo pero sobretodo tener contacto con la gente. Tal es el caso del guayaquileño Roberto Novoa quien ha recitado sus textos en eventos organizados por la Universidad de las Artes u otros autogestionados como El Último Jueves, que se realizaba en Urdesa, al norte de Guayaquil.

Su profesión es la de psicólogo clínico, la de escuchar y estudiar a otros. Pero desde los 20 años de edad la prosa poética ha sido su medio de expresión y liberación emocional. “El acto de la escritura es un estado de sensibilidad, un universo vacilante de metáforas (...) escribir poesía es situarnos desde la experiencia del sentir para pergeñar diversidad de realidades de una manera infalible, situando al lector hacia ciertos estados poéticos”, expresa Novoa.

Él ha participado en festivales internacionales. Sin embargo, admite que dentro de la diversidad cultural contemporánea existen barreras que “impiden muchas veces que nuestro trabajo sea consolidado sobre las esferas literarias”.

Algo en lo que coincide Ramírez: “Son pocos los que tienen oportunidad de ser tomados en cuenta en festivales y desembarcos poéticos, ya que siempre los que son invitados son los autores consagrados”.

Por lo que invita a las autoridades locales a organizar más ferias o brindar apoyo y espacio para que las personas interesadas en la literatura pueden tener más acceso para realizar este tipo de eventos.

Alejandra Cotapo

Pero hay quienes acuden a las redes sociales, Fragmentos e historias es un espacio virtual que aloja poemas escritos por Alejandra Cotapo de Guayaquil. En sus cuentas de Facebook e Instagram se puede leer versos dedicados al amor, la nostalgia y el dolor. “Lo que me lleva a escribir es la tristeza; considero que los mejores escritos nacen de ese sentimiento”, declara la también actriz.

Soy de tus ojos
melancolía
soy el susurro
que abrió tus alas
Alejandra Cotapo

Ella reconoce que compartir sus poemas sin tenerlos patentados previamente podría significarle un peligro, pues alguien podría tomarlos y apropiarse de ellos. Sin embargo, cada día publica para todos sus seguidores.“Me gusta la idea de que las personas hagan suyos mis escritos”.

Alejandra Cotapo y Juliana Ramírez no descartan la posibilidad de publicar su propio libro donde reúnan sus mejores poemas. “Creo que ese es el sueño de todos los que queremos compartir nuestro trabajo, personalmente me encantaría, por ahora sigo en la lucha y tengo la fe de que en algún momento se dará la oportunidad”, apunta Ramírez.

Mientras que Lisbeth Samaniego ya está trabajando en su primer libro de poesía con textos eróticos y algunos cuentos románticos. Al igual que Roberto Novoa que confiesa tener a la vista un texto que contendrá cerca de 25 poemas divididos en dos segmentos: Desfiguración de los espacios y Ruta 460.5 PMRN. (I)