Desde Rafael Nadal hasta las Kardashians, los Rolling Stones, Kiss y otras celebridades comparten en sus redes sociales los sombreros de paja toquilla elaborados por Ecua-Andino Hats, una empresa que se dedica desde hace más de 30 años a la producción y exportación de esta clásica y fina artesanía que tiene una gran historia.

Antes de llegar por su glamur a manos de estrellas hollywoodenses y presidentes como Theodore Roosevelt, quien lo popularizó con el nombre de Panama Hat en 1906 durante su visita a la construcción del canal de Panamá; nuestros ancestros: los huancavilcas, mantas y caras ya eran unos expertos en su tejido, una de las habilidades que formó parte de la cultura Manteña (800-1531) y que luego las nuevas generaciones de lo que hoy es Guayas y Manabí heredaron, según relata María Leonor Aguilar de Tamariz en su libro “Tejiendo la vida... los sombreros de paja toquilla en el Ecuador”. Un arte que luego también aprendieron artesanos de Cuenca, siendo esta ciudad y Montecristi los únicos sitios en los que se elaboran los sombreros a mano, mientras que en algunas comunas de Santa Elena se tejen con croché porque su fuerte es la producción de la fibra.

Gracias a esta herencia, Ecua-Andino hace seis años empezó a recibir en sus instalaciones, en la ciudadela Albatros, a turistas nacionales y extranjeros para explicarles cuál es el proceso por el que pasa la paja toquilla hasta convertirse en un sombrero. Édgar Sánchez, cofundador de esta empresa, recuerda que incluso pidieron permiso para sembrar paja toquilla en el parque, para que el turista pueda tener una visualización de dónde se extrae la materia prima.

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En el parque, que está justo al frente de la fábrica, hay una mampara con fotografías que narran cómo es la planta de la paja toquilla, su cosecha, la selección, cómo se la cocina, su posterior secado, la elección de las mejores fibras, el tejido, planchado y armado.

Sánchez, quien fundó la empresa junto a Alejandro Lecaro, insiste en que si bien es cierto que el tejedor es el artesano más vistoso durante el proceso de elaboración de un sombrero de paja toquilla, este es solo uno de los pasos, pues a estos les anteceden tres más y luego siguen otros tres procesos que al final llegan a sumar por lo menos nueve pasos, en los que intervienen varias familias hasta obtener un sombrero de calidad.

Esta explicación es la que brindan Paula Lecaro, encargada de ventas de Ecua-Andino, y Eduardo Meneses, guía turístico de Guayaquil, junto a Pablo Lainez, jefe de bodega, a 10 turistas, entre ecuatorianos, bolivianos, un australiano y colombianos. “Esta toquilla viene de Barcelona, Santa Elena, a tres horas dentro de la montaña, un pueblo que se dedica solo al proceso de la materia prima y luego lo distribuyen a Cuenca”, dice Lainez.

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Tanto Meneses como Lecaro insisten una y otra vez en que solo en Ecuador crece la “Carludovica palmata”, nombre científico con el que se conoce a la paja toquilla. El guía turístico luego muestra lo que llaman “un caballito” sobre el cual se tejen los sombreros más finos que solo se hacen en Montecristi, llamados sombreros de Pile, que son los más finos porque se tejen solo de tres a seis de la mañana cuando el clima es frío y húmedo para que las fibras estén flexibles. Por eso es que su elaboración puede tomar entre 8 meses y 1 año y el costo del más fino que tiene Ecua-Andino alcanza los $ 669, aunque también hay entre $ 59 y $ 75; en cambio, el tejido a croché puede estar en un día o dos.

Colin Bakon, de Central Coast-Gosford, Australia, cree que iniciativas como estas de llevar a los turistas a una fábrica en medio de Guayaquil para explicarles cómo están hechos los sombreros y conocer su historia es algo muy importante, al igual que conocer a todas las personas que están involucradas en su producción y por qué toma tanto tiempo hacer el de Pile. “Vale la pena venir y escuchar todo esto y ver sus creaciones”.

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Para Lissette Herrera, turista colombiana de Magangué, Colombia, ver cómo se colocan las cintas, tafiletes, ribetes, etiquetas, así como la protección de la parte superior de los sombreros fue una hermosa experiencia. “Me parece increíble que Ecuador se esté mostrando al mundo por medio de algo tan divino y que es una materia prima completamente natural”.

Un hecho que enfatiza Lecaro, quien explica que la paja toquilla se vuelve blanca no porque se la blanquee con algún químico sino que es el humo del azufre el que hace que la paja toquilla se comience a blanquear naturalmente. Luego se la puede teñir, pero con colorantes 100% vegetales que importan de Alemania.

Este proceso y otros describe con entusiasmo Lecaro, quien ha heredado de su padre la pasión por las artesanías ecuatorianas. Para ella es un placer compartir con extranjeros todo lo que sabe de la paja toquilla y repetir que es una gran bendición que la materia prima con la que se elabora este patrimonio cultural inmaterial de la humanidad solo crezca en territorio ecuatoriano, por eso “el sombrero de paja toquilla es 100% ecuatoriano”.

Datos

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  • Al año Ecua-Andino puede llegar a vender hasta 100.000 sombreros.
  • En sus sombreros hay una etiqueta explicativa sobre el verdadero origen del sombrero de paja toquilla, está en 17 idiomas desde árabe, japonés, hebreo, coreano, tailandés, entre otros.

Contacto para programar visitas en Ecua-Andino

  • Teléfono: 042-282-500

Costo del tour:

  • Gratuito si solo es en Ecua-Andino Hats
  • $70. Incluye no solo el recorrido por Ecua-Andino Hat sino por algunos puntos turísticos de Guayaquil más un almuerzo

Contacto:

  • +593 0987720319

Guayaquil a guided visit

Eduardo Meneses