El cantante y compositor Kevin Johansen, de 54 años, nació en Alaska, vivió en Arizona, San Francisco, Montevideo y creció en Buenos Aires, ciudad en la cual reside actualmente. Es hijo de madre argentina y padre estadounidense.

En su repertorio se pueden sentir el compás de una cumbia, la nostalgia de un tango, el sabor de los ritmos brasileños y la calidez de las canciones francesas. Sus letras tienen el humor y la inteligencia que le valieron para lograr varias nominaciones al Latin Grammy con algunos de sus discos.

Actualmente trabaja en un nuevo disco, el sucesor de Mis Américas Vol. 1/2 (2012).

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¿Qué significa este nuevo disco para Kevin?
Es una forma de decir, como es representativo de las Américas (...). Es imposible abarcar todo el continente en un solo disco. Esa continuación probablemente va a llegar en algoritmos y tiene que ver con varios de los ritmos que provienen de nuestro continente, y obviamente siempre canciones que provienen (del inglés) por mi conexión con esa cultura.

¿Cuándo presentará y de cuántos temas estará compuesto el disco?
Es un misterio todavía, porque estamos ahí decidiendo qué canciones sacamos (...). Estamos tratando de acoplar unos once, trece temas, esperemos a ver si lo logramos.

¿En qué se basa para componer?
Creo que todo proviene un poco de tocar un nervio propio para tocar uno ajeno, observar, de tratar de mejorar como estoy viendo (...). De no ser redundante, de no caer en la demagogia, de no decir las cosas como para quedar bien, sino lo que viene del corazón.

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¿Cómo han influido en su carrera las raíces argentinas y estadounidenses?
Fue todo, es una combinación que me marcó y eso está presente por supuesto como signo vital que no se puede evitar (...). Uno convive con lo mejor de dos mundos, trata de ponerle onda a la cosa.

En otro diálogo mencionó que no fue tan bueno para las matemáticas, pero le dijeron que la música también lleva matemáticas.
(Ríe). Exacto (están las matemáticas)... De hecho, en algún momento digo que las canciones son tan sencillas como algo que dura tres minutos o puede ser directamente ciencia nuclear, puede ser complejísimo escribir una canción. Provengo de una madre que le gusta las letras, muy intelectual, académica, que me dijo cuando yo era jovencito que no era tan buena con los números, y me pasaba lo mismo hasta que un profesor de Matemáticas me dijo la música es matemática y la matemática es música, y eso me quedó para siempre.

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¿Cómo ve la situación de los diferentes géneros?
Creo que todo se enriquece, todos los géneros son parientes unos de otros. A mí me gusta realmente todo. Siempre me ha pasado históricamente que me gusta hasta lo que parece que no me gusta, me gusta (...). Creo que el baile es una de las formas más primales, tengo cuatro hijos y siempre veo a los bebés moviéndose con la música, debemos movernos, la música nos mueve.

¿Lo podemos ver a Kevin bailando uno de los temas de J Balvin, por ejemplo?
Seguro, no te olvides de que viví diez años en Nueva York, en donde viví la deficiente música al estilo jamaiquino, que fue como padre o madre del reguetón. Eso lo tuve muy presente y me divierte mucho. Y cuando está bien producido y armado es muy disfrutable. Me gusta mucho observar mucho cómo están producidas las canciones, el trap y la parte rapeada y la parte cantada, y cómo se arma una dinámica en esos temas urbanos, es muy interesante y se aprende mucho también. (E)