Por Gourman

Los guayaquileños debemos congratularnos. Nuevos conceptos amplían la oferta gastronómica que aparece en la ciudad. Aunque para ser exactos, de los sitios que hablaremos están ubicados en Samborondón, debemos entender que este capricho geopolítico constituye el Gran Guayaquil. A escasas semanas de diferencia abrieron sus puertas Food Garden y Al Aire, el primero en el km 1,5 de la vía Samborondón, junto al centro comercial Riocentro, y el segundo en la vía principal de Ciudad Celeste, frente al ingreso al Santuario de Schoenstatt. Los dos tienen algo más de una decena de locales de comida variada, compartiendo un área de servicio común. En ambos casos, los locales están ubicados en sus áreas perimetrales, con un gran bar en la mitad. Al Aire tiene una oferta de comida más artesanal, de autor, especializada. La de Food Garden es más popular y masiva.

Hay que hablar de la infraestructura, pues es parte importantísima de la experiencia. Los dos proyectos son tremendamente meritorios.

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Food Garden ha realizado una gran inversión, y pese a ser un espacio sumamente grande, a punta de acabados tales como madera, vegetación, y una muy buena iluminación con pantallas gigantes que transmiten desde los partidos del Mundial hasta conciertos musicales, ha generado un espacio acogedor y entretenido.

Al Aire tiene energía, su estructura de steel panel, semejando contenedores, genera un look and feel más alternativo, y con más divisiones en su arquitectura, produce más espacios diversos en las áreas comunes.

Degustamos muchos platos de ambos proyectos en varias de sus alternativas. En Food Garden, dos fueron los platos ganadores: el cebiche Jipijapa que probé en Puerto Maní, mixto de camarón y pescado, es a mi juicio, de largo, el mejor que he probado en Ecuador. Y los ravioli de cacao que pedí en Monalisa, sumamente delicados, con buena textura, y una fuerte presencia de cacao, con buen balance.

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También comimos un New York Strip Steak de Lafina y una tabla de costillas en Smokin’ Barrels. El Steak estuvo OK, jugoso, con buen término. Las costillas no me impresionaron, pero se dejaban comer. Podrían haber estado más tiernas, y menos grasosas. Sin embargo, no son una mala opción.

En Al Aire probamos Mike’s, con un sánduche de carne mechada y col morada, y una hamburguesa en pan duro por $ 7 cada uno. Coherentes, bien estructurados, con buena materia prima.

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Luego estuvimos por Manaaú, un local de las arepas, probando la reina peinada, de carne con moros, y la de pollo con aguacate por $ 5 cada una. Sin encantarnos, estuvieron bien.

En U Pick probamos unas sorrentinas rellenas de pera, queso brie y trufas por $ 11, maridándolo con un Pinot Noir francés en $ 25. Sin duda un buen plato. Su precio se justifica por el aceite trufado, generoso.

Al Aire entendió que no debe esquilmar a los comensales con los precios de los vinos. Hay buenas ofertas a precios razonables. Recomendamos los dos lugares. Parecerían lo mismo, pero son ambientes distintos, para ocasiones diferentes, con gastronomía diversa. Divertidos y entretenidos. (O)