Oriundo de Rosario (Argentina), Germán Rodrigo Peralta sabía desde pequeño que su vida estaría ligada al arte, una pasión que anhela lo acompañe hasta sus últimos días. En entrevista con EL UNIVERSO, Peralta, de 33 años, cuenta que su acercamiento al mundo del cómic se dio de manera profesional cuando trabajó como asistente de su compatriota, el artista Eduardo Risso (100 bullets, Borderline, Batman Broken City).

“(...) Descubrí tanto mi pasión por la historieta, así como la manera de involucrarme profesionalmente en el mercado”, dice.

El primer contacto que tuvo con Marvel Comics, explica Peralta, fue a través de un editor llamado C.B. Cebulsky, invitado en Crackbangboom, convención internacional de historietas que se realiza en Rosario y de la que forma parte.

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“En este evento tuve la oportunidad de mostrarle mis páginas, pero no llamaron su atención. Al año siguiente volví a encontrarlo en un evento en Chile y ahí sí creo que pude captar un poco más su interés. De todas maneras pasaron varios e-mails y pruebas de por medio hasta llegar a conseguir mi primer trabajo”, cuenta Peralta, invitado por segunda ocasión a la Comic Con Ecuador. Este año, la cita se desarrollará entre el 10 y 12 de agosto, en el C   entro de Convenciones Simón Bolívar de Guayaquil.

Peralta menciona que en Marvel comenzó con ‘Carnage’ una miniserie de tres números llamada ‘Axis Carnage’. Le siguieron ‘Moon Knight’, las series de ‘Agents of S.H.I.E.L.D’, ‘ Man-Thing’, ‘Totally Awesome HULK’ y ‘Thanos’.

“Actualmente estoy dibujando ‘Cable’ y también realicé para DC un número de ‘Green Lanterns’”, agrega el ilustrador.

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Peralta afirma que le gusta dibujar a villanos y entre los que ha podido recrear menciona a Thanos y Apocalipsis. “Prefiero siempre contar una buena historia, no importa el personaje, a veces es más interesante trabajar con un personaje que no se conoce tanto mientras que el guion sea bueno”, sostiene.

Sobre el personaje Cable, uno de los cómics en los que trabaja ahora, asegura que si pudiera modificar sus poderes, no cambiaría ninguno. “No agregaría ningún poder porque ya tiene demasiados, el hecho de ser aún más poderoso haría que pierda ese vínculo humano que hace que el lector se conecte y que sufra cuando atraviesa situaciones de riesgo, cercanas a la muerte, de él o de sus seres queridos, cuando un personaje es demasiado poderoso las buenas historias se hacen difíciles de mantener”, refiere. (E)