Dentro del género de terror hay un subgénero que es constantemente explotado y ese es el mito necrófilo de La momia. Se da especialmente por la moda que representaba la egiptología, tan en boga por el descubrimiento de la tumba del faraón Tutankamón en la década de los 20 del siglo pasado, esto acompañado del supuesto mito de la maldición que popularizó las más alocadas teorías.

Aunque el mito tiene antecedentes literarios, pues fue tocado por autores como Bram Stoker en La joya de las siete estrellas o la novela La momia, de Nina Wilcox, Putnan o los relatos de Arthur Conan Doyle o Sax Rohmer, son los estudios Universal especializado en filmes de terror, los que incorporan a este ser que vuelve de la muerte a su galería de monstruos clásicos.

La primera adaptación fue dirigida por Karl Freund en 1932. Freund uno de los maestros del expresionismo alemán realiza una cinta que abre las puertas a una verdadera saga sobre el tema. La historia del sumo sacerdote del antiguo Egipto, Imhotep, que es condenado a ser momificado en vida por herejía, pasará a convertirse en una película de culto, interpretada por Boris Karloff, La momia utiliza de manera impecable los elementos del terror y sobre todo el uso de las sombras y los movimientos de cámara le dan a la película una atmósfera de horror moderno y de gran rigurosidad.

Publicidad

Por ejemplo, la resurrección de Imhoptep no es presentada de manera directa, para Freund el terror no tenía que ser tan visual, lo mejor era sugerir no mostrar, por eso la escena solo muestra las vendas putrefactas que son arrastradas por un ser que presumiblemente espantoso y que lleva a la locura a uno de los miembros de la expedición arqueológica. Un elemento que vale resaltar de esta obra maestra del terror es el maquillaje a cargo de Jack Pierce, para dar vida a la momia, Karloff tuvo que someterse diariamente a cuatro horas de maquillaje.

Producto de esta sobreexplotación el monstruo entró en una etapa de hibernación que sería revitalizada ya no en los EE.UU., sino los estudios británicos de la Hammer, los que deciden realizar adaptaciones de todos los monstruos clásicos de su rival norteamericano, y entre el catálogo de monstruos estaría el monstruo venido de la tierra de los Faraones.

La momia (1959), dirigida por el especialista Terence Fisher y con guión de Jimmy Sangster, es una vuelta de tuerca del original, la momia Kharis vuelve de la tumba para proteger la tumba de su amada sacerdotiza Ananka. La interpretación de Cristopher Lee en el papel de Kharis es correcta y se destaca el uso del color y la violencia extrema de algunas escenas, que posteriormente serían el sello de la productora inglesa.

Publicidad

Para culminar, La momia y La momia regresa (1999 y 2001), dirigida por Stephen Sommers, dejaría de lado la esencia del mito, es decir, el terror sobrenatural para centrarse más en la aventura exótica.

La momia: la tumba del emperador dragón (2008) fue la siguiente, bajo la dirección de Robert Cohen. Desde ayer está en los cines una nueva versión de La momia, dirigida por Alex Kurtzman. (E)