“Etapón” alpino en la decimoquinta etapa del Giro que se disputa este domingo entre Rivarolo Canavese y Cogne con un recorrido de 178 km y 3.980 metros de desnivel.

Jornada de alta montaña con tres puertos en su segunda mitad. Un aperitivo que dará muchas pistas antes del tercer día de descanso y antes de la decisiva última semana.

La etapa, que transcurre por los Alpes Occidentales, ofrece subidas muy largas, aunque sin desniveles traumáticos. El trayecto parte de Rivarolo Canavese y los primeros 90 km no ofrecen especial complicación.

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A continuación, los corredores subirán el primer puerto: Pila (1.ª, distancia de 12,2 km con el 6,9 % de pendiente). Tras un rápido descenso de 12 km llega el ascenso a Verrogne (13,9 km al 7,1 %) y después de otro descenso de 14 km se presenta la última escapada hasta Cogne (22,2 km al 4,3 %), en el Parque Nacional del Gran Paradiso, que ya es centenario. Más de 46 km de los 80 km finales serán todos de subida.

Los tres son más de 10 km en carreteras anchas en buen estado intercaladas con numerosas curvas cerradas. Los descensos son similares con tramos aptos para altas velocidades.

Los últimos 4 km desde el centro de la ciudad de Cogne (corto tramo adoquinado) hasta la meta rondan con el 2,5 % de pendiente. La recta final de 300 metros conduce a la línea de llegada.

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La etapa comenzará a las 05:25 (hora de Ecuador) y tiene previsto el final a las 10:15.

El ecuatoriano Richard Carapaz, del equipo Ineos Grenadiers, buscará retener la maglia rosa recién obtenida, con 7 segundos de ventaja sobre el australiano Jay Hindley (Bora), 30 con el portugués Joao Almeida y 59 respecto del español Mikel Landa, sus inmediatos rivales. (D)