Decenas de manifestantes antivacunas se unieron a los vehementes seguidores del tenista Novak Djokovic en una protesta para expresar su rechazo a las condiciones de detención del deportista en un centro migratorio de Melbourne.

Mientras que unos 200 manifestantes se concentraban en el exterior, el Nº1 del mundo del tenis masculino pasó su tercer día en el antiguo Park Hotel de Melbourne, que ahora retiene a unas 32 personas en virtud de la estricta política de inmigración de Australia.

El miércoles por la noche, Djokovic tuvo una dura bienvenida en el aeropuerto de Melbourne. Sus abogados afirman que los agentes de control fronterizo lo retuvieron durante ocho horas antes de anular su visado y enviarlo a las instalaciones.

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Los detenidos no pueden salir del edificio y no se permite la entrada ni la salida de nadie más que del personal.

El centro, de cinco plantas, adquirió notoriedad el año pasado cuando un incendio obligó a evacuar a los inmigrantes, y se encontraron supuestamente gusanos en la comida.

Pero las súplicas del nueve veces campeón del Abierto de Australia para ser trasladado a otro centro -y poder practicar para el torneo mientras apela la decisión del visado- no fueron escuchadas, afirman sus abogados.

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“¿Te imaginas por lo que está pasando la madre?”, comentó un manifestante, Raymond Stankovic, de 47 años, en la puerta del edificio. “Sabe que necesita una dieta estricta y que la comida que le brindan no se le darías ni a tu perro. Probablemente haya cucarachas y otras cosas”, agregó.

Situación de Djokovic versus la de los refugiados

Sin embargo, un activista por los derechos de los inmigrantes se lamentó de la falta de atención prestada a los refugiados en comparación con el intenso interés de los medios respecto a Djokovic. “Para ser sincero, estoy un poco disgustado de que Djokovic esté aquí y que no se preste ninguna atención a la situación de los refugiados”, dijo Asher Preston, de 34 años.

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“Comparado con lo que Djokovic debe afrontar durante un par de días, lo que los refugiados viven durante años es absolutamente atroz”, añadió.

La jornada lluviosa comenzó reuniendo solamente a docena de activistas por los derechos de los inmigrantes y los refugiados, y a admiradores del serbio, de 34 años. Pero por la tarde se les unieron decenas de personas que protestaban por la obligación de vacunarse contra el covid-19, muchos de ellos procedentes de otra manifestación en otra parte de la ciudad.

Agitaban banderas y blandían pancartas en las que se podía leer “No más encierro, vacunados o no vacunados”; “Levántate ahora o arrodíllate para siempre”; “¡Retírate! No te conformes”. Familias con niños también participaron.

“Aguanta Novak. Estamos contigo”, gritó Lisa Pavicevic, de 63 años. “Djokovic es un buen ejemplo. Podría haber tomado un vuelo de primera clase de vuelta a Serbia pero está luchando por sus convicciones”, destacó.

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En la concentración contra la vacunación en otro lugar de la ciudad hubo muestras de apoyo al campeón del tenis. “No quiero ver a mis nietos vacunados”, exclamó Margaret Beacham, una exprofesora de primaria de 67 años.

“Novak se está posicionando y es una oportunidad mundial para que se diga algo sobre la situación de la vacunación y lo ridícula que es”, subrayó. (D)