Le dieron a Ecuador, en el Mundial 2022, dos partidos que por siempre enorgulleceran por el funcionamiento de la Selección. También por la personalidad exhibida, por la frescura de los jugadores tricolores, por la picardía y el atrevimiento mostrado.

La Selección estremeció al país por la histórica victoria sobre Qatar (2-0), la primera sufrida por un dueño de casa en su partido de presentación en una Copa del Mundo. Y la satisfacción se elevó a niveles insospechados gracias a la magistral lección de fútbol que la Tricolor le dio al linajudo combinado de Países Bajos (1-1) en la segunda jornada del grupo A. Todos son capítulos imborrables en la historia del balompié nacional.

Y aunque en el tercer partido, perdido 2-1 con Senegal, Ecuador no pudo refrendar lo mostrado en sus dos presentaciones previas, quedan imágenes estremecedoras, gratas, como la electrizante celebración de Moisés Caicedo en el empate transitorio y el brío con el que se buscó la igualdad en dos ocasiones.

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GR2157. DOHA (CATAR), 29/11/2022.- El seleccionador de Ecuador, Gustavo Alfaro (i), ayuda a Moisés Caicedo hoy, al final de un partido de la fase de grupos del Mundial de Fútbol Qatar 2022 entre Ecuador y Senegal, en el estadio Internacional Khalifa, en Doha (Catar). EFE/ Esteban Biba Foto: Esteban Biba

Pero impactó más el llanto de varios brillantes jóvenes que luego de haber terminado de llorar podrán sabrán que se han graduado de hombres, de adultos, en un escenario planetario. Ahora están más listos que antes para afrontar los compromisos deportivos que vienen para la Selección. El futuro de la Selección está en buenas manos, porque hay una categoría alta -que el mundo ha elogiado- y porque el llanto evidencia no solo tristeza, también compromiso.

DOHA. Gustavo Alfaro (i), técnico de Ecuador, consuela a Jeremy Sarmiento tras la eliminación tricolor. Foto: EFE

Los más tristes

Este martes fue la hora de llorar. Inconsolable, Gonzalo Plata. Tendido en el piso Moisés Caicedo, ahogado en llanto. Jackson Porozo de pie, pero con el rostro con lágrimas. Jeremy Sarmiento con la cara hundida en el pecho de un compañero. Piero Hincapié, un baluarte defensivo, a punto de llorar, con la mirada perdida. Esa fue la momentánea desilusión de los que llegaron a Qatar 2022 casi con edad de juveniles y que se van, sin darse cuenta, convertidos ya en futbolistas duchos luego de tres batallas, sin darse cuenta de que les esperan mil más.

Dice el diario Olé, de Buenos Aires: “El dolor de quedarse afuera no puede opacar que el camino de Ecuador en Qatar fue el del respeto ganado, el de la camiseta defendida, el de un equipo joven con proyección, el de un entrenador que le dio orden. La Tri estuvo tan pero tan cerca de meterse en octavos que el dolor de los miles de ecuatorianos que estuvieron en el Khalifa Stadium y de los millones que lo siguieron por la tele es inevitable. El ‘sí se puede’ vale más que nunca por más derrota y eliminación que se haya vivido”.

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Enner Valencia, Alexander Domínguez, Ángel Mena, los más veteranos, se acercaron para levantar del piso a los jóvenes. Los reconfortaron, pero también los dejaron desahogarse. Los valientes también lloran. Los más fuertes también se emocionan.

Triste, pero postal futbolera al fin y al cabo es la del llanto por una derrota, por un sueño acabado. Los casi niños de Ecuador se quebraron apenas sonó el silbatazo del árbitro.

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DOHA. Gonzalo Plata (c) y su desconsuelo por la caída de Ecuador. Foto: EFE

Cómo se escribe la historia

Ver doblegados anímicamente a los tricolores, luego del esfuerzo incesante de empatar para avanzar a octavos de final de Qatar 2022, recordó lo ocurrido en 1998 cuando los seleccionados de Paraguay cayeron al gramado con el alma rota al perder una contienda bravísima 1-0 con Francia, el local, en octavos de final (con gol de oro de Laurent Blanc). José Luis Chilavert fue el único guaraní que no se arrodilló. Caminó por la cancha del estadio Félix Bollaert, de Lens, y levantó a cada uno de los albirrojos.

En el fútbol la historia también se puede escribir sin títulos, dijo el periodista catalán Guillem Balagué, y es historia lo que ha hecho una prometedora generación de futbolistas ecuatorianos en Qatar 2022. Pero desde antes empezó a escribirse la historia. Superaron adversidades desde el arranque de la eliminatoria, cuando ni siquiera había entrenador, poco antes del inicio del premundial.

Los que este martes lloraron llegaron al Mundial y en Qatar, con dos notables presentaciones, acaparan elogios a nivel universal. Y también respeto y prestigio. El llanto también los hizo grandes. (D)