Ya hay más dudas que certezas. El proyecto de Reinaldo Rueda parece haberse estancado y no encuentra los caminos hacia los resultados necesarios para que la selección de Colombia esté en el Mundial de Catar 2022. Se alcanzaron a escuchar pitos y arengas en contra del entrenador la noche del martes, publica diario Marca de España.

El empate con Paraguay fue más de lo mismo, a pesar de que la alineación utilizada parecía más ofensiva y llegó el retorno de James Rodríguez, un generador de juego, que, aunque lo intentó con persistencia, se vio mermado por el estado físico y terminó siendo sustituido en medio de cierta polémica por su actitud contra Bernardo Redín.

El análisis de este mal momento, como casi siempre, le apunta al director técnico. Las expectativas se han disminuido drásticamente con respecto a su arranque en el banquillo de la Tricolor. Hay cuatro hechos que, como si fueran esquinas, sostienen las cuerdas contra las que está Rueda en su objetivo primordial de clasificar a la cita orbital.

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1. No hay gol

Es, obviamente, el hecho más visible. La selección de Colombia parece no poder aspirar a más que un empate, incluso contra rivales visiblemente inferiores como Paraguay. El hombre que se había ganado la titularidad y la confianza por su actuación frente a Argentina y Chile había sido Miguel Ángel Borja, pero tampoco funcionó. Ya son cinco encuentros sin ver la red.

Además, atacantes como Duván Zapata y Luis Díaz se dan gusto en sus clubes celebrando anotaciones jornada tras jornada. En la Selección es otra historia: el pesado aire de frustración en el ambiente se puede sentir y se hace evidente en los remates de partido, cuando no hay mucho para hacer más allá de jugar a la desesperada.

2. Lo alcanzaron los rezagados

El hecho más increíble de toda esta historia es que Colombia todavía esté en zona de clasificación directa al Mundial. Los resultados de los demás partidos han sido tan amables, que parece que las demás selecciones juegan para la Tricolor, menos ella misma.

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Lo que sí preocupa es lo que viene. Los cuatro enfrentamientos que le restan al seleccionado cafetero son dos en casa frente a Perú y Bolivia y un par más en visita a Argentina y Venezuela. El margen de error se acabó y ahora tocará jugar con el estrés de cada partido.

Selecciones que parecían resignadas a quedarse sin viaje a Catar han revivido y ahora amenazan la plaza. Perú ya está con los mismos puntos, Chile y Uruguay escoltan a solo una unidad de distancia y Bolivia ya mira de cerca a dos puntos. Otro tropiezo se pagará caro.

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3. Falta de coherencia

El discurso se le ha empezado a venir al suelo al vallecaucano. Lo que ha intentado transmitir en las ruedas de prensa, a la larga, parece quedar sin sentido con lo que después hace.

El ejemplo más sonado es el de James Rodríguez. El seleccionador había dicho que lo necesitaba en un nivel excepcional cuando quiso justificar su salida de la convocatoria para los partidos de Eliminatoria contra Perú, Argentina Bolivia, Paraguay (v), Chile y Uruguay, además de la Copa América.

Todo ese castigo se quedó sin fundamento cuando el jugador regresa a los llamados sin estar en plenitud de condiciones, con pocos partidos jugados en una liga de bajo calibre como la de Catar y sin ofrecer una disculpa pública por todo el escándalo que armó cuando fue desconvocado, haciendo una transmisión en redes sociales y sacando un comunicado en el que le restaba credibilidad al concepto del cuerpo técnico y el equipo médico de la selección de Colombia. Al final, James le ganó el pulso a Rueda. El entrenador pierde su imagen de autoridad.

4. Malas decisiones

El punto anterior solo es el lunar más visible de un problema grande. Reinaldo Rueda ha parecido improvisar al momento de armar las convocatorias, llamando a jugadores que simplemente van de paseo y no reciben el más mínimo voto de confianza cuando la necesidad amerita sus apariciones.

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Como si eso no bastara, las lesiones de último minuto también han obligado a cambiar ciertos planes, pero el director técnico se ha quedado quieto y no ha llamado sustitutos para tener alternativas completas en el banquillo.

Esa falta de reacción también se ve durante los partidos. Se le observa hablando por prolongado tiempo con sus asistentes pensando en qué cambios hacer. Pareciera, por momentos, que no conoce al equipo y que está inventando un plan sobre la marcha. Entre tanta reflexión y demora para actuar, el cronómetro parece ir más rápido de lo normal y ya queda muy poco espacio para notar las variantes. (D)