El pasado 26 de agosto el presidente de la República, Guillermo Lasso, fue testigo de honor del convenio que suscribieron los principales representantes de la Conmebol, la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), el Ministerio de Deporte y la Municipalidad de Guayaquil en el estadio Monumental Banco Pichincha de Barcelona Sporting Club.

Según afirmaron las autoridades de Barcelona SC a EL UNIVERSO ese día, el compromiso sella de manera oficial el convenio para organizar la final única de la Copa Libertadores en Guayaquil el próximo 29 de octubre, salvo una catástrofe natural o circunstancias de fuerza mayor y de orden público la Conmebol decidirá la elección de nuevo escenario, como ocurrió con Santiago de Chile por la crisis social que imperó en ese país en el 2019.

Durante la ceremonia de suscripción del acuerdo, Lasso resaltó que la Copa Libertadores al ser “uno de los eventos deportivos más importantes del mundo, nos llena de profunda alegría que la final única de este torneo se la juegue en Ecuador, en Guayaquil y en el estadio de Barcelona”. Nadie moverá la final única de esta urbe. La jugarán los brasileños Club de Regatas Flamengo y el Club Athletico Paranaense.

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Con la oficialización de Guayaquil como sede definitiva del suelo del que saldrá el campeón del torneo de clubes más importante de Conmebol, surge una queja de Luiz Eduardo Baptista, un dirigente del Flamengo que no se caracteriza por hacer declaraciones sensatas.

El entonces vicepresidente de relaciones externas del cuadro de Río de Janeiro confesó en el 2020 que dos años antes le pasó por la cabeza ordenar el asesinato de un futbolista argentino.

Varios portales de Sudamérica reprodujeron lo que Bapstista declaró en una charla con el programa Paparazzo Rojo y Negro al referirse a un incidente ocurrido cuando Flamengo y River Plate, de Buenos Aires, se enfrentaron en la fase de grupos de edición 2018 de la Libertadores. Lucas Pratto (que ahora juega en Vélez Sarsfield) comentó que el conjunto carioca no tenía “una huella” en la Libertadores.

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Baptista reveló lo que quiso hacer:”Recuerdo la declaración de Pratto: ‘No tienen agarre, son amables’. Me caí y Diego Alves me levantó. ‘No tienen huella de Libertadores’, nos decía. Me dije: Voy a contratar a un chico para dispararle a este hijo de p..., pero tal vez termine en la cárcel”.

Este viernes, en sus redes sociales, Baptista, quien hasta junio pasado fue presidente del Consejo de Administración del Flamengo, publicó: “¿Por qué no llevar la final de la Libertadores a ciudades como Miami, Orlando, Dallas, Lisboa, Madrid, por ejemplo, donde hay estadios más grandes, muchos vuelos y hoteles? Para el producto la visibilidad sería mucho mayor”.

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En marzo anterior Baptista fue condenado a pagar 50.000 reales brasileños ($9.712) de indemnización al DT Abel Braga por daño moral tras decir en una entrevista que cuando este dirigía al equipo parecía “borracho” y “drogado”. El dirigente le dijo a la corte que no tenía intención de ofender. Abel Breaga comentó que destinaría el dinero a causas benéficas. (D) (D)