Mino Raiola es un representante peculiar. Acostumbrado a manejar estrellas del firmamento, ve ahora en Erling Haaland una nueva oportunidad para pasear por el mundo a un titán y sacar en el proceso alguna que otra comisión. El pasado jueves, se fue de tour por España. Primero aterrizó en Barcelona, donde mantuvo una reunión con Joan Laporta. Después, en Madrid, en la que mantuvo una charla con hombres cercanos a Florentino Pérez. Algún que otro aficionado le recriminó en redes sus desplazamientos en plena pandemia y con las restricciones de movilidad impuestas. El agente tenía permiso, al tratarse de asuntos de negocios. Con otro sentido, ya son varios los clubes que “recriminan” al protagonista su actitud en tiempos de coronavirus. El dinero ya no se mueve como antes en el mundo del fútbol...

Joan Laporta fue claro con Raiola. Le dijo que, como ya era notorio, el FC Barcelona está muy interesado en Haaland y que quiere fichar a un delantero de cara al próximo verano. Sin embargo, también le dejó claro que el club, más en la situación actual, no accederá a todas sus peticiones. Es más, el nuevo presidente recalcó que tiene un plan B, un plan C, un plan D... Nombres como Memphis Depay, petición del técnico Ronaldo Koeman, o Sergio Agüero, que no seguirá en el Manchester City, son alternativas asequibles. Otros candidatos en la lista de la compra son Lautaro Martínez y Romelu Lukaku. Del gusto de la secretaría técnica, podrían llegar por la urgencia de vender del Inter de Milán por su delicada situación económica. En otras palabras, Haaland sí, pero no a cualquier precio.

Con Guardiola y el Manchester City, Raiola choca contra exactamente el mismo muro. El técnico español reconoció que van a buscar un recambio para el Kun Agüero. Además, Gabriel Jesús no es un 9 al uso ni suma grandes cifras goleadoras. Pese a la urgencia, no existe el todo vale. “Hay muchas posibilidades de que no fichemos a un delantero para la temporada que viene. Por la situación que hay en la actualidad, es probable. No lo podemos pagar. Todos los clubes van a sufrir, no vamos a ser una excepción”, explica algo resignado Pep. Y es que además del traspaso que habría que abonarle al Borussia Dortmund, el representante de Haaland también exige una alta remuneración a su pupilo y una cantidad por elegir a ese club entre todas las propuestas. ¿Es eso viable a día de hoy?

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Quizás lo sería, siempre y cuando el Dortmund diera su brazo a torcer. Michael Zorc, como es lógico ante el talento que disfruta cada semana en Signal Iduna Park, se niega a regalar a su jugador por muchos clubes que estén interesados. Tras reunirse con Raiola, fue tajante: “Si algún día decide dejarnos, solo se lo plantearía por unos pocos equipos. Pero trataremos de retenerlo el máximo tiempo que podamos”. Más declaraciones contra el agente: si quiere colocar a Haaland en un grande europeo, primero deberá entrar una oferta de aúpa. ¿100 millones de euros?, ¿más de 120?, ¿incluso 150? Desde luego, por debajo de cien parece complicado que el club alemán se desprenda del mayor terremoto del mercado en años. ¿Es posible que los interesados paguen esa cifra más una comisión más un sueldo galáctico en los tiempos que corren?

Un verano turbulento

Puede que City, FC Barcelona y Dortmund no sean los únicos que se nieguen a entrar en el baile de Raiola. El representante se enfrenta a un mercado agitado, con otros dos de sus hombres más destacados en el disparadero: Paul Pogba y Gianluigi Donnarumma. Si sigue el mismo modus operandi, el agente volverá a chocar de bruces con una nueva realidad. Sin público en los estadios, con ertes, con pérdidas en patrocinio... Ya no se mueve el dinero de años atrás, en que prácticamente cada operación de renombre rondaba los 80-90 millones de euros. Y si ya se responde unánimemente a las condiciones expuestas por el prometedor Haaland, sus otros jugadores con menos caché...

Desgranando a Raiola

El conocido representante no tiene reparo en entrar a valorar algunos de los calificativos que se vierten sobre su persona. Lo hizo en una entrevista en la BBC, en la que se le preguntó por qué el público general puede tener una idea de él como codicioso. “Mis jugadores no me llaman parásito. Tal vez el aficionado pueda pensar en cómo están felices los jugadores conmigo si soy tan codicioso y tan malo. No tengo poder ni influencia, mi trabajo es conseguir el mejor trato”, sentencia. (D)