Este domingo, Argentina y Francia estarán en el césped qatarí para disputar la final de la Copa del Mundo. Será un choque de dos estilos implantados por dos técnicos que no se parecen en nada y que difieren en cuanto a su historial y logros. Didier Deschamps, entrenador de Francia, tiene un rico palmarés como futbolista y conductor de su selección. Es uno de los tres personajes en la historia que ha ganado la Copa del Mundo como jugador y como DT. Le tocó alzar el trofeo en 1998 como capitán de su país y como DT en 2018. Los otros son Mario Zagallo (Brasil) y Franz Beckenbauer (Alemania).

Ya solo nos queda Argentina

La carrera de Lionel Scaloni no alcanza el brillo de Deschamps. Fue un buen volante desde su debut en Newell’s Old Boys con paso por Estudiantes de La Plata, aunque sus números no son nada despreciables. Jugó en el Málaga, pero su gran campaña fue con Deportivo La Coruña en 1998-1999, inesperado campeón español y ganador de la Supercopa después de derrotar al Valencia. Bajo la dirección de José Pekerman Scaloni jugó en Argentina y ganó el Mundial sub-20 de Malasia 1997. Fichó luego por el West Ham United inglés, Racing de Santander, Lazio y Atalanta. Debutó en la selección absoluta en 2003 y siguió siendo jugador del combinado mayor hasta el 2006. Se retiró en el Atalanta, en el 2015.

Deschamps tiene 54 años (diez más que Scaloni) y tuvo una brillante carrera como volante desde 1985 tras abandonar el rugby para aceptar un contrato con el Nantes. Jugó también en el Olympique de Marsella (ganó la Copa de Europa de 1993). En 1994 pasó a la Juventus con la que obtuvo tres Scudettos y la Liga de Campeones. Pasó luego al Chelsea y clausuró su etapa de jugador en el Valencia en 2001.

Publicidad

‘Esquiva hasta las gotas de lluvia...’

Luego de entrenar al AS Mónaco, Juventus y Olympique, en 2012 le fue ofrecida la selección francesa y con ella ganó el Mundial en el 2018. Lo de Scaloni es más breve. El fracaso de Argentina en 2018 motivó el despido de Jorge Sampaoli. Scaloni formaba parte del cuerpo técnico (analista de rivales) y aceptó un interinato para empezar su trabajo con un propósito: la renovación del plantel albiceleste. En 2019 fue nombrado entrenador de planta con lo que asumió la conducción total de la selección.

Esta decisión no estuvo exenta de críticas de la prensa. Se argumentaba que Scaloni carecía de experiencia, pues nunca había dirigido un club. Los resultados fueron cambiando esas posturas, hasta que en 2021 Argentina se proclamó campeona de la Copa América después de 28 años de sequía. Y la Albiceleste venció a Italia en Wembley por la Copa UEFA-Conmebol.

Francia se cita con Argentina por el tri

Los principios que regulan la conducción de ambos técnicos son diferentes. Deschamps es uno de aquellos entrenadores llamados “equilibrados”, un adjetivo que esconde la tacañería y la especulación. No es amigo de arriesgar nada. Lo dijo hace poco: “Yo siempre aspiro a lo mismo: a tener un equipo que plantee las mayores dificultades posibles al rival. Todos los sistemas son buenos, yo no tengo uno bien definido. Todo depende de los jugadores que haya y de cómo se organicen. La organización es lo más importante. No es de mi estilo cambiar el sistema en cada partido en función del rival. Mi objetivo, más allá del sistema, es poner al conjunto de mis hombres en sus mejores posiciones. No siempre ocurre en el 100 % de los casos, pero intento hacerlo para la gran mayoría, para tener el mejor equilibrio posible”.

Publicidad

No tiene el equipo francés un estilo definido. Todo depende de la velocidad de Kylian Mbappé y el despliegue de Antoine Griezmann. También de la potencia de Olivier Giroud. Scaloni es más creativo y no se sujeta a una cárcel táctica como impone Deschamps. En un mismo partido, de acuerdo al desarrollo del juego, puede usar cinco defensores, no como un sistema defensivo, pues impulsa a los marcadores de punta a convertirse en delanteros. A veces usa dos volantes centrales, pero con obligación de jugar como interior por izquierda para Enzo Fernández, con excelentes resultados.

Didier Deschamps (c) con los jugadores franceses Kylian Mbappé (izq.) y Antoine Griezmann en Qatar 2022. Foto: Ronald Wittek

El carácter franco de Scaloni y su valentía para tomar decisiones le ha valido para llegar a la final de esta Copa del Mundo. Por ejemplo, quitó de la titularidad a Lautaro Martínez, goleador del ciclo, para reemplazarlo por Julián Álvarez, un artillero implacable de apenas 22 años. También le dio una oportunidad a Alexis Mac Allister, convertido de promesa es una realidad.

Publicidad

Argentina ha impresionado mejor que Francia en esta Copa, salvo aquel desafortunado debut con Arabia Saudita (2-1). El equipo se recompuso al contar con un líder de la dimensión de Lionel Messi. Independientemente del resultado de la final, nadie puede discutir que Messi es el mejor jugador del mundo. El argumento de los que quieren ver a Argentina derrotada es la velocidad de Mbappé, como si fuera una condición imposible de neutralizar. Argentina cuenta con un buen armado defensivo y tiene un arquero que pasa por buen momento.

Recuerdos de mis sueños mundialistas

Y como si todo fuere correr apelamos a una reflexión de Jorge Valdano, campeón del mundo con el balón y la palabra: “Para jugar bien hay que correr, pero también hay que saber frenar. Como esto se va llenando de jugadores, que, en su afán de ser intensos, se mueven a una velocidad por encima de la que pueden permitirse, el atentado contra la precisión es permanente. Si no hay precisión, la jugada no tiene continuidad y, si no hay pausa, no hay sorpresa”. Si me preguntaran quién quiero que gane, no dudaría en responder: ¡Argentina! Es un remanente de mi cultura futbolera. (O)