Pronto viviremos intensamente las finales de ida y vuelta tan esperadas de nuestro campeonato nacional. Fueron postergadas por la disputa en Guayaquil de la final única de la Copa Libertadores de América 2022, que ganó Flamengo 1-0 al vencer a Athletico Paranaense, en un juego deslucido, sin el nivel futbolístico que se esperaba. Fue un partido muy restrictivo tácticamente. Fuimos la mayoría de los guayaquileños testigos pasivos de tan promocionada final, de la que se quiso crear un gran ambiente, pero terminó siendo exclusiva para los hinchas brasileños que llegaron al estadio de Barcelona SC.

La Conmebol prefirió tener vacías las gradas antes que dar facilidades para que los aficionados locales asistan. Fue una fiesta en que los dueños de casa facilitaron el patio engalanado para que bailen otros. Se anunció que llegarían cerca de 50.000 brasileños. Sobre este tema la autoridad municipal Gloria Gallardo, dijo que oficialmente llegaron 11.170. Todo un conglomerado muy festivo, que regó alegría y algunos dólares y que encontró una ciudad receptiva y hospitalaria. Por cierto, ella también dio gracias a Dios de que no llegaran los 50.000 torcedores, porque la ciudad no habría soportado tal magnitud de turistas. La final de esta Libertadores fue para los guayaquileños una ligera brisa que refrescó el ambiente y nada más.

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Por suerte para el fútbol ecuatoriano estamos listos para vivir nuestra fiesta, que, de acuerdo al formato del torneo de la LigaPro enfrentará al ganador de la primera etapa –el Ídolo del Astillero– contra el ganador de la segunda -el ídolo del pueblo de nuestra capital–. Barcelona y Aucas ofrecen ser protagonistas de una final inédita en la que ambos privilegian sus aspiraciones. El club guayaquileño por conseguir su corona 17 y el quiteño ganar su primer campeonato nacional después de 77 años de vida institucional.

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Fabián Bustos es el estratega que conducirá al Barcelona. Llegó como emergente para salvar la nave que iba al garete. A Bustos se lo considera experto en finales y lo ha demostrado en su andanza por Ecuador. La directiva torera, desesperada, lo encontró desocupado en Brasil y lo incorporó en el momento oportuno. Puede sin tanto aspaviento convertirse en el segundo DT que más títulos gane con los canarios, por supuesto después del recordado brasileño Otto Viera, que hizo capote al conseguir tres campeonatos (1970, 1971, 1980). Bustos, ganador de finales con Delfín de Manta en 2019 y con Barcelona el 2020, se lo considera un técnico pensante, que sabe colocar las fichas y moverlas de acuerdo con las circunstancias que exige el partido.

Además, llegó para recomponer la parte táctica, perdida en Barcelona, pero sobre todo para recuperar el estado emocional de un camerino convulsionado por varias declaraciones desacertadas de su antecesor. A Bustos lo conocemos como el DT que da prioridad al equilibrio de su equipo y así aprovechar al máximo las condiciones para sacar su mejor rendimiento. El jugar bonito lo deja para otro capítulo, para aplicarlo en algún partido que no sea la final. Una extraña anécdota del argentino señala que en las finales que dirigió no venció a sus rivales y sin embargo así salió campeón.

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Bustos utilizaría de local una alineación sin mayores sorpresas, con los jugadores en sus posiciones adecuadas. Tiene entre sus principales argumentos un sector defensivo cohesionado, con Javier Burrai, Pedro Velasco, Carlos Rodríguez, Luca Sosa y Jonathan Perlaza. Una primera línea de volantes con Bruno Piñatares y Leonai Souza o Michael Carcelén, luego el jugador infaltable en el Monumental el número 10 Damián Díaz. Fidel Martínez y Érick Castillo, por los extremos y Jhon Jairo Cifuentes como delantero de punta.

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Barcelona deberá ser un equipo propositivo, que busque intensamente el arco contrario porque es indispensable sacar una diferencia que le permita llegar al estadio de Chillogallo, que es una caldera ardiente de pasión y sediento de gloria, con una ventaja que presione al Aucas.

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En la tienda auquista su DT es César Farías, venezolano. Como antecedentes, su principal éxito fue ser campeón de Bolivia con The Strongest, en el 2016. Tuvo un éxito relativo con las selecciones de Venezuela, sobre todo con la sub-20, que la clasificó al Mundial 2009. Hoy Aucas le da la opción de convertirse en un héroe de su historia si se obtiene el título. No es poca cosa ganar la segunda etapa, tampoco ser primero en la tabla acumulada con 59 puntos en 30 partidos. En el año solo perdió tres veces. Aucas tiene la segunda mejor delantera, con 53 goles; y la mejor defensa con apenas 26 tantos recibidos. Con Farías registra 20 partidos sin perder y si algo faltaba, tiene entre sus filas al goleador del torneo Francisco Fydriszewski.

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Farías usará su defensa y con un trivote en la mitad de la cancha, y de visitante seguramente reservará a su cerebro Víctor Figueroa, para jugar con dos puntas que pueden ser Fydriszewski y la Roberto Tuka Ordóñez. Es indiscutible que tiene más variantes que su rival. Envalentonado, Farías recalca sobre Barcelona: “Son los favoritos, no tengo duda de aquello”. Agrega el venezolano que el rival es muy rico en historia, pero que eso no minimiza a su plantel ni a lo que ha hecho el club en esta temporada. Es verdad que Aucas tiene una rica plantilla que le permite alternancias importantes, pero es en la cancha en donde se gana, no en el micrófono.

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Para el Monumental probablemente presente a Hernán Galíndez; Pedro Pablo Perlaza, Ricardo Adé, Romero, Carlos Cuero; Édison Vega, Édison Caicedo, Jhonny Quiñónez, Luis Cano; Fydriszewski, Ordóñez. Existe un capítulo digno de analizarlo. ¿Qué cosas pueden afectar al Aucas? Sin lugar a dudas la ansiedad de vivir momentos inéditos, la presión que significará jugar una final en el mítico Monumental, y la experiencia que tiene su adversario. Haber vivido muchos de estos desafíos le otorga un plus a Barcelona en el momento crucial. Aucas lo sabe y probablemente lo sufra.

El otro partido que se jugará simultáneamente será el de las hinchadas. La del Barcelona superará en cantidad presencialmente a la de los orientales. Mientras que la de Aucas tendrá menor número en la Caldera del Sur, pero será ferviente y devota. Exhibirá la pasión popular que distingue a los seguidores del Papá Aucas.

Bien decía el multifacético Pier Paolo Pasolini –futbolista, poeta, director de cine, periodista e hincha italiano del balompié en los años 70– cuando expresaba: “El fútbol es la última representación sagrada de nuestros tiempos. Es rito y evasión. Otras representaciones sagradas, incluso la misa está en declive. El fútbol es la única que queda por su esencia, sus principales actores son los que ocupan las graderías, los que dan luz y esperanza al fútbol. Un estadio sin público, es un frío soplido a la desilusión”.

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En las finales Barcelona-Aucas ganará el que sepa aprovechar esa compleja arquitectura que significa distinguir las oportunidades, equivocarse lo menos posible dentro de la cancha, más la importancia de lo exógeno. El peso de la costumbre y antecedentes, más el peso del misticismo que solo lo da la historia y la influencia de la hinchada. El resto lo dejamos al imaginario. (O)