Si no es por algún récord que establece, casi nadie habla de él. No tiene marketing, no da demasiadas entrevistas y es muy sobrio en las redes sociales. Pero si el Tottenham le pusiera un cartel de venta con el precio de 150 millones de euros, mañana mismo aparecerían compradores.

Más que eso, el City ofreció 180 millones, pero Daniel Levy, el férreo presidente del Tottenham, los espantó. Cualquiera que sepa ver fútbol admira las excepcionales condiciones de Harry Kane, un 9 que está en el podio de los centrodelanteros con Karim Benzema y Robert Lewandowski. El francés es el más exquisito de los tres (427 goles), acaso el más completo; el polaco, el más letal en la red (563); el inglés (314) combina la función de artillero con la de asistente. Y tiene casi seis años menos que Karim y 5 menos que Robert. Con un agregado importante: sus proezas goleadoras las ha conseguido jugando en el Tottenham, mucho menos preponderante en su liga que el Real Madrid y el Bayern Munich en las suyas.

Sus proezas las logró en el Tottenham, no en el Real o Bayern.

Seguramente Kane, de haber vestido de merengue durante trece temporadas, como Benzema, tendría 150 goles más. Ni hablar si hubiese actuado ocho años en el Bayern como Lewandowski. Y lo de Hurrikane (huracán) tiene otro mérito: haberlo logrado en la Premier League, la más exigente de todas, con adversarios como Liverpool, los dos Manchester, Chelsea, Arsenal y otros tradicionales y duros tipo Everton, West Ham, Aston Villa, Leicester. En ese contexto competitivo, con grandes estrellas como rivales, Harry ha sido tres veces máximo anotador del torneo inglés. Y en selección fue Bota de Oro del Mundial 2018, siendo la inglesa una expresión futbolística muy discreta. Ayer, Kane marcó el único gol del Tottenham en la victoria sobre el Wolverhampton y batió la marca del Kun Agüero como romperredes histórico de la Premier League (se juega desde 1992): 185 a 184.

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Tercero quedó Wayne Rooney con 183. Una hazaña porque Agüero y Rooney llegaron a esos números en la mejor época del Manchester City y del United, respectivamente, con equipos legendarios. “Para mí es un crack total, un 9 con mente de 10. Únicamente lo comparo con Benzema, porque a Lewandowski lo supera ampliamente en técnica”, afirma Leandro Rodríguez, periodista argentino de Bitbol.la.

Batió la marca como artillero histórico de la Premier League.

Su cuerpo macizo parece no decir mucho, pero en cada choque los rivales lo sienten, caen, ruedan, chillan, se doblan... Es fuerte física y mentalmente. Gana en carrera, en el salto, en las divididas… Luego viene lo futbolístico: la técnica de control, la virtud para definir, el remate preciso y el cabezazo matador. Y está lo anímico: la ambición, el temperamento ganador. “No hay nada mejor que esa sensación de la pelota golpeando el fondo de la red”, dice. Pese a ello, no muestra egoísmo, se ha cansado de ponerle pelotas servidas a Son Heung-min, su punzante compañero de ataque desde hace siete años, con quien se entiende a ojos cerrados y lleva una amistad fuera del campo.

Tiene una virtud de Cristiano Ronaldo: está superconcentrado y piensa que cada jugada puede terminar en gol… suyo. Las diferencias están en el juego. Con mayores recursos técnicos, Kane suele bajar hasta cerca de la media cancha para asociarse más en el armado, combinar, abrir a las puntas. Cristiano hace señas en el área, la pide para finalizar y ya. Quizás lo más importante de este cañonero de 1,88 metros y 76 kilos sea su mentalidad, su naturaleza persistente y el carácter sereno, pero templado que muestra en el campo. De otro modo, quizás no estaría jugando. O al menos no en el Tottenham, club del que surgió, pero que lo dio ¡cuatro veces a préstamo! Primero recaló en el ignoto Leyton Orient, de tercera división. No podía poner reparos, tenía 17 años. Marcó cinco goles en 18 partidos. Volvió al Tottenham y fue cedido esta vez al Milwall, de la segunda (10 en 27). Para la 2012-2013 lo despacharon otra vez: al Norwich City, que al menos militaba en la Premier. Sufrió una lesión seria en un pie y apenas saltó tres veces al campo. Volvió al Tottenham a rehabilitarse y, cuando estuvo pronto, lo cedieron al Leicester, de nuevo a segunda.

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Harry siguió insistiendo y en su cuarto retorno al club se encontró con Mauricio Pochettino, quien desde un primer momento le dio confianza y oportunidades. En las cinco temporadas compartidas con el técnico santafesino, Kane marcó 170 goles; en las cuatro anteriores llevaba 22.

En The Players Tribune contó en una nota su primer tropiezo en el fútbol: “Era un niño. Recuerdo el día tan claramente. Había un parque justo detrás de nuestra casa en Chingford, y yo iba allí todo el tiempo con mi papá y mi hermano a jugar al fútbol. Sin metas. En ese momento jugaba para el equipo infantil del Arsenal. Estaba detrás de las líneas enemigas, por así decirlo, pero fue una gran oportunidad. Así que un día, cuando tenía 8 años, estaba caminando hacia el parque con mi padre, y me dijo, de la nada: ‘tengo que decirte algo’. Respondí: Sí, ¿qué es? Entonces puso su brazo alrededor de mi hombro y dijo: ‘Bueno, Harry... Arsenal te ha liberado’. Realmente no puedo recordar lo que sentí en ese momento, era muy chico. Sí recuerdo cómo reaccionó mi padre y cómo me hizo sentir. Él no me criticó ni criticó al Arsenal. Ni siquiera se veía especialmente molesto. Solo dijo: “No te preocupes, Harry. Trabajaremos más duro, seguiremos adelante y encontraremos otro club, ¿está bien?”.

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No debieron andar demasiado, lo encontraron a 8 minutos del Arsenal, en el Tottenham Hotspur. (O)