El ambiente de las Grandes Ligas fue sacudido el 12 de agosto anterior cuando la Major League Baseball (MLB) informó de la suspensión de 80 juegos impuestos al pelotero dominicano Fernando Tatis, de los Padres de San Diego, por haber resultado positivo en el uso de sustancias prohibidas (en este caso clostebol, un derivado de la testosterona y está clasificado como un esteroide. El acetato de clostebol es un ingrediente principal de Trofodermin, una pomada que se aplica a la piel para tratar abrasiones, erosiones, lesiones, fisuras e infecciones).

Esa sanción no le permitirá participar en ningún partido de los que faltan de la campaña, incluyendo la postemporada, ni en los primeros 33 del campeonato 2023. Tampoco podrá representar a República Dominicana en el Clásico mundial. Tan impactante noticia generó reacciones de todo tipo. El campocorto de 23 años era la gran atracción y muchos decían –con cierta exageración– que era la cara y esperanza de una nueva etapa para el béisbol. San Diego apresuró al firmarle en el 2021 un nuevo contrato de $ 340 millones por catorce temporadas. Tiene enormes condiciones y talento para la tarea defensiva, es bueno y seguro con el guante, estupendo y certero brazo, muy rápido en el corrido de las bases y de manera especial es explosivo, fuerte y oportuno en el momento de batear.

Usó clostebol, un esteroide derivado de la testosterona.

Usa el uniforme de manera peculiar, rastas pintadas, abundante barba y grasa debajo de los ojos para evitar el resplandor. Es posible que sea muy admirado por jóvenes que gustan de esta forma de presentarse. Pero hay clubes como los Yankees de Nueva York que tienen un estricto código de vestimenta desde 1973 que no permite el pelo largo y el uso de barba.

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Por sus grandes contrataciones los Padres fueron favoritos para llegar a los playoffs en el 2021, pero el equipo tuvo un cierre de campaña decepcionante y fue eliminado. Para no repetir tan malos momentos la gerencia general decidió sostener y fortalecer su nómina con nuevos refuerzos, afán que al final contrastó con la poca seriedad y respuestas de su gran estrella.

Ha causado problemas desde la pretemporada de este año. Tenía dolores en una muñeca y tras la investigación de San Diego, Tatis confesó que se lesionó en un par de accidentes de moto –contraindicado por sus altos riesgos físicos–, por lo que fue sometido a rehabilitación. Estaba listo para regresar al equipo mayor cuando fue notificado de la suspensión.

En su defensa usó excusas ridículas y dijo mentiras, como que la sustancia era para combatir un mal dermatológico. Tatis conoce muy bien, como todo beisbolista de Grandes Ligas, que tiene a su disposición médicos las 24 horas durante los siete días de la semana, para hacer cualquier consulta respecto a detalles como el uso de medicinas y que solo ellos recetan.

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Muchos exjugadores le dieron su respaldo (David Ortiz: “MLB está siendo muy cruel con la manera de tomar las decisiones en torno a esto”. Edwin Encarnación: “La MLB lo hundió. Es increíble lo que le hicieron a la cara del béisbol”) y otros lo criticaron (Pedro Martínez: “No tienes excusas. Estoy extremadamente decepcionado contigo. Sabes leer en español e inglés, conoces el programa antidopaje, conoces el protocolo, sabes qué hacer. Hay todas las razones del mundo para que se te culpe de lo que te pasa”), pero sus compañeros de equipo se mostraron muy molestos y se sienten perjudicados.

Tatis dijo en rueda de prensa la semana pasada: “No hay otro a quien culpar, sino a mí. Cometí un error, no me voy a poner en esta situación nunca más. Tengo que hacer mucho para recuperar a la fanaticada. Fue un error por ser imprudente, me arrepiento de todo esto”. El daño está hecho. A menos que ocurran cambios en los principios y valores, pese a que falta mucho para saber qué carrera tendrá, por lo menos ya no será elegido para el Salón de la Fama. (O)