El diminuto Catar organiza un Mundial de fábula y entra en la historia del fútbol con un solo disparo. Su vecino Arabia Saudita da un golpe de efecto al contratar a Cristiano Ronaldo y obligar a que los focos del universo apunten hacia el Golfo Pérsico. Por cierto, la selección saudí dio el campanazo inicial en la Copa del Mundo al vencer al que sería campeón, Argentina. Túnez venció a Francia, Marruecos le ganó a Bélgica y eliminó a España. El mundo árabe ha pegado un grito de liberación futbolística: ¡Aquí estamos…! ¡Nosotros también podemos…! Es una magnífica noticia para la industria del fútbol, que encuentra nuevos mercados ávidos de pasión. La expansión de la número cinco no para.

Claro que no todas las motivaciones tienen que ver estrictamente con el balón. Catar montó el Mundial como parte de su plan maestro de crecimiento Visión Nacional Catar 2030. Logró lo que perseguía: visibilidad planetaria. Todos saben ahora de su potencialidad. Nadie más preguntará “¿Qué es Catar…? ¿Dónde queda…? ¿Cómo será…?” Y el Mundial dejó las obras que lo convierten en un país modernísimo, tecnológico y con fuerza comercial.

Arabia Saudita, 186 veces más grande que su liliputiense compañero de frontera, se quedó con la sangre en el ojo viendo que la fiesta era en la casa de al lado. Y ya tiene una liga considerada la más fuerte del Asia, pero, para reforzar el cartel, llevó a Cristiano a precio de oro, con el contrato más alocado que se haya conocido jamás: 200 millones de dólares por temporada por un jugador que en 28 días cumplirá 38 años. Igual, puede que las cifras estén infladas de común acuerdo. A Cristiano le cae perfecto presumir de un salario hipergaláctico y a los contratantes de que tienen tanto dinero como arena. A ambas partes les conviene alardear. ¿Quién va a revisar las cuentas allí…?

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Como fuere, no lo llevan para ganar el campeonato, el Al Nassr posee una sólida dotación y es cómodo puntero sin él. Además, Cristiano está claramente en bajada. Desde luego, semejante cifra no la paga el club sino el Estado. El portugués es un instrumento político que reporta buena imagen y un agente de propaganda para luego atraer a otros jugadores de cierto nivel. Su presentación, el martes último, revolucionó el reino saudita y se emitió por televisión en todas las latitudes. Nunca una noticia de ese país generó tamaña repercusión. Se habrán frotado las manos todos. Atraer primero grandes figuras en edad veterana para luego consolidar una liga es una antigua fórmula, la han adoptado con indiscutible éxito en Estados Unidos, Japón y otros países con menos cultura futbolera.

Lo que se reafirma cada vez más es la ya fabulosa pasión del fútbol, evidenciada como nunca en el reciente Mundial, que es utilizada de diferentes maneras por empresas y gobiernos para popularizar o viabilizar otros proyectos. Nunca el fútbol estuvo tan cercano a la política o al negocio, jamás fue tan transversal en todos los órdenes de la vida. Los protagonistas, futbolistas, entrenadores, representantes, felices.

Pero, ¿qué encontrará Cristiano en Arabia Saudita…? ¿Una liga en la que podrá hacer 50 goles al año…? ¿Le regalarán penales por orden del sultán…? ¿Podrá imponerse físicamente en un medio muy duro en ese aspecto, como pudieron palparlo los de por sí graníticos jugadores argentinos en Catar…?

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“No sé cuántos goles meterá Cristiano. Lo que tengo claro es que no le fichan como futbolista-florero, sino para ganar partidos”, afirma el técnico español Raúl Caneda, en una excelente entrevista del colega Daniel Lagos en el diario As. Caneda digirió a dos de los equipos más importantes de Arabia Saudí: Al-Ittihad en 2012-13 y Al Nassr, en dos etapas (2014 y 2016). “No van a aceptar un rendimiento bajo de Cristiano, de ninguna manera. En Arabia ha habido grandes futbolistas, como Bebeto, que no cumplieron con las expectativas y sufrieron mucho esa presión. Cristiano no es eterno, pero se cuida y vive para el fútbol. Es consciente de que todo lo que le pagan es a cambio de un rendimiento digno”, agrega Caneda.

Hay mucho fanatismo por el fútbol en Arabia, como lo demostraron sus hinchas recientemente en el Mundial de Catar, a donde fueron unos cuarenta mil en cada partido de su selección. El Al Nassr (significa La Victoria) es el segundo club más ganador del país con 9 títulos. El de más prestigio y coronaciones es el Al Hilal, dirigido por nuestro conocido Ramón Díaz, quien ha ganado tres campeonatos nacionales y una Copa del Rey de Campeones. Este club de la capital, Riad, fue dirigido por varios entrenadores argentinos muy conocidos en Ecuador: Gustavo Quinteros (2017-2018), Gustavo Costas (2011), Edgardo Bauza (2009), Julio Asad (2002 y 2007) y Jorge Habegger (2002-2003 y 2006-2007).

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En el Al Nassr, Cristiano se encontrará con el excelente arquero colombiano David Ospina (34 años), con el brasileño Luiz Gustavo (35), ex Bayern Munich, con el delantero camerunés Vincent Aboubakar (30), que viene de marcar el gol del triunfo sobre Brasil hace justo un mes, y con el Pity Martínez (27), el zurdo picante de River que le marcó a Boca en la final de Libertadores en Madrid. Y cuenta con buenos nacionales. Al Nassr aportó seis nombres a la selección dirigida por el francés Hervé Renard en Catar, aunque ninguno de ellos fue titular en el triunfo 2-1 sobre Argentina. Aún sin Cristiano, le sobra equipo para dar la vuelta olímpica.

“El Al-Nassr es un gran club, entre los tres más importantes de Arabia. Y que nadie se equivoque: va a exigir muchísimo a Cristiano -vuelve el pontevedrense Caneda-. Es muy ridículo escuchar palabras displicentes sobre el Al-Nassr. A Ronaldo no le va a ser tan fácil destacar por su edad, y porque el nivel que va a tener enfrente no le va a dejar. En Arabia hay tres o cuatro equipos que competirían muy bien en la Primera División española”, enfatiza. De hecho, los 26 jugadores del equipo nacional que tumbó a Argentina en Doha militan en la liga local. Allí se entrena y se juega de noche para evitar el calor.

El sultán adquirió en octubre de 2021 al Newcastle inglés, con el que está protagonizando todo un suceso en Inglaterra: de estar al borde del descenso, figura hoy tercero en la Premier League, y sin hacer locuras en fichajes, todo muy prudente y estudiado. La idea, dicen en su entorno, es colocar a la Liga Profesional Saudí entre las diez primeras del mundo. Mediáticamente, ya lo ha logrado. Después está la curiosidad de lo que podrá hacer Cristiano en un medio tan exótico, aunque la edad no sabe de apellidos. Hasta a Pelé, en el Cosmos, le costó sobresalir. Y era Pelé. (O)