Cristiano Ronaldo fue presentado oficialmente por el Manchester United el 31 de agosto del año pasado. Era el regreso de quien se transformara en estrella mundial con la camiseta de los Diablos Rojos. Aunque ya no era el muchacho triunfador que se fue a los 24, igual los hinchas se mostraron felices de recuperarlo después de doce años. Y él, siempre tan pertinente desde lo comunicacional, emitió declaraciones políticamente impecables:

“Todos los que me conocen saben mi infinito amor por el Manchester United. Los años que pasé en este club fueron absolutamente increíbles y el camino que recorrimos juntos está escrito con letras de oro en la historia de esta gran e increíble institución”, señaló en las redes oficiales del club. Y agregó: “No puedo ni siquiera empezar a explicar mis sentimientos ahora que veo mi regreso a Old Trafford anunciado en todo el mundo. Es como un sueño hecho realidad; después de todas las veces que he vuelto a jugar contra el Manchester United siempre he sentido mucho cariño y respeto por parte de los aficionados en las gradas”. Amor de los buenos…

El United venía de conseguir el subcampeonato detrás del City y por encima del Liverpool y el Chelsea. Se esperaba, con su aporte, dar el gran salto en la Champions, y volver al título en la Premier. Sobre todo, porque al ya costoso plantel existente se le sumaron Jadón Sancho, un pase de 85 millones de euros, y Raphael Varane, de 40 M€. O sea, ellos tres más De Gea, Maguire, Pogba, Bruno Fernandes, Mc Tomminay, Rashford… El resultado fue lamentable: eliminado rápidamente en la Champions, en la Copa Inglesa, en la Copa de la Liga y en sexto lugar en la Premier, a 35 puntos del campeón, que para más sal volvió a ser el Manchester City, su odiado rival ciudadano. Sexto duplicando las derrotas del año anterior. Y quedando fuera de la próxima Liga de Campeones de Europa. El efecto Ronaldo no funcionó, como no había funcionado en sus tres años anteriores en Juventus. El de Madeira marcó la cifra más baja de goles de sus últimas quince temporadas: 24. Pero, más allá de eso, no hizo mejor al equipo. No contribuyó a alcanzar ningún objetivo. Su altísimo ego chocó con el técnico alemán Ralf Rangnick, y el nuevo, el holandés Erik Ten Hag, no lo tiene en sus planes.

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Pese a que su contrato es por dos años con opción a uno más, Cristiano ya manifestó que quiere irse en este mismo mercado de pases. Diez meses después de aquel idílico retorno. No desea seguir en un equipo que disputará la casi inadvertida Europa League. Y le ha dado la orden a su todopoderoso empresario Jorge Mendes que le consiga de nuevo club. Mendes ya salió con la valija y lo ha ofrecido al Bayern Munich, el Chelsea, el Napoli, la Roma, el Barcelona y ahora el Atlético de Madrid. Pero nadie pica. El único parcialmente interesado es el Chelsea, y tiene explicación: el ultramillonario Todd Bohely, nuevo propietario del Chelsea (compró el club al deportado Roman Abramovich), quiere a Cristiano como golpe publicitario y comercial, pero el técnico Thomas Tuchel se opone. Los técnicos piensan en el conjunto, quieren once al servicio del equipo y saben que con Ronaldo son 10+1; él es una isla. Él va donde vaya para engrosar sus números personales y quedar en la historia. Si le sirven al equipo, bien. Un caso parecido al de Ibrahimovic, de quien Arrigo Sacchi dejó una frase antológica: “Si el fútbol fuera un deporte individual, como el tenis, Zlatan sería el mejor del mundo, pero es colectivo”.

Lo comentó Giorgio Chiellini, su compañero en la Juventus: “Cristiano necesita un equipo que juegue para él”. Y el exfutbolista del Madrid y la Roma Antonio Cassano, convertido en irreverente comentarista, fue más duro: “Solo piensa en sus goles y récords”.

Que haya bajado de 50 goles promedio a 24 no es criticable. Se debe también a la edad. Un tópico es lucir un óptimo estado físico y otro es conservar los reflejos. Esto no hay gimnasio ni abdominales que puedan mantenerlo como a los veinte años. Y el portugués ya está encaminado a los 38. Incluso 24 anotaciones son una cifra considerable dada su veteranía. Lo que no tiene es juego, asociación, combinaciones, desborde, pases gol. Pero tampoco esto sería criticable. Quien lo contrata debe saberlo y tenerlo claro. Lo poco elegante es salir a tocar timbre en todos los clubes importantes de Europa estando con contrato vigente en el United, club que le abrió las puertas cuando salió huido el año anterior de la Juventus. Que apostó fuerte por él, pagando 117 millones de euros al Madrid (cifras de Transfermarkt, la página número uno del fútbol en cuestiones de mercado). Pero dijo “me voy” y se subió a un avión. Juventus recuperó 15 millones que le pagó el Manchester. Y no alcanzó tampoco el objetivo buscado: ganar la Champions con él. Al revés, había alcanzado la final europea en 2017 y en las tres temporadas con Ronaldo fueron eliminados un año en cuartos de final y dos en octavos. Y perdieron el Scudetto después de haberlo conquistado nueve años consecutivos. Dejó un regusto ácido en Turín y las opiniones de los medios tras su adiós fueron cáusticas: “Ronaldo no logró la hazaña para la que había sido contratado, la conquista de la Champions”. “Nunca lo hemos escuchado hablar como un jugador de la Juventus convencido”. “Nunca se expuso en favor de la Juventus”. “El equipo de Ronaldo es Ronaldo y eso también se aplica al Manchester United”. “Nunca llegó a estar implicado al 100 %”. “Ronaldo fue un solista, nunca estuvo integrado en el vestuario”.

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En España, pese a la maquinaria de prensa madridista que siempre lo defendió a rajatabla, ya han comenzado a esbozarse críticas a la actitud del divo. “Se adivinaba su decadencia y un jugador así, tan singular, tan imposible de encajar en cualquier sistema que no consista en todos para él, compensa cuando marca incesantemente. Cuando sus cifras se reducen a las de un simple buen goleador aparecen los problemas”, escribió Alfredo Relaño, presidente de honor del diario As. Y profundizó: “Ahora se quiere ir del United porque no se ha clasificado para la Champions. Me parece un planteamiento egoísta. Podría pensar que el año anterior, sin él, el United sí se clasificó”.

Carlos González, de Marca, fue respetuoso pero punzante: ‘Cristiano Ronaldo tira por la borda su grandeza en el césped’, tituló. Y desgrana: “Estos últimos años los está gestionando mal y saliendo de una manera que no debería de los equipos por los que pasa, clubes legendarios, que también le han dado todo. Ya se equivocó en su manera de marcharse del Real Madrid. Una leyenda como él no puede decir que se quiere ir del club segundos después de ganar una Champions, como hizo el portugués tras la final de Kiev”.

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