Ronald Insuaste bien podría ser concebido como un loco. Pero no porque hubiera perdido la razón, pecara de imprudente o actuara sin control. El Diccionario de la lengua española lo define mejor en sus acepciones cuarta, sexta y séptima: “que excede en mucho a lo ordinario o presumible”, “entusiasmado o muy contento” y “que siente gran amor o afición por algo”. ¿La razón? El logro de este ultramaratonista guayaquileño de 33 años de completar su reto de 50 maratones en 50 días, una “satisfacción personal”.

Fueron jornadas consecutivas entre el 13 de diciembre y el 31 de enero pasado, aseguró en una entrevista con este Diario. El tiempo en cada prueba (42,195 km) era lo de menos: algunos días por debajo de las 4 horas y otros, “malos”, de hasta 5 h 30 min. Como fuera no se trataba de una competencia ni actividad avalada por alguna federación deportiva.

“Fue una satisfacción personal. Lo importante era marcar los 42 kilómetros, en el tiempo que fuera”, explicó, a la vez que dijo orgulloso que la suya no solo es una marca en Ecuador sino en toda Sudamérica. A esta le añade otros registros también insuperables.

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“Tengo récords nacionales en 6, 12, 24, 48 y 72 h y seis días corriendo. Mi especialidad consiste en acumular kilómetros para obtener el resultado (completar el tiempo), la victoria en cualquiera de esas pruebas. Son récords nacionales, retos personales. La Federación (Ecuatoriana de Atletismo) no los avala, pero yo los considero nacionales, porque nadie ha hecho este tipo de hazañas. Nadie más lo ha hecho, he averiguado por muchos años. Sigo páginas web que certifican este tipo de marcas”, declaró en charla telefónica.

‘Decían que no lo lograría’

No es la primera vez que se sabe de este corredor guayaquileño. A lo largo de la última década en los periódicos se leen noticias sobre él con títulos como ‘Ronald Insuaste corrió 218 kilómetros en 24 horas’, ‘Ronald Insuaste le quitó récord al maestro en la caminadora’, ‘Ronald Insuaste, especialista en ultramaratones’... Y en 2015 completó –recuerda– 30 maratones en 30 días, lo que le permitió aspirar a un siguiente nivel. Pero incluso así se topó esta vez con la incredulidad ajena.

“La mayoría de personas quizás creía que me rendiría al décimo maratón o me criticaba, pero quienes corrían conmigo veían a una persona determinada en terminar su prueba y que se divertía mientras corría. Es la motivación que le transmitía a la gente que iba a correr conmigo”, dijo.

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Las primeras 15 maratones las hacía por debajo de las 4 horas. Iba bien, sin problema, como entrando a la aventura. Luego empecé a sentir molestias en el cuerpo, desgaste de cadera, compresión en las piernas, hinchazón en los tobillos... Ronald Insuaste, corredor guayaquileño

Sus jornadas se iniciaban en la madrugada. Partía desde su casa, cerca del Hospital del Día (calles Eloy Alfaro y Argentina), y los recorridos finalizaban en zonas céntricas del Puerto Principal, vía Samborondón y vía a la costa. No le resultaba incómodo el movimiento vehicular ni la gente en sus actividades cotidianas: “Al contrario. Eso era mejor. Aunque me detuviera en los semáforos o la gente estuviera ahí, haciendo bulla, eso me ayudaba bastante porque me distraía con la vista. Era supermotivante. Cuando estaba solo, era un poco diferente”.

Lo que sí conllevaba contratiempos era el físico. “Fue un proceso. Las primeras 15 maratones las hacía por debajo de las 4 horas. Iba bien, sin problema, como entrando a la aventura. Luego empecé a sentir molestias en el cuerpo, desgaste de cadera, compresión en las piernas, hinchazón en los tobillos... Mis tiempos fueron mayores, ya por arriba de las 4 h 30 min en promedio. Había días malos también, en los que tenía que caminar bastante, parar, ponerme hielo...”, detalló Insuaste, quien es apoyado por Banco del Pacífico.

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Tras la prueba de turno, lo que tocaba era recuperarse para cumplir con su labor de docente de educación física en un colegio fiscal de Guayaquil y planificar la jornada siguiente.

Va por más

El apoyo que Insuaste recibió, sobre todo en el tramo final de su reciente reto, lo motiva a plantearse mayores metas.

“Mi próximo desafío hay que proyectarlo. Me gustaría correr un maratón cada uno de los 365 días de un año completo (15.401,175 km en total)”, dijo. Para el efecto, como ha sido ya, observa videos en internet de corredores en Estados Unidos y Europa. Admira al argentino Rodolfo Rossi y al ultrafondista español Ricardo Abad.

“El ejercicio físico nos puede salvar de muchas enfermedades y ayudar a mantener un estilo de vida óptimo”, consideró el runner guayaquileño, quien también expuso su criterio sobre el atletismo en Ecuador: “Le falta mejorar aún más. Tenemos deportistas de buen nivel, pero poco apoyo. Hay que empezar a ver promesas escondidas. Eso falta. Cuando las puertas se cierran, uno se desmotiva en su sueño. Lo que se necesita es incentivar a lograr metas así”. (D)

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