De incógnita a aspirante y de aspirante a revelación. Tal la transformación de Ecuador en apenas dos fechas de Eliminatoria. La impresión pasó de positiva en el primer turno frente a Argentina pese a perder, por haberse mostrado bien plantado en el campo, a excelente por los cuatro goles con autoridad y lucimiento ante Uruguay. Dos de los rivales más fuertes y directos por un cupo quedaron atrás y el optimismo en las huestes de Gustavo Alfaro es total. Por la notable solidez del equipo, armado prácticamente en una sobremesa, sobre una servilleta, la ilusión reemplazó a la incertidumbre inicial.

Y aunque todos los rivales son difíciles y se dan cada vez más resultados inesperados, no es descabellado pensar que la Tricolor pueda recoger estos 6 puntos de noviembre. Ahí sí, pondría proa directa a Catar. Porque sumaría 9 y luego le quedarían siete compromisos en Quito. Desde luego es una carrera larga y tortuosa, habrá percances en el camino, pero entonces no será una meta imposible. En los cinco premundiales anteriores el quinto ubicado clasificó con 26 puntos, 25, 24, 25 y 27 respectivamente. O sea, salvo algún hecho excepcional, con 27 se está adentro. No parece utópico vista la actuación ante Uruguay y el potencial de esta selección de Alfaro.

Hoy le toca abrir el fuego de la tercera fecha en una ciudad que le es particularmente favorable en los últimos veinte años. En lo que va del milenio, Ecuador ha medido cinco veces a Bolivia en La Paz por Eliminatorias, y va invicto: tres triunfos y dos empates. Allí, donde muchos pierden, Ecuador no. Síntoma claro de que la altura también juega: a los no adaptados a la altitud, les cuesta horrores ganar en La Paz, a Ecuador no. Las tres veces que clasificó al Mundial puntuó en la patria que el domingo reestrenó democracia.

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El fútbol boliviano es, hoy, el más débil de los diez competidores, sin figuras nuevas, envuelto en una caótica situación institucional, la federación tiene en la actualidad dos presidentes (que se despedazan) y la selección es el jamón de ese emparedado. El técnico venezolano César Farías afronta fuertes cuestionamientos, siempre relacionados por motivos extrajuego, de convocar jugadores de tal o cual representante y permanentemente con ofertas para salir del cargo. Esta vez vuelven los jugadores de Bolívar y Wilstermann, no tenidos en cuenta en las dos jornadas anteriores, con lo cual mejorará su poderío. Dará combate y no le queda otra que ganar, porque es el único sin puntos. No obstante, digámoslo con respeto, pero sin careta: Ecuador es favorito y no puede permitirse no rematar al arco, como en cancha de Boca. Ahora todo ha cambiado: Alfaro encontró los nombres y a esos nombres les dio un funcionamiento. “Contra Uruguay empezamos a plasmar una idea y a convencernos de que tenemos los jugadores y la ilusión de llegar a un Mundial”, declaró Xavier Arreaga. Eso trasuntó el equipo ante Argentina y Uruguay.

Hay entusiasmo por lograr algo importante y están dadas todas las condiciones para cosechar. “Me da mucho placer ver la alegría con que los jugadores se suman a la Selección. Me entusiasma mucho el grupo que estamos formando”, señaló Alfaro, y es verdad, se notó un compromiso fuerte en los dos juegos anteriores.

Ganar sería importantísimo, además, por los cruces que se dan en esta fecha: Chile-Perú, rivales directísimos, Argentina-Paraguay y Colombia-Uruguay. En todos quedarán puntos al costado de la ruta (siempre benefician los empates porque vuelcan en la tabla dos unidades y no tres). Lo de Brasil corre aparte: ¿para qué desear que pierda puntos…? Lo mejor es que resuelva todos los partidos a su favor para restarles chances a los otros. Que se escapen uno o dos adelante y resten posibilidades a los de más abajo.

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Partido de particular interés para Ecuador el de Barranquilla. Una nueva derrota de los Celestes podría generar una crisis direccionada hacia Óscar Tabárez, justo antes de recibir a Brasil el martes. Después de dos actuaciones muy flojas (a Chile le ganó sin merecerlo y jugando mal en el debut) Uruguay debe reencontrar rápidamente el juego. Tiene un problema de generación en el medio, donde se advierte su histórica combatividad, pero no le aparecen luces. Colombia enfrentará un fantasma: su escasa eficacia contra los grandes del continente. En los últimos once partidos ante Brasil, Argentina, Uruguay y Chile por clasificatorias no ha podido ganar. Su anterior victoria es ante Chile en 2012. Al futbolista colombiano se le anudan los cables en momentos cruciales. Colombia empezó bien ante un debilísima Venezuela y luego sacó un empate en Santiago; con los Suárez y Cavanis será su prueba reina. A ver qué da.

Chile y Perú animarán una nueva edición del siempre áspero y hostil clásico del Pacífico. Chile jugará con un condicionante especial para su técnico: insólitamente, desde la misma asociación han advertido al técnico Reinaldo Rueda. “Estos resultados son clave para todos. Hay que pensar que luego no se juega hasta marzo”. Si pierde con los incaicos, Rueda sería cesado y habría tiempo de estudiar bien a un sustituto. Según encuestas de los medios, el 68% de los hinchas aprueba que se aleje el DT colombiano. La realidad chilena es que no aparece un sólo jugador de categoría para relevar a los veteranos de la Generación Dorada. Lo reconoció el propio Alexis Sánchez: “Habrá que esperar, pero a la vez avanzar rápido. El tiempo no te espera. Hay que mejorar las juveniles y ahora no hay ninguno. No veo a nadie”, dijo. Aunque llamen a Rinus Michels… Perú va con la seguridad del fútbol que predica Ricardo Gareca, un prócer en la tierra de Vargas Llosa.

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Venezuela no debería ser un problema para Brasil y Argentina tendrá un durísimo escollo ante el siempre brioso Paraguay, que ya le ganó en Córdoba en el camino hacia Rusia 2018. Una nube de pasión vuelve a posarse sobre el cielo de Sudamérica. (O)