Al propio estilo del fracasado técnico Gustavo Quinteros hoy el Bolillo Gómez habla de “sabios” e “ignorantes”. Lo dice porque parte de la prensa no está de acuerdo con el uso del término “aprender”, que más que didáctico es una excusa porque él sabe perfectamente lo que representa la Copa América. Pero decir que a la gente no le interesa ese torneo esa sí que es una barbaridad. El ecuatoriano siente frustración por no haber tenido éxito en ese campeonato, donde otros sí han ido y van a buscar la gloria, mientras nosotros intentamos usarlo como un “laboratorio” y para “aprender” –que por cierto ya se convierte en una frase trillada y desgastada–.

Decir que lo único que importa es la clasificación a un Mundial, sin reconocer que la Copa América es el principal certamen por selecciones en nuestro continente y además el más antiguo del planeta, también es inoportuno. La Copa América se inició en 1916 y tiene como campeones a las siguientes selecciones: Uruguay (15 veces), Argentina (14), Brasil (8), Paraguay (2), Chile (2), Perú (2), Colombia (1), Bolivia (1). Solo dos países de Sudamérica no lo han ganado: Venezuela y por supuesto Ecuador.

Por eso es indispensable que al menos la Comisión de Selecciones de la Ecuafútbol, que está integrada por miembros del directorio de la FEF, insista en que toda actuación de la Tricolor debe ser valorada por lo utilitaria que es. Y con mayor razón insistir en que la participación de nuestro país en la Copa América debería prevalecer el éxito deportivo ante cualquier otra cualidad o excusa.

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Es casi una paradoja que Hernán Darío Gómez nos diga, a estas altura de su permanencia en nuestro país, que “para la Copa América no estará preparado” porque no lleva “un año con la Selección” y que “para la Copa América me va a faltar mucho conocimiento de muchas cosas”. Desde mi punto de vista estamos ante una reflexión inconcebible y tan endeble, por su falta de coherencia, en tanto y en cuanto todos conocemos que el técnico colombiano tiene un conocimiento de nuestro fútbol, que de por sí no es tan complejo como nos lo quiere calificar. Y peor decir que no ha tenido “el tiempo suficiente” para preparar un equipo que vaya a competir compenetrado y comprometido en conseguir un objetivo alto.

Se debería ir a jugar la Copa América que se realizará en Brasil a mediados de este año, apostando en hacer historia. El Bolillo tiene en las manos un ejemplo fresco, gratificante, que nos llenó de orgullo al ver jóvenes de nuestra selección sub-20 ganar un campeonato Sudamericano por su capacidad en la cancha. Pero, sobre todo, porque les transmitieron que sí se puede si se quiere conseguir el triunfo y lo hicieron para el beneplácito nacional.

Parecería que el DT Gómez quiere proteger mucho su cargo. Presiento que quiere demostrar que fue un acierto habérselo elegido para el cargo, pero para aquello no le sirve para nada abrir frentes de discusiones con quienes critican las justificaciones de sus convocatorias o el porqué de sus excusas. Lo que esperamos es que él se llene de razones para hacer jugar bien a nuestra Selección y la mejor oportunidad la tiene en las manos. A él le hemos entregado la responsabilidad de reivindicar el gran fracaso que vivimos en las eliminatorias del Mundial de Rusia 2018 y la mejor manera es demostrando sus conocimientos y experiencia en la cancha.

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Es lógico que todos tenemos que aprender algo siempre y a cada rato. Nunca se deja de aprender, es parte de la superación personal y profesional. Discutir sobre aquello termina siendo una torpeza y este razonamiento no es de propiedad ni de sabios ni de ignorantes.

Jorge Luis Borges, erudito escritor argentino, considerado uno de los más destacados literatos del siglo XX –que por cierto odiaba el fútbol– al presentar su obra El oro de los tigres en su discurso insistió, en “que aunque la vida es un aprendizaje continuo, la sociedad siempre insiste en que hasta los más ilustres pensadores deben tener un espacio para demostrar lo que aprendieron”.

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Conociendo la personalidad del Bolillo es muy difícil que rectifique su manera de actuar, especialmente cuando quienes se oponen a sus pensamientos critican su accionar. Lo que sí está claro es que muchas veces quienes utilizan insultos nos hacen ver que el alcance de esas reacciones son propias de quien tiene dudas de sí mismo. O que tal vez pudiera ser bueno que recuerde que quien usa el insulto como arma para aplacar una voz adversa termina siendo un ignorante o un incapaz de dialogar. Pienso que él puede estar encasillado en este último factor. Algo parecido le sucedió en su estancia por Panamá, donde fue criticado por ese absolutismo de sus razonamientos sobre los derechos y obligaciones que tiene la prensa para informar y opinar.

Solo aspiramos a que el DT de Ecuador haga bien la tarea para la que fue contratado, que gobierne con éxito al grupo de jugadores –aspecto que terminó siendo un gran inconveniente cuando Quinteros manejó a la Selección– y que, además, implemente el cambio generacional que exige nuestra Tricolor. Que conozca que al hombre de la calle, al de la oficina, al ecuatoriano en general, sí le interesa la Copa América y por supuesto las eliminatorias al Mundial de Catar y la tan soñada clasificación a ese torneo, pero sobre todas las cosas queremos que se vaya con la intención de competir con el propósito de vencer.

En todo caso, aquí es válido invocar al épico poema La victoria de Junín, canto a Bolívar, escrito por José Joaquín de Olmedo, en el fragmento que dice “lidiar con valor y por la patria es el mejor presagio de victoria / acometed, que siempre de quien se atreve más el triunfo ha sido / quien no espera vencer, ya está vencido”.

Considero que a estas alturas los nuevos funcionarios de la FEF deberían expresar cuál es su pensamiento sobre el aprovechamiento que significa participar en un torneo oficial organizado por la Conmebol. Al menos conocer si ellos coinciden con el cuerpo técnico de la Selección en participar por participar, porque supuestamente al ecuatoriano no le interesa la Copa América, ¡porque nadie le habla de la Copa América en la calle!, razonamiento que en primer lugar no es verdad. Es argumento falso, pero expuesto de modo tan hábil que parece verdadero.

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La prensa deportiva ecuatoriana históricamente ha apoyado a la selección porque es nuestra representación y aunque el DT no deba o no tenga que sentir lo mismo, estamos dispuestos a seguir apoyando. Más si están en juego nuestros intereses futbolísticos, pero con una regla que sustente la relación: el respeto. Sin aquello entraremos nuevamente a la ley de la selva que puso en práctica su antecesor (Quinteros), con los resultados lamentables suficientemente conocidos. (O)

Decir que lo único que importa es clasificar al Mundial, sin reconocer que la Copa América es el principal certamen por selecciones en nuestro continente, también es inoportuno".