Por tercera ocasión en esta década, Emelec y Liga de Quito vuelven a medirse en la final por el título del torneo nacional. En estos choques, eléctricos y albos han levantado el trofeo de visitantes.

La primera vez, Liga lo hizo en el estadio George Capwell en el 2010, en una definición manchada por el caso de suplantación de identidad del jugador Gonzalo Chila, quien en realidad se llamaba Ángel Cheme; y los insultos, en el juego de vuelta, del portero José Francisco Cevallos -ahora presidente de Barcelona- contra Alfredo Intriago, cuarto juez del encuentro.

Los albos superaron 2-0 a los eléctricos con un doblete de Miler Bolaños, en la ida; y en la revancha, en la que el DT Edgardo Bauza aplicó una táctica defensiva, los azules, dirigidos por  Jorge Sampaoli, lograron anotar un tanto a través de David Quiroz.

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En el 2015, el cuadro eléctrico, con el entrenador Omar De Felipe, logró un título que pasó a formar parte de la historia del balompié porteño, al convertirse en el único club de Guayaquil en conquistar un tricampeonato nacional y ser el primer equipo de la ciudad en dar una vuelta olímpica en el estadio Casa Blanca, ahora llamado Rodrigo Paz.

Para alcanzar estas metas, Emelec superó 3-1 a los blancos en el estadio Reales Tamarindos de Portoviejo (jugó allí porque el Capwell estaba en remodelación) con un tanto de Fernando Gaibor y un doblete de Ángel Mena; el descuento fue obra de José Cevallos Enríquez.

Y en la vuelta, los millonarios aplicaron la misma estrategia defensiva que la U en el 2010; y la desesperación consumió a los quiteños, adiestrados por el entrenador argentino Luis Zubeldía, que no encontraron las fisuras en la zaga rival, que estuvo liderada por Gabriel Achilier y Fernando Pinillo.

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Sobre estos duelos, Esteban Paz, directivo de Liga, comentó: “Ahora nos jugamos el esfuerzo, trabajo y dedicación de todo el año en estos 180 minutos finales. Lo dejaremos todo en la cancha por lograrlo”.

Paz lanzó la puntada: “Esta final representa al fútbol ecuatoriano, por ende, solo podemos exigir total transparencia en sus actores. Confiamos en lo árbitros, es el momento de lucirse por el bien del fútbol”. (D)