Queda escrito en la historia. Los Medias Rojas de Boston se coronaron campeones de la Serie Mundial del béisbol de las Grandes Ligas, en la temporada del 2018, al ganar cuatro partidos y perder solo uno.

En el quinto juego, que se desarrolló el domingo anterior, hubo imagen final que fue patética: Manny Machado intentó sacar batazo que iniciara una posible levantada de los Dodgers, pero terminó casi de rodillas frente una slider del pitcher Chris Sale. Esto fue el reflejo fiel de lo que sucedió durante todo el duelo, que fue de dominio casi completo de los lanzadores.

Machado fue adquirido por los californianos a mitad de la campaña regular –convertido en la joya más preciada de las Mayores– con el afán de mejorar su ofensiva y esta vez ganar una Serie Mundial que nuevamente le fue esquiva y que no consigue desde hace 30 años.

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En el juego del título de Boston el mánager Álex Cora no titubeó y mando a sus mejores lanzadores disponibles. Inició con Dave Price, que trabajó siete sólidos episodios. Para el octavo capítulo hizo ingresar a Joe Kelly, su mejor relevo medio, que sacó los tres outs sin complicaciones y con ponches. Y para asegurar llamó a Sale, quien cerró con broche de oro la faena. El trabajo de los lanzadores fue clave, pues no permitieron a la tanda fuerte de los dueños de casa ninguna carrera. La única llegó por un cuadrangular de Dave Freese en el primer acto y así se liberaron de la ignominia de la blanqueada.

Los tres últimos bateadores de los Dodgers fueron Justin Turner, Kike Hernández y Machado, dominados por la vía del ponche para un cierre sensacional que no dejó espacio para ninguna levantada esperanzadora.

De todas las formas que se pueda analizar los Medias Rojas tenían motivos suficientes para ser máximos candidatos para quedarse con la corona. Con el paso de los juegos ese favoritismo se confirmó. Los dos partidos iniciales en el Fendway Park fueron victorias de Boston con 8-4 y 4-2. Los Dodgers tenían la esperanza de que sus bateadores despertaran con un clima mejor y recuperarse de la desventaja.

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En el primer encuentro en Los Ángeles fueron necesarias 18 entradas, exactamente como si fueran dos partidos para poder doblegar a Boston 3-2. Ese compromiso duró 7 horas y 22 minutos y participaron 18 lanzadores y 27 peloteros de cuadro, para un total de 45 beisbolistas en acción.

Fue el duelo más largo de todos los tiempos en los playoffs. Es preciso decir que sí ha habido juegos más extensos, pero en fase regular como los 25 episodios del 8 de mayo de 1984 entre Medias Blancas 7, Cerveceros de Milwaukee 6, en 8 horas y 6 minutos de partido.

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En el cuarto juego, los de Boston tuvieron una remontada espectacular cuando estaban abajo 4-0 y con dos outs pudieron hacer tres carreras en el séptimo, una en el octavo y cinco en el noveno para terminar ganando 9-6.

En el quinto partido tercero en el Dodger Stadium, había la expectativa de ver si los californianos eran capaces de levantarse, lo que finalmente no ocurrió porque como está descrito los lanzadores les amarraron los bates. En cambio, la ofensiva roja estuvo muy oportuna con sus cuatro largos batazos de jonrón. Dos de ellos de Steve Pearce, quien fue elegido como el Jugador Más Valioso. Con 35 años, Pearce, como Machado a Los Ángeles, también llegó en la mitad de la temporada desde los Azulejos de Toronto; su tarea específica era la de enfrentar a los lanzadores zurdos. Sonaron tres cuadrangulares en los últimos dos juegos. Fue su largo batazo en el cuarto de la serie el que sirvió para empatarle a Dodgers y con un doblete en el noveno episodio impulsó tres carreras.

Nunca se ponchó en la final y cuando recibió el premio Pearce dijo: “Fue un año muy divertido en mi vida. Ha sido increíble. El béisbol es un deporte muy divertido. Estoy muy bendecido de estar en este equipo”.

Mookie Betts fue un tremendo aporte ofensivo y defensivo en la temporada regular, pero al llegar los juegos finales se le mojó la pólvora y en trece turnos no había sacado ningún hit. Pero en el quinto y decisivo despertó al conectar un vuelacercas por el jardín central con disparo que voló 117 metros. Betts, que suele comprar pizzas y donarlas a familias pobres, dijo de esta donación: “La sonrisa de ellos y las gracias pronunciadas con tanta profundidad, son un poema vivificador”.

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Los Medias Rojas lograron 108 victorias para asegurar el banderín de la zona este de la Liga Americana. Luego fueron campeones en serie divisional ante los Yankees; de la serie de campeonato al superar a los Astros y finalmente a los Dodgers. El boricua Cora, mánager de los ahora campeones, fue contratado para dirigir este año. Se presentó en el campo de entrenamiento y su primer mensaje a los beisbolistas fue: “Hay que prepararse bien para jugar bien”. En el festejo dijo: “Soy de Caguas y hay muchas personas que no saben dónde queda. Lo último que le pediré a mis jefes es poder llevar este trofeo a Puerto Rico”.

Hay una regla de oro en béisbol que indica que para aspirar a ganar un juego y un torneo se deben manejar y rotar bien a los lanzadores y estos deben variar con acierto sus tiros. Pero necesitan el complemento de una segura defensa, bateo oportuno y de gran alcance y eso fue justamente lo que hizo Boston, que hoy disfruta de su novena serie mundial y la cuarta en los últimos catorce años. (O)

Siempre de visita los Medias Rojas fueron campeones en la serie divisional ante los Yankees; ganaron la serie de campeonato al superar a los Astros, y finalmente a los Dodgers.