Ángel Mena estuvo de vacaciones en Guayaquil y en entrevista con EL UNIVERSO reconoce que todavía espera incrementar su nivel en el Cruz Azul, de México. Cree que aunque su desempeño merece un 6 sobre 10 de calificación, a su juego le ha agregado más marca y agresividad tras tener a Paco Jémez (español) y Pedro Caixinha (portugués) como entrenadores. El guayaquileño de 30 años hace una reflexión profunda sobre el porqué la mayoría de los jugadores nacionales no triunfa en el extranjero: “Nos conformamos con las cosas pequeñas que conseguimos. Nos pasa factura el tema de la cabeza”.

Del 1 al 10 ¿con cuánto califica su última temporada en el Cruz Azul mexicano?

Con un 6. Si hago un balance de los partidos que jugué (13, diez de titular), los goles que anoté (3) y casi lo mismo en asistencias, la productividad fue buena, a pesar de no haber jugado todo el torneo. Me han dado confianza y seguiré en el club. La califico de aceptable.

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¿Fue complicado adaptarse al balompié azteca?

La adaptación ha sido muy buena. Al principio costó un poco, no en lo futbolístico porque en el primer torneo me fue muy bien, pero en el plano familiar siempre se complica cuando tienes hijos pequeños y llegas a una cultura distinta. Además, me tocó adaptarme a la altura. En otros sentidos se me hizo un poco más fácil asimilarlo, pero en el familiar fue un poco más complejo y nos tocó batallar.

¿Y la vida en una metrópoli como el Distrito Federal?

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Es una ciudad enorme. Hay que tener mucha paciencia por el tráfico, pero son cosas
a las que uno se debe adaptar como profesional del fútbol.

En México lo han dirigido el español Paco Jémez y el portugués Pedro Caixinha, ¿la metodología europea fue complicada para usted?

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A mí me costó. Los técnicos sudamericanos tienen una perspectiva diferente a la de los europeos. Paco era muy exigente, pero aprendí muchas cosas que me sirvieron. Lo mismo con Pedro. Llegó con cosas diferentes que se las incorpora al jugador, y a la larga te hacen crecer más como persona y profesional.

¿Qué le incorporaron?

La marca, ser más agresivo en la transición de ataque a defensa. Tenía características más ofensivas, pero llegó Paco y empezó a inculcarme eso.

¿Pero sigue mostrando su mejor fútbol de tres cuartos de cancha hacia el frente?

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Sí, pero las cosas que uno va incorporando siempre ayudan. Las características de uno ya no cambian, uno tiene que sacarle provecho a lo que te ha dado frutos. No niego
que lo que a mí me gusta es agarrar la pelota de mitad de cancha e ir hacia adelante.

¿Por qué no triunfan por completo en el exterior los futbolistas ecuatorianos?

Quizás nos cuesta y nos pasa factura el tema de la cabeza. A veces nos desanimamos, no perseveramos tanto o nos conformamos con las cosas pequeñas que conseguimos. Creo que más pasa por eso.
Al jugador ecuatoriano le cuesta estar afuera, ganarse la confianza y ser regulares en nuestros equipos. Quizás nos cuesta tener la cabeza fuerte y pelear por un lugar.

¿Eso le ocurrió cuando Caixinha no le dio chances?

Sí. Tuve un bajón anímico. Te pasa por la cabeza irte a otro lugar, pero si tomas el enfoque nuevamente y te enrumbas, rendirás al máximo. Más pasa por la cabeza (tema mental) que por lo futbolístico.

¿Le hablan en México de Álex Aguinaga?

Es un jugador que recuerdan mucho allá. He conversado con gente desconocida y me preguntan de qué país soy. Digo Ecuador y enseguida salta el nombre de Álex. La verdad, enorgullece ver que
hay futbolistas ecuatorianos que aprecian porque han dejado un legado importante.

¿Hay más pasión en Ecuador por Emelec o en México por Cruz Azul?

En todos lados depende de la cultura que haya en cuanto a fútbol. En Sudamérica la gente es muy apasionada, lo vive con mucha más intensidad. En México lo viven a su manera. No es que no sientan pasión por el fútbol, pero tienen otra cultura. A mi criterio, lo ven desde otra perspectiva.

Fue al Capwell y vio la caída 0-3 con Santa Fe, en la Copa. ¿Cómo vio a Emelec?

Ellos (los azules) tienen la capacidad para cambiar este mal rato en algo positivo.
No pudimos hablar mucho.

A Marlon Mejía le pude decir algunas cosas. Le aconsejé que aprovechara su oportunidad y su momento. Como joven debería jugar siempre. Cuando yo estaba en Emelec no quería que nadie ocupara mi lugar, así estuviera lesionado. Traté de inculcarle eso. (D)

A veces nos desanimamos, no perseveramos tanto o nos conformamos con las cosas pequeñas que conseguimos. Al jugador ecuatoriano le cuesta estar afuera (del país) y tener la cabeza fuerte.Ángel Mena, delantero tricolor del Cruz Azul.