El suspendido Michel Platini, entonces presidente de la Unión Europea de Fútbol, lanzó la semilla en 2013; en marzo de 2014 germinó: fue aprobada por unanimidad; y el pasado miércoles 24 de enero su sucesor, el esloveno Aleksander Ceferin, la presentó formalmente en sociedad: la UEFA sorteó en Lausana la primera edición de su Liga de Naciones, que nace casi inadvertidamente, sin ruido, pero es una idea brillante que, sin duda, impactará en el fútbol sudamericano de selecciones. Y que obligará a la Conmebol a reaccionar frente a ella.

¿Qué es la Liga de Naciones? Una competición bienal que reunirá a las 55 selecciones miembro del Viejo Continente y se realizará aparte de la Eurocopa y de la Eliminatoria. La naciente Nations League (su nombre en inglés) se disputará en las fechas FIFA, que marcan el parate en los campeonatos nacionales de todo el mundo para dar oportunidad a las selecciones a que jueguen encuentros de preparación. El objetivo es articular todos esos amistosos sueltos (a veces muy de solteros contra casados) en un torneo, darle fuerza comercial y carácter competitivo. Comenzará tras el Mundial y finalizará en 2019. Encaja perfectamente y no es agobiante: los cuatro semifinalistas jugarán un total de seis partidos. No se agregan otras fechas, se usan las que están dándole un tinte formal. Se potencian los partidos y se abre un nuevo negocio con los recursos ya existentes.

UEFA dividió el certamen en 4 categorías: A, B, C y D. Son 12 equipos en la A, 12 en la B, 15 en la C y 16 en la D. Todos se componen de 4 grupos. Ejemplo: Alemania, España, Inglaterra, Italia, Francia, Holanda, Bélgica, Portugal, Suiza, Croacia, Polonia e Islandia se ubican en el primer escalón. A estos los dividieron en 4 zonas de 3 equipos y juegan entre sí de local y visitante.

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La competencia ya tiene logo, himno y calendario: arrancará el 6 de septiembre con un partidazo: Alemania-Francia. Y dos días después, Inglaterra-España. ¿Qué cambia si para esa fecha dichas federaciones hubiesen dispuesto un amistoso entre sí…? Mucho. Que estos serán juegos oficiales, a estadio lleno, con televisación a todo el continente y con una retribución excelente: 3’600.000 euros para cada uno más la taquilla de local. Ejemplo: el campeón puede llegar a superar los 20 millones de euros. Y contando la boletería de los dos primeros partidos de local, bastante más. Económicamente es un golazo. Deportivamente, también. Imaginemos si Bélgica, Polonia o Croacia, vírgenes de coronaciones a nivel continental, conquistaran por primera vez un título europeo… Fiesta nacional. También consagrar a jugadores y técnicos.

Además, se ha dado por primera vez un ordenamiento por categorías y ninguna federación se quejó. Es excitante porque habrá un campeón, pero también ascensos y descensos. El vencedor solo puede ser de la categoría A. Los cuatro ganadores de grupos disputarán la semifinal en una sola ciudad por determinar y de allí surgirán los finalistas y el campeón. Los de las demás categorías tienen que ir de a poco. Por ejemplo: Eslovaquia, Ucrania, República Checa, Rusia, Suecia, Turquía, Austria, Bosnia-Herzegovina, Irlanda del Norte, Gales, República de Irlanda y Dinamarca, de la Zona B, deberán ascender primero para pelear luego por la corona. Los primeros de las divisiones B, C y D ascenderán. Y los últimos de la A, B y C bajarán.

Para darle más fuerza, los 16 ganadores de grupo obtendrán el derecho de participar de una ronda de play-off para dar un clasificado a la Eurocopa por división. De modo que la Nations League otorgará un campeón, cuatro cupos directos a la Eurocopa y mucho dinero por televisación, mercadeo, entradas, ventas de camisetas, souvenirs, etcétera. Y la final tendrá el atractivo adicional de disputarse en una ciudad neutral, con toda la pompa, como se estila en la Champions League. El rango oficial de los partidos generará un interés que multiplicará los patrocinadores, los viajes, la atención de los medios… Como en todo comienzo, al público aún no le llega la noticia ni “ve” la importancia del torneo, pero después termina imponiéndose. Ha pasado con casi todas las nuevas competiciones.

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Esto incumbe de manera decisiva al fútbol sudamericano. Ya no tendrán lugar los amistosos ante España, Italia, Francia, Inglaterra, que para nuestras selecciones son jerárquicos. Encuentros que además generan altas recompensas en ciertos casos. Argentina y Brasil, por ejemplo, cobran arriba de dos millones de dólares por presentación ante los tradicionales de Europa. Sudamérica deberá intentar un torneo parecido al que lanzó Europa o bien contentarse con amistosos ante Guatemala, Marruecos, China, Indonesia...

Hay una realidad: Sudamérica necesita de Europa, no al revés. Europa sí se abastece de los futbolistas de esta parte, pero tiene el dinero para llevarlos. Y también eso esperan nuestros clubes, poder exportarles la materia prima para seguir funcionando. ¿Qué hará el balompié sudamericano…? “Es un tema interesante. En principio se habló de participar de esta Liga de Naciones a Sudamérica y a la parte norte de Concacaf, México especialmente, pero con manejo totalmente a cargo de la UEFA y no convenció, nosotros queríamos que estuviese encuadrado dentro de la FIFA. Sin dudas esto va a obligar a un replanteo de los amistosos. Los más perjudicados son Brasil y Argentina, que cobran sumas importantes por los partidos con los europeos, el resto no porque reciben cien mil dólares o algo parecido. Lo que se pierde es la competencia con ellos”, responde Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana, vice 1º de la Conmebol y miembro del Consejo Ejecutivo de la FIFA.

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“Lo que pienso que puede darse es una Liga de Naciones entre Sudamérica y Concacaf, eso sí. En cuanto a Europa, en principio parece atractiva económicamente esta nueva Liga, pero hay que ver cómo resulta. No se debe olvidar que ellos ya tienen mundiales, Eurocopa, eliminatorias de mundiales, eliminatorias de Eurocopa… Y todo con los mismos equipos. Podría generar una saturación”.

En 1916, Sudamérica fundó la Conmebol, primera confederación en el mundo; la segunda fue la UEFA en 1954. También en 1916 creó la Copa América, la segunda fue la Eurocopa en 1960.

En 1930, Uruguay organizó el primer Campeonato Mundial de fútbol. Teníamos grandes futbolistas, que jugaban acá, y éramos pioneros fuera del campo. Ahora producimos grandes futbolistas… (O)

La competencia ya tiene logo, himno y calendario: arrancará el 6 de septiembre con un partidazo: Alemania-Francia. Y dos días después, Inglaterra-España.

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