Cuando se aprobó la Ley del Deporte, Cultura Física y Recreación se creía que la vieja forma de administrar la actividad deportiva quedaba atrás. Con el paso del tiempo, lamentablemente, chocamos con una cruel realidad. Unas de las causas de los muchos males que afectan al deporte está en las fuentes de recursos y la forma de elegir en los organismos nacionales y provinciales, tal como ya lo hemos explicado varias veces.

Para conformar los nuevos directorios desaparecieron la figura de las asociaciones y le entregaron esta potestad a los clubes, que ahora están clasificados con nombres peculiares como Clubes Deportivos Especializados Formativos y Clubes de Alto Rendimiento Especializados, que tienen determinado porcentaje en las elecciones.

A poco de empezar esta nueva era se comprobó que muchas federaciones nacionales por deporte fueron electas por clubes de ‘papel’. Es decir, los que estaban dentro del Ministerio del Deporte registrados con toda su documentación, pero a los que nadie los conocía en las canchas o escenarios. Quienes hacían estos registros express fueron claramente identificados.

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Entre los errores históricos de la ley está haber quitado sus propias rentas y que en su reemplazo el Estado asumiera todos los gastos que generaba el deporte con lo que así pasó a controlar todo. No podemos dejar de reconocer que el Plan de Alto Rendimiento, bien implementado y evaluado permanentemente, es bueno. Pero cuando llegó la crisis fiscal, resultó que el remedio fue peor que la enfermedad. Al inicio el Estado por medio del organismo rector, o sea el Mindeportes, cubría los gatos de todas las delegaciones cuando tenían que concurrir a torneos internacionales.

Para el béisbol esto cambió drásticamente y este año no pudo concurrir a ningún Mundial, Panamericano, Bolivariano ni Sudamericano y tuvo un aislamiento total. Es en esta época de crisis cuando debe aparecer la capacidad de gestión y la captación de socios estratégicos que apoyen los proyectos.

De paso la actual Federación Ecuatoriana de Béisbol fue conformada con clubes de Guayaquil y de otras ciudades, pero marginaron a otros que están dedicados por muchos años a la práctica y desarrollo del béisbol.

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Cuando se deja de lado el trabajo en equipo y no se convoca por largo tiempo a sesiones de directorio causa molestia y es el inicio de un conflicto que ahora provoca muchas dificultades. Al término del actual periodo para el cual fue electo el directorio de la Federación no se convocó a su debido tiempo a nuevos comicios. Se terminó el mandato y se quedaron fuera de acción por lo que deberán, organismos como el Ministerio del Deporte y el Comité Olímpico Ecuatoriano, encaminar a esta federación.

Una de las tareas fundamentales de las federaciones nacionales es la asistencia a competencias internacionales con o sin recursos estatales. Por mucho tiempo, y durante distintos mandatos, el béisbol se autofinanció con la venta de publicidad y ayuda externa. Claro que no es la opción más idónea, pero servía para no alejarse del concierto internacional y no bajar el nivel técnico de esta actividad.

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No me detendré a señalar todos los descuidos y omisiones en el manejo administrativo y económico, que será materia de otro comentario y además es una tarea que deberán realizar los organismos de controles. Me quiero referir a la convocatoria a una supuesta selección que debe concurrir a los próximos Juegos Bolivarianos, que se desarrollarán en Santa Marta entre el 11 y 25 de noviembre, al que tenían que asistir combinados de Venezuela, Panamá, Perú, Ecuador, El Salvador –como invitado– y el anfitrión, Colombia.

A muy pocos días de los Juegos, la novena ecuatoriana, que ha concurrido a casi todos esos torneos y que debe defender la medalla de bronce lograda en Trujillo y Lima en el 2013, no ha tenido ningún entrenamiento. ¿Cómo se puede participar en un certamen de esta magnitud sin tener ninguna preparación?

No hubo ningún selectivo. ¿Cómo se puede armar una selección nacional de esta forma? ¿Quiénes la escogieron? ¿Bajo qué parámetros y mediciones? ¿Se fundamentaron en alguna estadística que en gran medida determina a los mejores en cada posición? ¿Quiénes conforman el cuerpo técnico? Son preguntas que recorren el ambiente beisbolero ecuatoriano.

Los Bolivarianos están programados desde hace mucho tiempo, todos conocíamos las fechas y las sedes y se sabía que Ecuador tendía que estar presente. Los costos de esta participación los asume el COE y no lo aprovecharon bien. Esto es, sin dudas, una acción errónea.

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Los que revisaron la nómina tricolor se han quedado asombrados porque aparecen peloteros que no han tenido mucha acción y se deja de lado a otros gran nivel. Esto desencadenó una serie de molestias.

El Comité Olímpico, que avala esta participación bolivariana, deberá tener en cuenta estos reclamos de deportistas que han sido marginados. Ya no hay tiempo para corregir, se podría perder esta única intervención internacional de una selección en un torneo en el que Ecuador siempre fue protagonista, tal como en los Bolivarianos de 1965, cuando en acto especial el 21 de noviembre de hace 52 años fue inaugurado el estadio Yeyo Úraga con marco impresionante de público. (O)