Argentina está cada vez más cerca de acariciar un récord increíble: quedar afuera de un Mundial teniendo a Messi. A un Messi estratosférico como el que vemos cada semana en el Barcelona. Más que la tabla, lo dice el juego: así, no llega a Rusia.

Lo que va de un formidable entrenador (Tite) a uno elegido por descarte (Bauza). Esa es la verdadera explicación y la enorme diferencia existente, hoy, entre Brasil y Argentina, mucho más abismal que ese 3-0 estruendoso, aunque también piadoso que marcó el tablero del Mineirao. Porque es menester resaltar la misericordia de los “irmaos”: nunca apretaron el acelerador en serio, sino podrían haberse tomado desquite del 7-1 de Alemania. El tema es cómo hubiera hecho Argentina para anotar el 1.

Con Brasil y Argentina se puede trazar un paralelo perfecto a través de sus directores técnicos. Ambos asumieron tras la Copa América. Brasil venía de ser eliminado en primera ronda con Dunga, jugando mal (y feo); marchaba sexto en la Eliminatoria con 9 puntos (Uruguay y Ecuador lideraban con 13). Jairzinho y Rivelino habían declarado públicamente que por primera vez temían que la Verdeamarela no clasificara al Mundial. Argentina llegaba de Estados Unidos sin lucir, pero invicta y habiendo disputado la final. Estaba tercera en la carrera mundialista con 11 puntos.

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La parábola descrita por ambas selecciones desde que reanudaron la competencia el 1º de septiembre hasta hoy (dos meses y monedas) es como si uno corriera hacia el norte y el otro huyera hacia el sur: Brasil refloreció con un fútbol primaveral, cinco triunfos en cinco presentaciones, 15 goles a favor y 1 en contra. Jugando así, es nuevamente candidato principal a ser campeón del mundo. “Es un triunfo maravilloso, que inicia una nueva era del fútbol brasileño”, declaró eufórico Tostao tras el 3-0.

Como antítesis, si el fútbol de Martino era desabrido, este de Bauza es indigerible. Y no apenas en los resultados: una victoria, dos empates, dos derrotas, cinco goles marcados, ocho recibidos. El espanto es el juego: no hay un plan, una sola idea, una gota de imaginación, de chispa ofensiva, de orden, de ensamble, de robustez colectiva. Nada, cero. A un técnico obsesionado por cuidar su arco le marcaron ocho goles en cinco juegos. Bauza ha logrado agigantar la figura de Martino; no es poco. Martino acuñó aquello de que “la idea no se negocia”. En el campo, nunca supimos cuál era (la idea…)

“Y, pero la AFA es un caos”, se escucha, a modo de excusa. Sí, lo es. ¿Y la CBF…? El presidente (José María Marín) cayó preso, su sucesor sigue, pero no puede salir de Brasil porque lo pesca el FBI. La CBF había aprovechado que el clásico era en Belo Horizonte para hacer un homenaje a antiguas glorias mineiras, entre ellas, Tostao. El crack se negó a recibir cualquier distinción de dicha entidad. Porque no es un modelo de eficiencia, seriedad y trabajo la CBF. Simplemente, cuando advirtió que con Dunga se iba al tacho actuó rápido y eligió al mejor entrenador brasileño actual. Brasil fue eliminado en Boston el 12 de junio, Dunga fue cesado el 14 y Tite anunciado el 20. En cinco partidos el nuevo convirtió las broncas en alegrías. Todo exprés.

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Tite fue el conductor del Corinthians ganador de la Libertadores 2012, único campeón invicto de la historia de la Copa en torneos de doce o más partidos. Ganó ocho, empató seis, festejó 22 goles y lamentó cuatro. Y tuvo rivales duros: Cruz Azul, el Santos de Neymar, Vasco da Gama, Boca… Bauza también conquistó la Copa. Y con récord: dirigió a los campeones con menos triunfos de la historia: Liga (Q) 2008 (cinco victorias en 14 juegos, marca compartida con River 2015) y San Lorenzo 2014, apenas seis ganados en 14 salidas al campo. Es decir: le cuesta horrores ganar, hasta siendo campeón. Pero la Libertadores tiene sus peculiaridades: se superan fases apenas empatando, por gol de visitante, en definición por penales… Una eliminatoria es diferente, hay una tabla general y es preciso ganar. Además, una selección como Argentina exige ir al frente, ganar. Y para ello hay que atacar. Como todos sabemos, no es la característica de Bauza.

Tite y Bauza arrancaron el mismo día, con iguales obligaciones y los mismos tiempos de trabajo. Uno eyectó a su equipo, en el juego y en la tabla, Brasil está ya con un pie y medio en el Mundial faltando siete fechas; el otro lo derrumbó en el césped y en las posiciones. Dani Alves confesó hace un par de meses que en todos sus años de selección nunca había vivido un momento tan bonito como este: “Hay un gran ambiente en la Selección, dan ganas de estar, de ir, jugar, dar lo mejor”. No pasaba con Dunga, se dio con Tite. Además, cuando un equipo juega bien potencia a todos los jugadores. Mejoran. Es lo que acontece en Brasil. Al revés de Argentina, que los minimiza. Todos parecen ineptos. Y anímicamente parecen destruidos.

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Tite llegó y juntó a Coutinho con Neymar, le dio pista a un centrodelantero de 19 años que es la mayor promesa de Brasil: Gabriel Jesús. Brasil se soltó, muestra apetito ofensivo y una velocidad de crucero asombrosa, bellas combinaciones. Bauza, como Maradona, Batista, Sabella y Martino, también dice que hay que rodear a Messi, pero no lo hace. El rosarino entró con las manos limpias, era libre de elegir su plantel, hacer los cambios que quisiera. Convocó a los mismos nombres que Sabella y Martino y ahora está preso de ellos.

Hay nombres que a esta altura es inadmisible que continúen en la lista: Di María, Agüero, Mascherano, Biglia, Higuaín, Demichelis, Zabaleta, Lavezzi, Rojo, Romero... Gozan de un rótulo de estrellas no justificado. No lo son. El problema es el tiempo: quedan siete finales para Argentina. ¿Hacer un recambio ahora…? ¿Llamar jugadores para debutar en estas instancias…?

“Vamos a ser campeones del mundo”, declaró sonriendo Bauza el 15 de octubre. Si la idea era infundir optimismo, fracasó por carecer de sustento, este es un sentimiento que crece desde el juego, no desde el verbo. Se puede ser más cauteloso con los mensajes, el hincha se siente burlado. “Argentina clasifica seguro”, repiten los hinchas de los demás países. Es una afirmación sin base, apenas fundada en la tradición, no en la actualidad. Ningún indicador sugiere que vaya a clasificar, aun cuando se le dieron los resultados perfectos de sus competidores: empataron Colombia y Chile, cayeron Ecuador y Paraguay. El Paraguay que le había ganado con cierta autoridad a la Albiceleste en Córdoba perdió por goleada con Perú en la propia Asunción.

¿Todo se circunscribe a un problema de entrenador…? En un 90%, sí. Es el dueño de las decisiones, tiene todo el universo de jugadores nacionales para elegir, ordena su táctica preferida, es el que los prepara y los mentaliza, dispone de los mejores lugares de entrenamiento y de la máxima logística para desplazarse. La AFA es un caos, pero él trabaja sin perturbaciones. Tite arrancó desde la misma línea que Bauza.

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“El martes tiene que ganar sí o sí. O se va a tener que ir”, dicen que dijo un miembro de la Comisión Normalizadora sobre el futuro de Bauza. ¿O sea que si gana lo dejan…? ¿Qué cambiaría una victoria…? Por los técnicos hablan sus equipos. Bauza es esto, no esperen más. (O)