Por: Ricardo Vasconcellos R. | rvasco42@hotmail.com

Elmo Suárez, personaje popular de Guayaquil, fue ornamentalista, atleta. Jugó hockey en patines, fue gimnasta, equilibrista, artista de cine, bongocer y cantante.

Habría querido que esta columna saliera el 9 de octubre en conmemoración de la primera vez en que una parte de lo que luego fue Ecuador proclamó su auténtica libertad del colonialismo español, pero me he enterado que desde las alturas el 9 fue trasladado al 11, por lo que escribo como si fuera 9.

Publicidad

A 5.000 kilómetros de mi ciudad amada me inclino a soñar en mi diario caminar por el bulevar 9 de Octubre y extraño el saludo fraterno y el abrazo generoso de los muchos amigos que hacen estación en las intersecciones de la transitada avenida, casi todos ligados al deporte. Imagino que camino de este a oeste y en Pedro Carbo encuentro de frente la sonrisa cordial de Vicente Roca Dañín, mi compañero en los tiempos en que éramos jueces de boxeo, hace más de cuatro décadas. Luego Vicente fue presidente del comité de este deporte por largo tiempo. Ahora coincidimos también en la Asociación Barcelona Astillero, la entidad guardiana de la historia del ídolo.

En General Córdova destaca la figura de Rómulo Cucho Gómez, aquel gran volante y estupendo amigo que surgió al fútbol en 1954 en el 9 de Octubre y pasó luego a Emelec, con el que fue bicampeón del torneo local en 1956 y 1957 y campeón nacional en 1957. Fue seleccionado nacional y su palmarés registra el paso por Lanús, de Argentina, y Barcelona. En esa esquina Cucho aparece siempre acompañado de Ernesto Ñato Borja, ligado mucho tiempo al fútbol, Ramón Ruilova, mi condiscípulo de inolvidables días vicentinos, y mi antiguo amigo de Suc-Boy, Enrique Matamoros.

Poco más allá, en Chimborazo, estalla el grito, habitual modo de saludo de Elmo Cura Suárez, el personaje más popular de Guayaquil. Multifacético, fue ornamentalista, atleta, jugó hockey en patines, fue gimnasta, equilibrista, artista de cine, bongocero y cantante. Sus continuas ocurrencias son motivo de la carcajada colectiva que alegra la estancia en un grupo en el que figuran también Rafael Bolita Mejía –seleccionado nacional de básquet y ganador de nueve títulos en diez años con LDE– y Julio Arce, un excelente golero que estuvo en Barcelona, Deportivo Quito y otros clubes.

Publicidad

El jefe de esa poblada esquina es Alfredo Caramelo Alpretch, con quien fuimos jueces de natación y compartimos aquella hermosa confraternidad de la Piscina Olímpica.

La esquina noroeste de Escobedo acoge a lo que fue el histórico Boca-Nueve. El recorte de un árbol y el intenso sol porteño obligó a sus miembros a emigrar. Vicente Negro Carrillo es el personaje más habitual y por allí aparecen siempe Fausto Montalván, el gran capitán del Barcelona de la idolatría que venció a Millonarios, y Lucho Drouet, seleccionado nacional en 1955 y militante del 9 de Octubre de los años del viejo estadio Capwell. También son habitúes Alfredo Mancilla, campeón bolivariano de gimnasia olímpica, Vitucho González, que jugó en Everest, y últimamente Fernando Chino Freire, destacado beisbolista y futbolista de LDE, que ha vuelto de una estancia de cuatro décadas en Nueva York. Mancilla formó parte del Trío Marvel junto al Cura Suárez y Julio Rubira. Actuaban como equilibristas en los cines de Guayaquil en la época de los grandes espectáculos octubrinos.

Publicidad

La hoy despoblada esquina de Boyacá fue uno de los barrios más emblemáticos de nuestra ciudad y su recuerdo lo mantienen vivo dos de los fundadores, Carlitos Pástenes y el Cura Suárez. Boca-Nueve fue cuna de grandes deportistas. Hace poco recordábamos al inolvidable Justo Cuto Morán por cuyo testimonio sabemos que su carrera se inició jugando básquet con Gil Iturralde, Pedro Jiménez y Aurelio Jiménez en una cancha que existía en la Sociedad Hijos del Trabajo, a pocos pasos de Boca-Nueve.

En ese barrio nació el hockey en patines, un deporte del que poco se sabe hoy, pero que llevaba gran cantidad de público en los años 50 a la pista que hizo levantar el concejal Francisco Macías, exbasquetbolista del Oriente, vencedor del Flecha de Lima en 1934. Los programas los organizaba Guillermo Valencia León, Valenciano, un periodista cuya sapiencia hoy se extraña en medio de la mediocridad rampante.

Así aparecieron los primeros equipos: Boca-Nueve y Luq-Mor (Luque y Morro, hoy Rumichaca). Eran grandes partidos los que protagonizaron sus jugadores. Por Boca-Nueve alineaban Jaime Morán, Agustín Mata, Julio Rubira, R. Andrade, Enrique Medina, Roberto Jalón y el infaltable Cura Suárez, verdadero introductor de este deporte y famoso por su acrobático accionar. En Luq-Mor formaban Aurelio Panchana, el mejor arquero de esos inicios, Nolan Márquez, Carlos Simmonds, Holbach Pérez Febres-Cordero, Fernando de la Peña y Guillermo Morán.

Se formó también una serie de pibes y se los dividió en dos equipos. Por Yankees estaban Jaime Piña Rodríguez, quien después fue titular en la primera serie del indiscutido campeón Barcelona, dirigido por Paul Schuller; Guillermo Valverde, Jorge Dávila, Manuel Suárez, César Bardelllini, Guillermo Drouet, Ismael Mendoza y Alfredo Avilés, mi compañero de barrio fallecido muy joven en un accidente aéreo. En Halcones alineaban Noboa, Carlos Solórzano, Paladines, Santos, Encalada y Freddy Astudillo.

Publicidad

Muchos nombres se quedan sin mencionar por cuestiones de espacio, pero hay que decir que nada se compara a ese alegre caminar por 9 de Octubre, la calle de la amistad verdadera y los recuerdos inextinguibles.

Nada se compara a ese alegre caminar por 9 de Octubre, la calle de la amistad verdadera y los recuerdos inextinguibles ligados al deporte.