Para Carmen Matamoros, la perfecta combinación de granos, especias, leche, queso y bacalao es lo que diferencia la fanesca de su abuela de otras. Ella y Vilma Sánchez, conocida por su clientela como mamá Yuya, tienen un negocio de preparación y entrega a domicilio de todo tipo de comidas criollas.

Para esta época ambas mujeres, abuela y nieta, se dedican a la preparación de la fanesca, que tradicionalmente se sirve durante la Semana Mayor o Semana Santa.

Mientras que Matamoros se encarga de conseguir clientes y de la parte administrativa del negocio, mamá Yuya con su sazón inigualable prepara alrededor de 500 litros del delicioso platillo para ser entregados solo en Jueves Santo.

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Aunque nunca ha tenido un local, la fanesca de Yuya siempre ha sido muy solicitada. En su casa, ubicada en la 24 y la K, todos los años ella prepara tres grandes ollas de fanesca, que por tradición las entrega a los empleados del hospital del IESS, en el sur y en la Caja del Seguro, en el centro, en estos lugares laboran sus hijas, quienes también le ayudan a vender las tarrinas de 1 litro de fanesca en cinco dólares.

La jornada de entrega para estas mujeres empieza a las 10:00. Cuentan que se desocupan máximo a las 14:30 para asistir a la eucaristía de la tarde en la iglesia Cristo del Consuelo, a donde Yuya asiste religiosamente.

Según cuenta Yuya, en esos dos lugares su fanesca no puede faltar. “Hay años que digo que no voy a preparar más, pero me llaman los clientes que tienen años conmigo y no me les puedo negar”, dijo entre risas mamá Yuya el martes pasado, mientras separaba los granos para el platillo.

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Cuando empezó a repartir comida, Yuya aún estaba a cargo de su madrina Paquita y tenía apenas 15 años. Ella cuenta que quien la alentó a aventurarse en el negocio fue su madrina, ya que ella laboraba en el IESS. Se inició con unos sánduches y luego con platos más fuertes.

Pero fue solo hasta que tuvo 20 años que se vio en la necesidad de hacer de la venta de comida su forma de subsistencia, lo que le abrió oportunidaes de salir adelante a su familia. “Me decían que yo cocinaba muy bien y con esto he educado a mis hijos y nietos, todos son profesionales”, dijo la mujer que entrega fanesca a domicilio desde hace 40 años.

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Yuya recordó que aprendió a preparar la fanesca a los 8 años. Hoy, a los 76 años, cree haberla perfeccionado, y que su mayor secreto para la prosperidad de su negocio es el amor. “Si las cosas se hacen con amor las bendiciones vienen por si solas”, enfatizó Yuya.