El intenso aguacero que soportó la ciudad desde las 17:30 del sábado hasta la madrugada de ayer causó la muerte de dos personas, la anegación de más de quince sectores y la caída de un puente en Nueva Prosperina y de once casas de caña.

Edwin Villavicencio Lazo, de 18 años, murió ahogado la noche del sábado en el estero Salado, en la cooperativa Esmeralda Libre, en Las Malvinas.

El padre del joven, Froilán Villavicencio, contó que en ese lugar su hijo practicaba fútbol con amigos y uno de ellos lo invitó a jugar en el estero, pero él no sabía nadar. Luego de una hora de búsqueda, los vecinos hallaron el cadáver de su hijo, quien meses atrás se había incorporado de mecánico.

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La segunda víctima fue Arturo Anselmo Sigcha Sisalima, de 49 años, quien murió electrocutado la noche del sábado dentro de una bodega de una empresa, en el km 10,5 de la vía a Daule.

Testigos indicaron que la fuerte lluvia causó que el agua ingresara a la bodega y al área de maquinaria de esa compañía, Sigcha, que se encontraba en el sitio, recibió una descarga eléctrica que le habría causado la muerte. Es velado en la mz. 245 de Flor de Bastión.

Uno de los sectores más afectados por el temporal fue Monte Sinaí. A las 18:30 del sábado las calles parecían ríos. Cinco casas de caña ubicadas en la orilla de una zanja colapsaron dos horas después. “La corriente era fuerte, como el agua entraba a mi casa yo salí y ahí fue cuando el piso de mi hogar se hundió con todas mis cosas, solo logré sacar algo de ropa y una grabadora. Lo demás lo perdí, hasta mi cocina que era nueva”, dijo Luis Vera, quien habita diagonal a la estación de la 132.

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Mientras veía a unos vecinos retirar escombros que taponaban el canal, Vera recordó que a las 21:00 acudió la Policía en una lancha para tratar de salvar sus pertenencias. Él vivía solo. En esa zona otras cuatro casas se desplomaron.

“Si esperaba más tiempo nos podíamos ahogar. Mi esposo estaba trabajando, salimos con vida gracias a Dios. Me asusté cuando vi que el agua empezó a subir rápidamente. A la casa de una vecina se le veía solo el primer piso, la planta baja estaba bajo el agua”, dijo María Arteaga, de 23 años, moradora damnificada, quien recuerda que a las 19:00 y con el agua hasta la cintura decidió llevar a sus tres hijos, de 7 y 4 años y de 7 meses, a la casa de su madre ubicada en una zona más alta.

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A pocos metros están los habitantes de El Chibón, donde más de diez familias resultaron afectadas. “Tuve que salir con mi esposa y cuatro hijos hasta la casa de una cuñada. Perdimos enseres, colchones, ropa, todo”, sostuvo Abel Torres.

“Ahora (12:00 de ayer) están militares ayudando a sacar las pocas cosas que nos quedan. Los del COE también vinieron pero nada dijeron, si vendrán a traernos vituallas o qué lugares están disponibles para refugiarnos”, dijo Sandra Chila.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ofreció su templo como albergue. Hay cinco familias del sector, quienes unieron las sillas de madera de la iglesia para formar camas y pernoctar. Otros moradores les donaron prendas.

En Sergio Toral III, dos de las vías principales parecían ríos. La noche del sábado el nivel del agua pasaba el metro de altura. En Valle de la Germania, en Los Vergeles llegó a 1,50 m.

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Johanna Peña junto a sus hijos de 11, 10 y 5 años salieron por el patio, a través de una escalera que da hacia el patio de otro vecino, el cual los apoyó y dio albergue. “La refrigeradora, ollas y demás enseres navegaban en la casa, el agua nos daba al pecho”, dice, mientras observaba los juguetes de sus hijos flotar en su vivienda.

A la 01:16 y de esta zona, Wilmer Gómez, su esposa y tres hijas, de 13, 9 y 5 años, se refugiaron en el centro Zumar, en Mucho Lote. Siete horas después volvieron a su domicilio.

En Flor de Bastión, etapa 1, hubo deslizamiento de tierra, lo que pone en peligro cuatro casas en la cima del cerro. “Si llueve de nuevo se van a caer nuestras casas, solo en dos familias hay ocho niños y cuatro adultos”, indicó Verónica Vanegas.

En la cdla. Bellavista hubo deslizamiento de tierra atrás de la Universidad Católica.

En el cerro San Eduardo una avalancha de lodo y un árbol terminó de tumbar un muro de la casa de Sonia Rodríguez, ya afectada hace una semana.

En Socio Vivienda (frente al colegio réplica Vicente Rocafuerte) los domicilios se inundaron y dañaron electrodomésticos, pese a que sus dueños construyeron pequeños muros para contener el agua. Amelia Cabrera, debió situar a sus perros sobre una mesa para evitar que se ahogaran, sus enseres nadaban en su sala. Al lado, un gabinete también sufrió importantes daños materiales.

Fueron, además, afectadas Las Orquídeas, Sergio Toral 1 y 2, Flor de Bastión (bloques 4 y 8), El Fortín (bloque 1), Florida Norte, Voluntad de Dios, Los Ceibos, Urdesa, entre otras zonas.
 

Varios sectores

Carlos Naranjo, técnico del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), reveló que entre las 15:00 del sábado y la misma hora de ayer en el aeropuerto José J. de Olmedo se midió 100 mm de agua (que equivale a unos 100 litros por m²); en la U. de Guayaquil, 120 mm; y en el Puerto Marítimo, 40 mm. La cifra más alta cayó en Indulac (14½ de la vía a Daule), 160 mm.