Alianza PAIS incluso se ocupó de gestionar cambio de luminarias públicas dañadas en los barrios.

El mapa electoral se pintó de verde el pasado 17 de febrero. El presidente Rafael Correa logró la reelección en primera vuelta con el 56,71% de votos, venció en 23 de las 24 provincias del país y su movimiento, Alianza PAIS, consiguió dos terceras partes de la Asamblea.

Al oficialismo otros grupos políticos lo cuestionan por el método usado en la asignación de escaños en las provincias (D’Hondt, por considerarlo concentrador) y porque dicen que se usó maquinaria estatal durante la campaña. Más allá de las críticas, en AP resaltan que cumplieron su cometido: consolidar su presencia a nivel nacional y que la gente votara por un proyecto político.

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La clave fue armar directivas en 24 provincias y el exterior, medir con encuestas la aceptación y transmitir un mensaje único a través de los Comités de la Revolución Ciudadana (CDR): “De principio a fin, todo, todito 35”.

Esa fue solo un parte de la estrategia para la campaña. El trabajo territorial y de estructura comenzó formalmente en el 2010. Ximena Ponce, del buró político de AP y candidata a asambleísta, cuenta que la primera convención nacional de AP, realizada en noviembre de ese año, marcó el inicio de una estructuración nacional, a la que le atribuyen gran parte del “triunfo de la revolución”.

Luego vinieron convenciones en provincias para armar allí las directivas o formalizar las que estaban. De pequeños grupos de simpatizantes pasaron a tener mínimo 34 integrantes en cada provincia y en Pichincha, 151.

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“Eso hizo que cuando saltamos a la campaña se activaran las instancias que ya se habían venido fortaleciendo”, dice.

Con la estructura puesta se centraron en un trabajo territorial con los CRC y tácticas de propaganda para hacer conocer a los candidatos. Una de estas era que en las vallas y propaganda aparecieran siempre en grupo por la circunscripción electoral o provincia que representaban y luego usar la imagen de una plancha para impulsar el voto por la lista.

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“Teníamos sondeos de las provincias donde había menos acogida y dónde había que reforzar trabajo”, cuenta un miembro cercano a la directiva. Por eso, si bien Correa visitó las cuatro regiones, centró sus recorridos en diez provincias de la región Interandina.

Los resultados de la consulta popular del 2011 marcaron parte de la ruta: Bolívar, Carchi, Chimborazo, Cotopaxi, Loja, Morona Santiago, Napo, Orellana, Pastaza, Tungurahua y Zamora Chinchipe se pronunciaron por el No.

Allí tuvieron que clarificar el mensaje, dice Ponce, porque mucha de la gestión del Gobierno era atribuida a otras agrupaciones. La fuerza territorial y el puerta a puerta ayudaron a revertir el panorama. En todas esas provincias ganó Correa, menos en Napo (donde se crió y vivió el expresidente Lucio Gutiérrez, que fue quien obtuvo más votación allí) y en todas tendría la mayoría de asambleístas. En Cotopaxi, por ejemplo, sacaría 3 de 4.

En Cañar, Galápagos, Pichincha y Sucumbíos, donde el Sí ganó con estrecha diferencia, también se reforzó la presencia de Correa. Fue el único candidato que visitó la región Insular y que eligió a Pichincha para cerrar su campaña.

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Los trackings electorales, que permiten medir variaciones o tendencias de determinados temas, fueron los más usados para saber el crecimiento que iba teniendo el binomio. Por estos, cuenta Raúl Patiño, candidato de AP por el distrito 1 de Guayas, ya sabían tres semanas antes de la elección que la votación en esta provincia se había incrementado el 20% con relación a las elecciones del 2009.

En Guayas se trabajó con base en los comités estructurados desde la primera elección de Correa (2006) y que funcionan por manzanas, sectores, circuitos, distritos. En Guayaquil hay 26.000 mil coordinadores de manzanas, que responden a un coordinador de sector y de distrito. “En vez de tener cinco caciques, dijimos vamos a tener 500 equipos; y, en vez de una persona encargada de medio millón de personas, vamos a tener 500 equipos de 5.000 personas, que significan 1.000 familias o aproximadamente 40 manzanas”, cuenta Patiño.

Cada coordinador tiene la responsabilidad política de esas 40 manzanas y, dada la cercanía, eso les permite relación directa con la gente del barrio y ahorro de movilización. Los recorridos se hacen a pie para entregar afiches, explicar los 10 ejes de la revolución y, en caso de campaña, para promover el plan de 35 propuestas y el voto en plancha. Hicieron miles de folletos de las 10 revoluciones.

Adriana de la Cruz, candidata del distrito 1, cuenta que la organización territorial permitió llegar a la gente con conversatorios populares. Se hicieron diez en el Guasmo, Trinitaria y el suburbio. “Servían para receptar las preocupaciones de la gente y decirles que sus propuestas iban a ser canalizadas en la Asamblea, que se trabajará desde la realidad de ellos”.

En el distrito 4 del Guayas, que agrupa a los cantones, se trabajó diferente. Liuba Cuesta, candidata de Naranjal, donde Correa retomó sus enlaces, dice que los militantes abrieron sus casas para poner comités y que se organizaron en las parroquias rurales para difundir el voto en plancha. “Se hizo un trabajo de hormiga que quizás no se vio, pero el más importante era llevar la información de los beneficios que el Gobierno había llevado a zonas rurales, como vivienda, educación y atención a los discapacitados”.

Solo en Naranjal se establecieron 15 CRC en la parroquia San Carlos, 8 en Santa Rosa de Flandes, 5 en Jesús María y 12 en la zona urbana. En la circunscripción 4, los cinco escaños se los llevó PAIS.

Patiño dice que parte del trabajo es ocuparse de los problemas de la gente. Y cita un ejemplo. En el distrito 1 de Guayas la principal preocupación de la gente es la seguridad. Pidieron a los grupos que en cada sector se haga el inventario de los postes cuyas luminarias no funcionaban. Encontraron más de 3.000 y llevaron el listado, con el número de poste, a la Empresa Eléctrica. Lo hicieron a través de las asociaciones de participación ciudadana (hay 9 en Guayaquil) que son promovidas por AP y hasta ahora les siguen reemplazando las lámparas.