“La gran literatura del realismo social ha sido siempre catalogada como una literatura masculina. Todos los grandes nombres han sido de escritores. Es hora de que la crítica revise los textos de Nela Martínez, desperdigados en las revistas de la época, para que redescubra a una autora que aportó mucho al movimiento”, señala la escritora Gabriela Alemán.

La autora sostiene, asimismo, que la prosa poética de Nela se evidencia en la extensa correspondencia que mantuvo con Gallegos Lara, tanto en la etapa de enamorados como cuando fueron un matrimonio. “Tuve el privilegio de leer el espistolario para preparar el preámbulo de la selección que el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural editará próximamente. Los que se quieran acercar a su faceta de escritora, encontrarán allí una fuente invaluable”, manifiesta Alemán.

Se sostiene que en la novela Las cruces sobre el agua, que narra la matanza obrera del 15 de noviembre de 1922 en Guayaquil, escrita por Gallegos Lara, uno de los personajes, Violeta, está inspirado en ella. En su autobiografía, Nela explica que no está segura de ello. “Según algunas personas cercanas a nosotros, ella podría ser un intento de definirme, pero probablemente es alguna mujer de la Costa, a quien pudo situar con más derecho en el texto (probablemente Olga Herrería)”, anota. Fue la pareja de Gallegos Lara tras la separación de ambos. Luego del divorcio, Nela siguió con su militancia, con su lucha. Fue madre soltera, cuando la sociedad señalaba y condenaba ese hecho (su primer hijo es Leonardo Paredes) y, posteriormente, conoció al que sería su definitivo amor, esposo y padre de sus tres hijos: el francés Raymond Meriguet, quien con disciplina fue reuniendo y documentando las huellas de la participación social de su compañera, la activista que fundó la Alianza Femenina Ecuatoriana, otras asociaciones y, además, presidió el Frente Continental de Mujeres por la Paz, que tenía su sede en Cuba, un país al que amó tanto y en el que falleció, después de una larga enfermedad, el 30 de julio del 2004, a los 92 años. Parte de sus cenizas están allá y la otra parte en su país de origen.

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Alexandra Ayala destaca de Nela ese acercamiento que tuvo con los grupos marginados –fue amiga y compañera de lucha de la líder indígena Dolores Cacuango, con la que fundó la Federación Ecuatoriana de Indios–, peleó por la participación y la inclusión de la mujer y también buscó y exaltó a sus antecesoras.

Sostiene que fue ella la que ubicó a Manuela Sáenz en el sitial que le correspondía en la historia. “De hecho la llamó Colibertadora. Rechazaba esa denominación que se le dio de Libertadora del Libertador”, señala Ayala, a la vez que menciona que fue Nela, quien conoció al escritor Pablo Neruda en uno de sus viajes al exterior –cree que en París–, la que le habló al Nobel de Literatura chileno de la importancia de Sáenz, lo que sirvió de germen para que el laureado bardo escribiera luego uno de los poemas más hondos y sentidos sobre esta mujer: La insepulta de Paita.

“Nela Martínez era tan especial que pienso que no se ha contado realmente lo que ella vale”, señala Patricia León. Fue una de las grandes del siglo XX ecuatoriano. El centenario del natalicio de esta guerrera, a la que le gustaba autodenominarse pájaro, quizá sea un buen momento para redescubrirla.

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Datos
Para acercarse a la vida de Nela Martínez puede acudirse al libro Yo siempre he sido Nela Martínez Espinosa, una autobiografía hablada, publicada en el 2006.

Cuentos de la autora se incluyen en dos antologías realizadas por la crítica literaria Cecilia Ansaldo Briones: Cuento contigo y cuentan las mujeres.

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Algo de la vida y militancia de Nela Martínez se novela en la obra Entre Marx y una mujer desnuda, del escritor Jorge Enrique Adoum, llevada luego al cine por el realizador Camilo Luzuriaga.